Aunque gobiernos y ciudadanos tratan de remar a favor del bienestar del planeta y su sostenibilidad, Naciones Unidas instó a prepararse ante efectos climáticos más perniciosos en el corto plazo. La ONU estableció un plazo de cinco años para que todos los rincones del mundo cuenten con sistemas de alerta temprana.
El propósito del exhorto es “potenciar la capacidad de predicción” frente al cambio climático y los fenómenos naturales extremos. En beneficio de todas las formas de vida y, en especial, salvaguardar a las poblaciones.
La ONU encargó a la Organización Meteorológica Mundial elaborar un proyecto que se presentará en la cumbre del clima COP27 en Egipto. Con el fin de lograr que esos servicios alcancen una cobertura mundial.
Existen dos tipos de sistemas de alertas tempranas. En fenómenos de origen hidrometeorológico, tales como borrascas, tormentas, vendavales, ciclones tropicales, inundaciones, sequías. O de origen geológico como movimientos en masa, actividad volcánica, sísmica, tsunami, erosión fluvial y costera. También la acción del hombre.
«La alteración del clima causada por las actividades humanas afectan gravemente a todas las regiones. En el informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se expone el sufrimiento que están produciendo. Si aumenta el calentamiento global, también lo hará la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos», afirmó António Guterres.
Un tercio de la población mundial, principalmente en los países menos adelantados y en los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), no cuentan con la protección de estos sistemas. En África, la situación es aún peor, dado que el 60 % de las personas carecen de toda cobertura.
«Es inaceptable, sobre todo si se tiene en cuenta que los efectos del clima se van a agravar aún más», dijo el secretario general de Naciones Unidas.
El alcance de los sistemas de alerta temprana
Los sistemas de alerta temprana permiten seguir de cerca las condiciones atmosféricas en tiempo real, tanto en tierra como en el mar. Y pronosticar eficazmente los fenómenos meteorológicos y climáticos que se producirán mediante avanzados modelos numéricos informatizados.
Estos servicios deben comprender planes de respuesta acordados para gobiernos, comunidades y personas al objeto de minimizar los impactos previstos. También deben tomar en consideración las enseñanzas de fenómenos pasados, con el fin de mejorar y anticipar las acciones.
«Las alertas tempranas y la acción temprana salvan vidas. Por ello, la ONU encabeza esta iniciativa para velar porque cada persona esté protegida por estos sistemas en un plazo de cinco años”, señaló el secretario general.
Las olas de calor, las sequías y los incendios forestales son más intensos. Hay más vapor de agua en la atmósfera, y ello provoca lluvias extremas e inundaciones mortales. El calentamiento del océano alimenta tormentas tropicales más potentes y el aumento del nivel del mar multiplica sus consecuencias. Debemos estar advertidos y protegidos, insistió.
En los últimos 50 años (1970-2019) se ha producido, de media, casi un desastre diario de naturaleza meteorológica, climática o hidrológica. Cobrando la vida de unas 115 personas y generando pérdidas diarias valoradas en cerca de 202 millones de dólares, según un informe de la OMM de 2021 en el que se recogen estadísticas sobre desastres.
«Debemos potenciar la capacidad de predicción en beneficio de todos y debemos lograr que todo el mundo pueda adoptar estas medidas», dijo.
Salvar vidas
En el emblemático informe de 2019 de la Comisión Global de Adaptación, denominado “Adaptación ya”, se llegó a la conclusión de que los beneficios derivados de los sistemas de alerta temprana multiplican por más de diez la inversión realizada. El mayor retorno de la inversión de entre todas las medidas de adaptación contempladas en el informe.
El documento precisó que basta con emitir con 24 horas de antelación un aviso de tormenta u ola de calor para reducir los daños consecuentes en un 30 %. Y que invertir 800 millones de dólares en sistemas de ese tipo en países en desarrollo evitaría pérdidas anuales de entre 3.000 y 16.000 millones de dólares.
Con todo, a pesar de estos beneficios, una de cada tres personas en el mundo sigue sin estar cubierta por servicios de alerta temprana. En África la proporción de personas sin cobertura es casi el doble. Asimismo, las personas vulnerables se ven afectadas de forma desproporcionada.
El gobierno del Reino Unido, que presidió la COP 26, y el gobierno de Egipto, que presidirá la COP 27, reiteraron los llamamientos a los países desarrollados para que cumplan un compromiso fundamental. Como es multiplicar al menos por dos sus contribuciones a la financiación climática antes de 2025. Esto, con el objetivo de lograr un equilibrio entre la financiación de la adaptación y la destinada a la mitigación.
La OMM liderará la iniciativa para que los servicios de alerta temprana alcancen una cobertura mundial en cinco años.