A un mes del derrame petrolero en la refinería La Pampilla, ubicada en Ventanilla, un distrito aledaño a Lima, persisten los efectos residuales nocivos que provocan la muerte de peces y aves. También el desplome en la actividad pesquera y turística que deviene en desolación. La ONU, al concluir su trabajo de acompañamiento y supervisión del derrame de crudo en Perú, elaboró un informe. Advirtió que “la contaminación de las zonas costeras y del lecho marino podría tener un impacto negativo de largo plazo. Especialmente en especies como mariscos o conchas”.
La misión multidisciplinaria de Naciones Unidas reiteró, junto al Ministerio del Ambiente de ese país, que se trata del “peor desastre ecológico que ha afectado a Perú en su historia reciente”. Al menos 11.900 barriles de petróleo derramado han cubierto más de 1.400 hectáreas de mar y tierra. Así como más de 500 hectáreas de reservas de fauna marina en áreas naturales protegidas. El caos ambiental ha alcanzado las costas de cinco distritos al norte del punto de derrame. Estimándose la contaminación de cerca de 80 kilómetros de costa”.
Las áreas de mayor acumulación actual de petróleo son las estrechas bahías rocosas (entre Ventanilla y Chancay) y las estructuras artificiales que actúan como trampas para el crudo, dijo la ONU. Estas zonas podrían ser una fuente de contaminación secundaria a mediano plazo.
Sugirió el informe que esta contaminación y otros factores de riesgo, “deben ser monitoreados”. A los efectos de “determinar el momento en el cual sea saludable abrir las playas y consumir los productos marinos”. Circunstancias que se mantienen suspendidas.
Sin dudas, el impacto en la vida silvestre y los recursos naturales, afecta duramente a las familias que viven de la pesca como aquellas dedicadas al turismo.
La ONU sobre derrame de crudo en Perú
En esa amplia zona costera no se ha recobrado la normalidad. Se observan funcionarios y voluntarios en mares y orillas recogiendo todavía residuos de combustible. Mientras miles de pescadores deambulan si empleo tras un mes del derrame de crudo frente a una refinería de Repsol.
El recojo del petróleo de uno de los mares más biodiversos del mundo continúa lentamente, informaron las autoridades. No se ha recogido la mitad de los 11.900 barriles vertidos sobre el Pacífico ocurridos el 15 de enero en una de las boyas de la refinería La Pampilla, frente a Lima.
“No tenemos respuesta de nadie, sólo nos dan migajas”, dijo a The Associated Press el pescador Ricardo Estrada. Parado en el muelle de Ancón, una de las 24 playas contaminadas en la costa del Pacífico de Perú.
La playa, que cuenta con un malecón turístico fundado hace más de un siglo, se mostraba repleta de personas entre enero y marzo, ahora está desolada. “Esto parece una catedral vacía”, comentó Estrada.
Entretanto, la ONU en su informe sobre el impacto del derrame de crudo en Perú, denunció que “a la fecha no se evidencia que se haya producido una evaluación de daños y necesidades de la población. Es importante conocer el impacto por lucro cesante, y tener una idea del género, edad y ubicación de la población en necesidad”. Para diseñar planes de asistencia y de recuperación socioeconómica.
Además, de la contaminación y las dificultades laborales, Estrada señaló que a pesar de la recolección de petróleo “los animales se siguen muriendo”. El gobierno registra unas 1.200 aves cubiertas de crudo: cormoranes, guanayes, piqueros, pingüinos de Humboldt, pelícanos y gaviotas. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas dijo que otras 260 aves fueron halladas muertas.
Sin aclararse las responsabilidades
En medio del gran desastre ecológico, el presidente Pedro Castillo ha cambiado tres veces de ministro del Ambiente. Uno de ellos, un maestro de geografía sin experiencia que duró tres días en el cargo.
El actual titular de ese despacho, Modesto Montoya, denunció que la empresa Repsol no ha recogido ni el 20 % de los 11.900 barriles de petróleo derramados al mar. Por tal motivo, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), adscrito a ese ministerio, impuso tres multas coercitivas a la refinería de Repsol por 1.380.000 soles, unos 363.157 dólares.
Por el incumplimiento de tres de las 14 medidas administrativas ordenadas: identificación de las zonas afectadas por el derrame, limpieza de las zonas afectadas, y contención y recuperación de hidrocarburos.
Miriam Alegría, presidenta encargada del OEFA, señaló que “las multas coercitivas impuestas por el OEFA no son apelables. Y tienen un plazo de 7 días hábiles para ser pagadas, en caso de no hacerlo procederá la cobranza coactiva de manera inmediata”.
A la fecha, Repsol insiste en que el derrame petrolero se produjo mientras se descargaba crudo desde el buque italiano Mare Doricum.
Pero Fratelli d’Amico Armatori S.p.A, empresa propietaria del buque, manifestó a The Associated Press que “es importante que no proporcionemos ninguna información incorrecta o engañosa. Nuestra evaluación de las pruebas es que todos los protocolos y procedimientos a bordo fueron seguidos por el buque en el momento de la descarga”.
El buque se encuentra frente a las costas peruanas incautado por las autoridades peruanas. La refinería La Pampilla de Repsol es la más importante de Perú y abastece de combustible al 40% del país.
La ONU aseguró que el apoyo al Gobierno y otros fondos y programas de Naciones Unidas continuarán en Perú para solventar la crisis por el derrame de crudo.