En estos meses de pandemia, flexibilización y rebrotes los medios han recogido momentos noticiosos en los que líderes políticos, deportistas, artistas se han saludado con los codos. Estos gestos se han popularizado e integrado en forma masiva a la nueva realidad, aunque con la reprobación de la Organización Mundial de la Salud.
Este 11-S, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence y Joe Biden, el rival demócrata en las próximas elecciones, chocaron sus codos. El acercamiento ocurrió mientras rendían homenaje a las víctimas del atentado, en su diecinueve aniversario.
Semanas atrás, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reunió con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo. El saludo de codos puso el toque cordial al acuerdo patrocinado por Estados Unidos de normalizar las relaciones entre Tel Aviv y Abu Dhabi.
En julio, también quedó registrado un simpático codo a codo, de Ursula von der Leyen y Charles Michel. Luego de concluir la maratónica cumbre de la Unión Europea para aprobar el plan de recuperación comunitaria.
Así, hay decenas de ejemplos en partidos de fútbol, en entrega de premios, en espectáculos, encuentros culturales, sociales. En la cotidianidad, cobra seguidores. Al menos, permite una brevísima proximidad. Es allí, justamente, que la OMS pone el ojo.
El director de la Organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, cuestionó el saludo. «Es mejor evitar los codos, porque nos colocan a menos de un metro de distancia de la otra persona».
Saludo con codos, masificado y reprochado
Desde el inicio de la crisis la OMS desaconsejó el saludo con besos, abrazos o el occidental apretón de manos. Es la manera de evitar del contagio directo del coronavirus entre personas. Principalmente a través de las gotículas que salen despedidas de la nariz o la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar.
Tedros entiende que es lógico que al ver a un amigo, después de algún tiempo, nuestro cuerpo automáticamente se incline a saludarlo. Pero, recordemos, que estamos en medio de una pandemia y hay que cuidarse.
Recomendó que, cada vez que veamos a un familiar o amigo, “nos llevemos la mano al corazón. Y respetemos siempre la distancia de seguridad de 1,5 metros”.
A esta opinión se unen otros especialistas. El doctor Carlos Lafuente sostiene que el choque de codo es un saludo de mal gusto, antihigiénico y, además, no cumple las normas de distanciamiento social».
El director del Centro de Formación de Protocolo, ISEMCO y exjefe de Protocolo de la Fundación Princesa de Asturias, dijo que además “no cumple con la normativa actual que hay en España sobre el distanciamiento social obligatorio”.
Por su parte, Tom Freiden, ex director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, propone hacer el “Namasté”. Un saludo del sudeste asiático que consiste en acompañar esta palabra con juntar las palmas de las manos a la altura del pecho e inclinarse hacia adelante en señal de respeto.
España, incongruencia en las cifras de letalidad
No es la primera vez que se abre un debate en España sobre una eventual incongruencia en las cifras de contagios y muertes por coronavirus. En total, oficialmente, exhibe hoy 576.697 contagiados y 29.747 fallecidos.
Autoridades de Sanidad han señalado que Alemania y España son los países de la Unión Europea, con menor tasa de mortalidad por la COVID-19. Sin embargo, ABC publicó que el Instituto Nacional de Estadísticas actualizó la cifra de letalidad y no son coincidentes los saldos oficiales.
Así, con las nuevas cifras del INE, los muertos durante la pandemia superan los 53.700, muy por encima de los 29.747 reconocidos de forma oficial hasta este fin de semana. La diferencia se presenta desde meses atrás. En junio, Sanidad advirtió de 27.127 decesos, mientras el instituto añadió 21.000 muertes más.
En esta ocasión, la portavoz del PP ante el Congreso, Cuca Gamarra, señaló que el Gobierno «no podrá esconderse de la verdad». Dijo, además, que “el gobierno tendrá que responder por ello en el Congreso. Por mucho que lo intente, no podrá esconderse de la verdad. Nos mienten».
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