El calor extremo no conoce fronteras y se pasea por los cinco continentes. Estados Unidos se prepara para una ola de calor récord que puede afectar a unos 80 millones de personas. Las autoridades se encuentran en alerta máxima. La combinación de altas temperaturas y sequedad extrema crean además condiciones propicias para la propagación de incendios forestales.
Hace una década, los científicos consideraban casi nulas las probabilidades de que el planeta se calentara 1,5 grados Celsius para 2020. Sin embargo, ahora estiman que existe un 80% de probabilidad de que esto ocurra en 2028. El desastre climático ya está aquí: a mediados de siglo, aproximadamente 5.000 millones de personas estarán expuestas a un mes de calor extremo peligroso para la salud al aire libre. En 2030, esa cifra aumentará a 4.000 millones.
Mayo marcó el duodécimo mes consecutivo en el que las temperaturas medias mundiales superaron todos los registros desde 1850. Un reciente informe científico atribuye el 92% del calentamiento observado el año pasado a actividades humanas. El 2023 fue el año más caluroso jamás registrado en el planeta. Los expertos anticipan que al menos uno de los próximos años superará ese récord.
Más largas
El calentamiento global causado por el hombre está haciendo que las olas de calor sean aún más calientes, frecuentes y duraderas. En abril, una ola de calor sin precedentes afectó a Asia, con temperaturas que oscilaron entre 37,7 y 48,8 grados Celsius. La India ha experimentado lo que su principal funcionario meteorológico describió como la ola de calor más larga jamás registrada en el país, que abarcó 24 días entre abril y mayo.
La ola de calor tuvo consecuencias devastadoras en Grecia y en Arabia Saudita. Grecia se encuentra en su segunda semana de calor mortal, menos de un año después de experimentar una ola de calor de 16 días, la más larga que jamás haya medido. La icónica Acrópolis de Atenas tuvo que cerrar sus puertas debido al calor extremo. En Arabia Saudita, el Hajj anual también se vio afectado por temperaturas extremas. Lo que provocó la muerte por insolación de peregrinos musulmanes. Ahora toca el turno a los Estados Unidos.
Calor sofocante
Esta semana, el noreste de Estados Unidos se encuentra bajo el asedio de una ola de calor excepcional. El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) advierte que más de 80 millones de personas se verán afectadas por temperaturas extremas. La llegada temprana del verano, la persistencia del calor durante varios días, los vientos ligeros y la ausencia de nubes agravan la peligrosidad de la situación.
Se espera que la ola de calor se extienda al sureste del país durante el fin de semana y principios de la próxima semana. Afectará Georgia, Alabama y Florida. En el sur de Nueva Inglaterra, los meteorólogos han emitido una alerta de calor excesivo que se extiende desde el martes hasta el viernes. Es la primera ola de calor severa del año en la región y las autoridades instan a la precaución.
Las altas temperaturas y la humedad peligrosa pueden tener consecuencias graves para la salud. Los termómetros marcarán las temperaturas más altas del año en el noreste y la región del Medio Oeste, alcanzando entre 100 y 105 grados Fahrenheit (37.8 y 40.5 grados Celsius) en muchas localidades.
En Nueva York la gobernación autorizó la entrada y el estacionamiento gratuito en parques estatales, piscinas y playas para que los ciudadanos puedan enfrentar el calor. En lugares como Caribou, Maine, se ha registrado un récord histórico de 103 grados Fahrenheit (39.4 grados Celsius). Los problemas por falta de electricidad, debido a las recientes tormentas, preocupan a las autoridades.
Letales efectos
El verano está comenzando en los Estados Unidos con un calor implacable. En algunas partes del país, los termómetros podrían alcanzar los 32 grados Celsius en el fin de semana. El Servicio Meteorológico Nacional advierte que podría ser la ola de calor más prolongada en décadas que algunos lugares hayan experimentado.
El mayor temor es el efecto que una ola de calo prolongado pueda tener sobre las poblaciones más vulnerables y quienes trabajan al aire libre. El Servicio Nacional de Meteorología recomienda a quienes carecen de aire acondicionado en sus hogares a tomar medidas para refrescarse. Se recomienda beber abundante agua, incluso si no se siente sed. Usar ropa holgada de colores claros y evitar dejar personas o mascotas en vehículos expuestos al calor.
Pero no se trata solo de incomodidad. Cuando el mercurio se dispara, nuestros cuerpos también se ven afectados. El organismo humano trabaja arduamente para mantener los órganos y tejidos a una temperatura saludable. Cuanto más tiempo se prolonga esta lucha contra el calor, mayor es la tensión sobre nuestro sistema cardiovascular. En casos extremos, los efectos negativos para la salud pueden incluir insuficiencia cardíaca y renal.
Dos investigadores, G. Brooke Anderson y Michelle L. Bell, analizaron minuciosamente los datos. Descubrieron que por cada día adicional de ola de calor, el riesgo de muerte no accidental aumenta un 0,4%. Además, por cada grado Fahrenheit por encima de las temperaturas normales, el riesgo se incrementa en un 2,5%. Los efectos son más pronunciados en el noreste de Estados Unidos donde la gente no está tan acostumbrada al clima sofocante.
