La Naciones Unidad agiliza intensas consultas a nivel global para elaborar un compromiso medioambiental más contundente, que evite la pérdida de biodiversidad de cara al 2030. El propósito no es solo acompañar las metas del Acuerdo de París sino hacerlas realidad. En su ambiciosa propuesta, la ONU prevé reducir diez veces la tasa actual de extinciones.
La Organización y varias de sus agencias adelantan políticas en defensa del ambiente, que simulen un muro de contención a la crisis climática. Este nuevo paso incluye, un esfuerzo mayor en la protección de hábitats en franco deterioro, la mejora de la calidad del agua. Así como el control de especies invasoras y la protección de la conectividad.
Más específicamente, las conversaciones pretenden eliminar la contaminación plástica y reducir el uso de pesticidas en dos tercios. También recortar a la mitad la tasa de introducción de especies invasoras y eliminar 500 mil millones de dólares (£ 360 mil millones) de subsidios gubernamentales ambientales dañinos al año.
Estos aspectos se encuentran contenidos en un nuevo borrador de la ONU, sobre pérdida de biodiversidad. Los desafíos establecidos por la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica también contemplan proteger al menos el 30% de los océanos y la tierra del mundo.
El último borrador del acuerdo es consecuencia de negociaciones científicas y financieras virtuales registradas en mayo y junio. El texto será analizado por los gobiernos antes de una cumbre clave en la ciudad china de Kunming, donde se presentará el texto final
Junto con los objetivos preliminares para 2030, los nuevos objetivos para mediados de siglo incluyen reducir diez veces la tasa actual de extinciones. Mejorar la integridad de todos los ecosistemas, valorar la contribución de la naturaleza a la humanidad y proporcionar los recursos financieros para lograr la visión.
La ONU y una importante reducción de extinciones
La propuesta de la ONU tiene varios focos, entre ellos, la reducción de extinciones, de contaminación de plásticos y del uso de pesticidas.
Basile van Havre, copresidente del grupo de trabajo del CDB responsable de redactar el acuerdo, dijo que los objetivos se basaron en datos científicos recientes. Añadió a The Guardian que, si se adopta, podría representar un cambio significativo en la agricultura mundial.
“El cambio está en camino (en la producción de alimentos)”, dijo. “Seremos muchos más en 10 años y necesitarán ser alimentados. Así que no se trata de disminuir el nivel de actividad. Se trata de aumentar la producción y mejorar la naturaleza”.
Asimismo, indicó que “reducir la escorrentía de nutrientes a la mitad, el uso de pesticidas en dos tercios y eliminar la descarga de plástico: son grandes metas. Estoy seguro de que van a llamar la atención ya que presentan un cambio significativo, particularmente en la agricultura”.
El mes pasado, Van Havre advirtió que el mundo se estaba quedando sin tiempo para un acuerdo ambicioso en Kunming, tal vez para la primera mitad de 2022. Es parte de una ambición de varias décadas de vivir en armonía con la naturaleza para 2050.
Los científicos han advertido que la humanidad está provocando la sexta extinción masiva en la historia del planeta, impulsada por el consumo excesivo de recursos y la superpoblación. Un millón de especies están en riesgo de extinción en gran parte debido a las actividades humanas, según la evaluación de la ONU, que amenazan el funcionamiento saludable de los ecosistemas que producen alimentos y agua.
“No controlamos lo que está sucediendo en la agenda del cambio climático, pero la ciencia nos dice que esto es lo que podemos aportar a los problemas”, dijo Van Havre. “El desafío será cómo hacemos la contabilidad de carbono”.
Metas ambiciosas, ¿poco realistas?
Otros objetivos contenidos en la propuesta de la ONU incluyen los esfuerzos para restaurar los hábitats marinos y de agua dulce, además de la reducción de extinciones y de contaminación de plásticos.
Además, estiman mantener la diversidad genética de las especies silvestres y domesticadas, aumentar los flujos financieros hacia los países en desarrollo. También mejorar las divulgaciones comerciales sobre cómo sus actividades dañan el medio ambiente. Y respetar los derechos de las comunidades indígenas en la toma de decisiones sobre biodiversidad.
El profesor Sir Robert Watson, quien anteriormente dirigió las organizaciones científicas de la ONU para el clima y la biodiversidad, acogió con satisfacción el proyecto de objetivos. Pero advirtió que algunos eran poco realistas y difíciles de medir. Los gobiernos no han logrado cumplir plenamente los objetivos para detener la destrucción de la naturaleza durante décadas consecutivas. Incluidos los objetivos para la década de 2010, que se conocen como los objetivos de Aichi.
“En general, el documento reconoce y aborda todos los problemas clave, al igual que los 20 objetivos de Aichi. La pregunta es si los gobiernos pueden establecer objetivos nacionales y marcos regulatorios y legislativos apropiados. Para permitir que los otros actores, especialmente el sector privado y las instituciones financieras, desempeñen su papel”, dijo Watson, quien ocupó altos cargos en el gobierno del Reino Unido, NASA y BM.
Elizabeth Maruma Mrema, secretaria ejecutiva del CDB, precisó que “se requiere una acción política urgente a nivel mundial, regional y nacional para transformar los modelos económicos, sociales y financieros. De modo que las tendencias que han exacerbado la pérdida de biodiversidad se estabilicen para 2030. Y permitan la recuperación de ecosistemas naturales en los próximos 20 años, con mejoras netas para el 2050”.
Una vez alcanzado el acuerdo final será adoptado por las 196 partes del CDB.
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