Las altas temperaturas registradas en varios lugares del planeta están impactando severamente en la productividad y arrojando pérdidas económicas. Los trabajadores, agobiados por las insoportables olas de calor, rinden menos e incluso, ven mermada su salud y algunos mueren.
En las complicaciones del calentamiento global resaltan las incidencias sobre los ecosistemas, los océanos y los efectos meteorológicos adversos. Así como las catástrofes naturales, destrucción de la flora y la fauna. Pero poco se ha debatido sobre el riesgo que millones de trabajadores en el mundo, asumen por desempeñar su actividad en determinados entornos.
El aumento de las temperaturas amenaza cada vez más a los trabajadores a escala global. Estados Unidos pierde unos 100.000 millones de dólares anuales debido a la disminución de la productividad por el calor, indica un informe del Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienne Arsht-Rockefeller. Un laboratorio de ideas con sede en Washington DC.
Si no se toman medidas para frenar el calentamiento global, las pérdidas alcanzarán a 200.000 millones de dólares en 2030 y a 500.000 millones en 2050, señala el estudio. En este momento, las olas de calor se están apoderando de tres continentes. Justo después de que la Tierra registrara lo que los científicos dijeron que probablemente fueron sus días más calurosos en la historia moderna.
Al menos dos trabajadores colapsaron y murieron la semana pasada en Italia, que se encuentra en el epicentro de la ola de calor abrasador de Europa. “La mayoría de las veces, tienes dolores de cabeza debido al calor”, dijo a The New York Times, Emma Bubola Naveed Khan. Una ciclista de entrega de alimentos en Milán. “Si tienes un trabajo adecuado, puedes tomarte un descanso del calor. Si me tomo un descanso, ¿qué comerán? Situaciones similares se han reportado en Delhi, India y, en Dubái.
Efectos de las olas de calor en los trabajadores
Phoenix, la quinta ciudad más poblada de Estados Unidos y capital de Arizona, lleva más de 20 días seguidos superando los 43,3 °C. Aunque a menudo se superan los 45 o 46 grados, mientras las noches, no bajan de los 32 grados desde hace mucho y no llueve desde hace tiempo.
Su población, aunque acostumbrada a las altas temperaturas de esta época, está exasperada. La gobernadora Katie Hobbs señaló que «en medio de olas de calor devastadoras, los trabajadores de Arizona merecen alivio». Su Gobierno, según El Mundo, ordenó inspecciones adicionales en sitios de trabajo donde los empleados están más expuestos a malestares relacionados con el calor.
En ese sentido, la División de Seguridad y Salud Laboral del estado llevará a cabo sus inspecciones enfocándose en el acceso de los trabajadores al agua fresca y potable. Y los períodos de descanso en áreas con sombra.
Los expertos dicen que los trabajadores del aeropuerto, como los de Phoenix, son algunos de los que corren mayor riesgo por las olas de calor. Debido a los efectos del asfalto que intensifican el calor y la necesidad de usar equipo de protección voluminoso. Allí, Linda Ressler -limpiadora de cabina de avión- lucha por mantenerse hidratada. Su empleador, Prospect Airport Services, no le permite llevar agua mientras trabaja. En cambio, bebe botellas sin abrir que los pasajeros dejan atrás, si tiene la suerte de encontrarlas. “No te dan la oportunidad de recuperarte en ningún momento durante el trabajo”, dijo sobre su empleador, quien le paga $15,76 por hora. “No les importa si tienes problemas de calor”.
Prospect no respondió a las solicitudes de comentarios de Nytimes.
Altas temperaturas deshidratan la economía
Esta semana, las ciudades europeas están perdiendo ingresos en la temporada alta de turismo a medida que cierran las atracciones. Se abandonan las comidas al aire libre y aumentan los costos del aire acondicionado.
A largo plazo, las consecuencias del calor extremo serán tremendas. Los estudios estiman que las olas de calor extremo pueden causar billones de dólares en pérdidas a la economía mundial, al reducir la productividad, dañar los cultivos y aumentar la mortalidad, entre otros impactos.
Andreas Flouris, profesor de la Universidad de Tesalia en Grecia, ha estudiado cómo el calor afecta la productividad y las soluciones que pueden ayudar. Lo que funciona para los trabajadores agrícolas no necesariamente hará lo mismo para las personas en la planta de producción, dijo. Pero un paso importante que todos los empleadores pueden tomar es permitir que los trabajadores “tomen descansos cuando sientan que lo necesitan”, agregó. “Nuestro cerebro nos dice que reduzcamos la velocidad cuando no nos sentimos bien”.