Sin descanso
Pero hay más. Las olas de calor prolongadas también afectan nuestro sueño y capacidad de recuperación. Las noches calurosas dificultan el descanso, dejando a nuestros cuerpos menos tiempo para reponerse. Los meteorólogos advierten sobre un calor nocturno récord en la semana, con temperaturas en algunos lugares que apenas llegan a los 70 grados Fahrenheit (21 grados Celsius).
El cuerpo humano reduce su temperatura central para desencadenar el sueño. Por lo que, si se altera la regulación de la temperatura, nuestro sueño también puede verse afectado. El problema es más común en las grandes ciudades. Generalmente se enfrían menos por la noche debido al pavimento y otras superficies que absorben e irradian calor.
Un estudio de 2017 combinó datos de temperatura nocturna con resultados de encuestas de 765.000 estadounidenses a quienes los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades les preguntaron sobre sus hábitos de sueño. Encontró vínculos sólidos entre las noches calurosas y problemas para dormir. Especialmente entre las personas mayores y de bajos recursos. Otros estudios relacionan las temperaturas más altas durante la noche con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
19 días más
No es solo su imaginación: el mundo se está calentando. Según los científicos, entre mayo de 2023 y mayo de 2024, el estadounidense promedio experimentó 39 días de temperaturas anormalmente altas debido al cambio climático. Representa 19 días más que en un mundo hipotético sin calentamiento causado por el hombre. La ola de calor que se extiende por gran parte de Estados Unidos está poniendo a prueba la resistencia de los trabajadores de emergencia. Con temperaturas récord y una humedad asfixiante, los expertos advierten sobre los riesgos para la salud y la necesidad de medidas rápidas para proteger a la población.
Las temperaturas corporales elevadas pueden causar daño cerebral, insuficiencia orgánica e incluso la muerte. La Dra. Aisha Terry, profesora asociada de medicina de emergencia y políticas de salud en el Hospital Universitario George Washington, enfatiza la necesidad de enfriarse lo más rápido posible en caso de agotamiento por calor. Sin embargo, también advierte que no todas las condiciones de salud requieren la misma urgencia en la corrección.
Agua helada
En esta lucha contra el calor extremo, la creatividad y la rapidez son esenciales. Los médicos e investigadores están promoviendo una técnica audaz para enfriar rápidamente a las víctimas del calor: la inmersión en agua helada. Se ha convertido en un recurso vital. No es algo nuevo. Durante años, se ha utilizado para enfriar a soldados y atletas que enfrentan golpes de calor. En Phoenix, donde las temperaturas récord del año pasado cobraron la vida de 645 personas, los camiones de bomberos y las ambulancias están equipados con bolsas especialmente diseñadas para combatir el sobrecalentamiento.
En estados como Arizona y Texas, los servicios de emergencia han adoptado una innovadora estrategia. Grandes bolsas de plástico, diseñadas originalmente para cadáveres, se llenan con cubitos de hielo y agua. Estas “bolsas de inmersión” se cierran alrededor del área del pecho de los pacientes, proporcionando un «capullo de hielo» que enfría rápidamente el cuerpo. Las víctimas se sumergen en esta solución fría de 15 a 20 minutos, hasta alcanzar niveles seguros.
Aunque existe el temor de que la inmersión pueda provocar derrames cerebrales o ataques cardíacos al enfriar el cuerpo demasiado rápido, los investigadores aseguran que los beneficios superan los riesgos. Monitorear de cerca la temperatura corporal y aplicar la técnica adecuadamente minimiza cualquier peligro potencial.
Medidas de Enfriamiento Innovadoras
Los trabajadores médicos de emergencia y los funcionarios locales están tomando medidas para aliviar el calor extremo:
- Centros de enfriamiento y piscinas: Se están promoviendo los centros de enfriamiento y las piscinas como refugios para las personas afectadas por el calor.
- Vehículos de emergencia con marquesinas: Algunos vehículos de emergencia están equipados con marquesinas que ofrecen sombra improvisada a las víctimas del calor.
- Bolsas de hielo y toallas mojadas: Los paramédicos llevan bolsas de hielo para refrescar rápidamente a los pacientes. Además, colocan toallas mojadas sobre la piel para ayudar a reducir la temperatura corporal.
- Mantas en el suelo: En lugar de dejar a las víctimas sobre superficies calientes como el concreto o el asfalto, los trabajadores de emergencia utilizan mantas para protegerlas.
Desastre mayor
Un frente unido de grupos ambientalistas, sindicatos y personal atención médica está solicitando a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) que declare el calor extremo y el humo de los incendios forestales como ‘desastres mayores’. Al igual que las inundaciones y los tornados. La petición no es solo una formalidad. Si FEMA acepta esta solicitud, se abrirán las puertas para desbloquear fondos destinados a preparar a las localidades para las olas de calor abrasadoras y el humo asfixiante de los incendios forestales.
En la práctica permitiría el financiamiento de centros de enfriamiento construidos estratégicamente para aliviar el calor sofocante. O sistemas de filtración de aire instalados en escuelas para proteger a los niños. Además, durante las emergencias, FEMA podría financiar la distribución de agua, exámenes médicos para personas vulnerables y un mayor uso de electricidad para mantener la población a salvo. La petición cuenta con el respaldo de grupos influyentes, como la AFL-CIO y el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios. Para quienes proteger a las decenas de millones de personas que trabajan al aire libre o sin aire acondicionado durante las olas de calor es una prioridad. El cambio climático es una realidad y las olas de calor extremo sofocando a millones sin duda es un desastre mayor.