En 2021 todavía buena parte del planeta estaba sumergida en la pandemia. La economía comenzaba a recuperar el tiempo de pausa obligada. El engranaje industrial global no había alcanzado los niveles previos de la crisis y sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron. Los niveles atmosféricos de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso alcanzaron nuevos máximos históricos en ese año aún aletargado, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El Boletín de gases de efecto invernadero de la organización dijo que «las emisiones globales se han recuperado desde los bloqueos relacionados con COVID». Y que los aumentos en los niveles de metano en 2020 y 2021 fueron los más grandes desde que comenzó el registro sistemático en 1983.
“Las concentraciones de metano no solo aumentan, sino que aumentan más rápido que nunca”, dijo Rob Jackson, profesor de ciencias del sistema terrestre en la Universidad de Stanford.
El estudio circuló, de manera coincidente, con un nuevo informe de la ONU que dice que los gobiernos del mundo no se han comprometido a reducir lo suficiente las emisiones de carbono. Poniendo al mundo en camino de un aumento de 2,6ºC para fines del siglo.
Expertos de la OMM advirtieron que el nivel de emisiones implícito en los nuevos compromisos de los países fue ligeramente más bajo que hace un año. Pero aún conduciría a un aumento total de la temperatura más allá del nivel objetivo establecido en las cumbres climáticas más recientes.
Para evitar las consecuencias más catastróficas del cambio climático, los científicos reiteran una y otra vez que la humanidad debe limitar el calentamiento a 1,5º C por encima de los niveles preindustriales. Meta que parece imposible de alcanzar, por lo menos en el contexto actual.
Alerta la OMM alza en niveles de metano en la atmósfera
El informe de la OMM, al igual que el del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente son desalentadores: mayores niveles de metano y otros gases y mayor calentamiento global.
“Es una imagen deprimente, horrenda e incomprensible”, señaló Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, sobre los resultados del documento y las perspectivas futuras en torno al cambio climático. “Esa imagen simplemente no es una imagen que podamos aceptar”.
La forma más rápida de afectar el ritmo del calentamiento global sería reducir las emisiones de metano, el segundo mayor contribuyente al cambio climático. Tiene un impacto de calentamiento 80 veces mayor que el dióxido de carbono durante un período de 20 años. La OMM dijo que la cantidad de metano en la atmósfera aumentó 15 partes por mil millones en 2020 y 18 partes por mil millones en 2021.
Los científicos están estudiando si los aumentos inusualmente grandes en los niveles de metano atmosférico en 2021 son el resultado de una «retroalimentación climática» de fuentes basadas en la naturaleza. Como los humedales tropicales y los arrozales. O si son el resultado del gas natural creado por el hombre y fugas industriales. O ambos.
El metano emitido por fuentes fósiles tiene más isótopo de carbono-13 que el producido por los humedales o el ganado.
“Los datos de isótopos sugieren que es metano biológico en lugar de fósil de fugas de gas. Podría ser de la agricultura”, dijo Simon Stiell, secretario ejecutivo de la ONU Cambio Climático. Advirtió que «incluso podría ser el comienzo de una peligrosa aceleración inducida por el calentamiento en las emisiones de metano de los humedales. Y otros sistemas naturales que nos han preocupado durante décadas».
Desalentadores informes de la OMM y PNUMA
La OMM señaló que a medida que el planeta se calienta, el material orgánico se descompone más rápido. Si el material orgánico se descompone en agua, sin oxígeno, esto genera emisiones de metano. Este proceso podría retroalimentarse; si los humedales tropicales se vuelven más húmedos y cálidos, es posible que haya más emisiones.
“¿El calentamiento alimentará el calor en los humedales tropicales?” preguntó Jackson según The Washington Post. “Todavía no lo sabemos”.
Por otra parte, Antoine Halff, analista jefe y cofundador de la firma Kayrros, que realiza análisis extensos de datos satelitales dio su opinión.
“No estamos viendo ningún aumento” en el metano generado por fuentes fósiles. Comentó que algunos países, como Australia, habían reducido las emisiones, mientras que otros, como Argelia, habían empeorado.
Los aumentos extremos de los niveles de metano en la atmósfera también podrían deberse a la variabilidad natural interanual, sostuvo la OMM. En los años 2020 y 2021 se produjeron episodios de La Niña, que se asocian a una mayor pluviosidad en los trópicos.
Asimismo, el documento reveló que los niveles atmosféricos de los otros dos principales gases de efecto invernadero, el dióxido de carbono y el óxido nitroso, también alcanzaron niveles récord en 2021. “El aumento en los niveles de dióxido de carbono fue mayor que la tasa de crecimiento anual promedio durante la última década.»
El dióxido de carbono atmosférico alcanzó en 2021 el 149 % de los niveles preindustriales. A causa de las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento.
Las emisiones mundiales han repuntado desde que terminaron los confinamientos de 2020. Del total de las emisiones causadas por actividades humanas durante el período 2011-2020, cerca del 48 % se acumularon en la atmósfera, 26 % en océanos y 29 % en la tierra.
Otros gases en aumento
Resulta preocupante la posibilidad de que, a la larga, los océanos y los ecosistemas terrestres pierdan eficacia como “sumideros”. Y ello merme su capacidad para absorber dióxido de carbono y a la vez, evite aumentos de la temperatura aún mayores. En algunas partes del mundo ya se han detectado ecosistemas terrestres que han dejado de ser sumideros y se han convertido en fuentes de dióxido de carbono.
El informe de la OMM también destacó que el óxido nitroso es el tercer gas de efecto invernadero más importante y también creciente en 2021.
Sus emisiones atmosféricas provienen de fuentes naturales (en torno al 57 %) y fuentes antropógenas (aproximadamente el 43 %). Como el océano, el suelo, la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales. Su incremento en 2021 fue algo mayor que el observado entre 2019 y 2020, y superior a la tasa media de aumento anual del último decenio.
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