La Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios asignó 100 millones de dólares en fondos de emergencia para 7 países en riesgo de hambruna en África y Oriente Medio. Los conflictos internos y la pandemia elevan las precarias situaciones de la población de esas regiones.
El organismo repartirá 80 millones de dólares entre Afganistán, Burkina Faso, Congo, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen. Los 20 millones restantes los destinará a “acciones anticipadas en la lucha contra el hambre en Etiopía”. A principios de mes hubo combates letales en la región rebelde de Tigray, en el norte.
Los fondos se entregaron junto con la advertencia de que sin una acción inmediata, la hambruna podría ser una realidad en los próximos meses. Especialmente en zonas de Burkina Faso, el noreste de Nigeria, Sudán del Sur y Yemen. Sería la primera vez desde 2017 que se declararía hambruna en localidades de Sudán del Sur.
«La perspectiva de un regreso a que las hambrunas sean un lugar común sería desgarradora y obscena. En un mundo donde hay comida más que suficiente para todos», dijo Mark Lowcock, secretario adjunto de Asuntos Humanitarios y coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU.
“Nadie deber ver un deslizamiento hacia la hambruna como un efecto secundario inevitable de esta pandemia. Si sucede es porque el mundo lo ha permitido. La hambruna se puede evitar. Pero tenemos que actuar a tiempo. En este momento, más dinero para la operación de ayuda es la forma más rápida y eficiente de apoyar los esfuerzos de prevención de la hambruna», indicó.
Los 80 millones de dólares del fondo de emergencia se distribuirán a través de la programación de efectivo y cupones. Una de las formas más eficientes, flexibles y rentables de ayudar a las personas que lo necesitan con urgencia. Estará dirigido a los más vulnerables, en especial a mujeres y niños, y personas con discapacidad.
ONU, recursos para evitar hambruna y pobreza
Durante casi 25 años, la pobreza extrema se mantuvo en una tendencia decreciente. Ahora, por primera vez en el transcurso de una generación se ha incrementado. Se debe, principalmente, a la pandemia, conflictos y cambio climático que enfrentan todos los países, pero particularmente aquellos con una numerosa población pobre.
El Banco Mundial prevé que el aumento de la pobreza extrema de 2019 a 2020 será el más importante de todo el periodo desde que la entidad financiera hace seguimiento al indicador. Y coincide con la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios: hay que atenderla con prontitud a los países en riesgo de hambruna.
En las últimas décadas el número de personas extremadamente pobres cayó de manera pronunciada, de 1.900 millones en 1990 a 689 millones en 2017. La pobreza extrema mundial y la hambruna disminuyeron, en promedio, 1 punto porcentual al año entre 1990 y 2015, pero esta tasa bajó a menos de medio punto porcentual por año entre 2015 y 2017.
La evolución favorable choca ahora con las duras secuelas de la emergencia sanitaria. La pandemia y los conflictos torpedean los alcances. Solo en 2020 la crisis podría aumentar drásticamente la cantidad de personas que viven en pobreza extrema. El incremento podría ser entre 88 millones y 115 millones, para un total entre 703 y 729 millones de habitantes.
Como resultado, el coronavirus lo ha trastocado todo, desde la vida cotidiana hasta el comercio internacional. Los más pobres son los que sufren la mayor incidencia de la enfermedad y presentan las tasas de mortalidad más elevadas. «Esto significa que los niños no irán a la escuela, que las tasas de mortalidad repuntarán, al igual que las de malnutrición y la mala calidad del agua y muchos otros indicadores», señaló Axel van Trotsenburg, director gerente de Operaciones del Banco Mundial.
La ONU y el Banco Mundial afirman que están dispuestos a agilizar medidas y recursos para frenar la hambruna y la pobreza extrema, superadas en décadas anteriores. Los más vulnerables esperan.
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