Otras soluciones incluyen reorganizar los turnos para evitar trabajar cuando hace más calor, proporcionar mucha agua y construir más áreas sombreadas. También podrían ser tan simples como cambiar el color del uniforme oscuro de un trabajador del aeropuerto, que absorbe el calor. O agregar gel congelado a las gorras que usan los trabajadores agrícolas para protegerse del sol.
Para los empleadores, estas pueden parecer medidas costosas. Pero Flouris ha hecho los cálculos y dice que las inversiones para proteger a los trabajadores se pagarán por sí mismas en forma de una mayor productividad. “Cuando apoyas a los trabajadores, en realidad producen mucho más”, dijo.
¿Cuánto es demasiado calor para no trabajar?
A medida que aumentan las temperaturas y arrecian las olas de calor, los trabajadores del mundo luchan ante esa adversidad climática y se convierte cada vez más en un problema para los organizadores laborales.
El gobierno de Biden está trabajando para crear protecciones federales para los trabajadores contra el calor, escribió un exjefe de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional en The Atlantic. Pero OSHA, señaló, «es poco probable que requiera estas protecciones básicas en el corto plazo».
Flouris dijo que, durante años, los políticos dijeron que la promulgación de normas para proteger a los trabajadores del calor extremo no era una prioridad. Pero hoy, en medio de una abrasadora ola de calor global, han comenzado a cambiar de tono. “Ni siquiera se consideró parte de la agenda”, dijo. “Ahora está en todas partes”.
Parece que la legislación en los países europeos no se ha puesto al día con lo calurosos que son los veranos. Esto es lo que dicen las leyes en el Reino Unido y la UE.
La temporada estival pasada, cuando el Reino Unido enfrentó su primera advertencia de calor extremo, el sindicato de trabajadores británico GMB alertó sobre esa situación. Pidió que se aprobara una ley de «demasiado calor para trabajar» lo antes posible para proteger a los trabajadores de verse obligados a trabajar bajo temperaturas abrasadoras y peligrosamente insalubres.
Su llamamiento planteó la pregunta: ¿cuándo hace demasiado calor para trabajar y por qué no tenemos más reglas al respecto?
A pesar del llamado todavía no existe una regulación en el Reino Unido. Que defina qué tan caliente debe ser un lugar de trabajo antes de que un trabajador pueda pedir que lo envíen a casa (y sumergirse en un baño de hielo). Aunque hay un mínimo recomendado.
España ofrece mayor protección
A nivel de la Unión Europea, no existe una regla común que defina la temperatura máxima permitida en el lugar de trabajo. Pero algunos países han implementado los suyos propios
En Francia, el «Code du Travail», que dicta las leyes laborales del país, no determina una temperatura máxima en el lugar de trabajo. Pero exige que los empleadores se aseguren de que sus trabajadores puedan realizar su trabajo en condiciones seguras, lo que posiblemente podría incluir protegerlos de los riesgos que plantean las olas de calor extremo.
La legislación laboral de Italia no define una temperatura máxima permitida en el lugar de trabajo. Pero, al igual que en Francia, exige que sus trabajadores puedan realizar su trabajo de manera segura.
En Portugal, la temperatura en el lugar de trabajo debe estar legalmente entre 18 y 22 grados centígrados. Aunque puede alcanzar un máximo de 25 grados centígrados en determinadas circunstancias. Fundamentalmente, la humedad del lugar de trabajo también debe mantenerse bajo control y debe oscilar entre el 50 y el 70 %.
Más que el resto de países mencionados, España regula la temperatura máxima de trabajo de forma bastante clara, recoge Euronews. El Instituto Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo establece que para trabajar en una oficina se requiere una temperatura de entre 17 y 27 grados centígrados. Mientras que los trabajos que requieren un esfuerzo físico ligero deben realizarse a una temperatura de entre 14 y 25 °C.
Si un empleador no respeta estos requisitos, los trabajadores pueden denunciarlo ante un organismo gubernamental, la Inspección de Trabajo y Seguridad Social o un sindicato de trabajadores para asegurarse de que cumplen con la ley.