Por Marta Garde | Efe
22/11/2015
- Bruselas, en alerta por temor a un atentado «inminente»
- Encuentran un tercer cadáver en el apartamento de Saint Denis
- Los errores que permitieron al Estado islámico convertirse en una amenaza global
- Un tuit por cada víctima
Una semana después de los atentados terroristas de París, en los que murieron 130 personas, Francia ha intensificado su ofensiva diplomática en favor de una coalición internacional contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y su búsqueda de Salah Abdeslam, uno de los presuntos atacantes.
El anuncio el sábado de que el presidente, François Hollande, mantendrá una reunión este lunes con el primer ministro británico, David Cameron, completa una intensa agenda de una semana en la que también hablará con la canciller alemana, Angela Merkel, y los presidentes de EEUU y Rusia, Barack Obama y Vladímir Putin.
Precisamente este domingo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, calificó al grupo terrorista Estado Islámico (EI) como «asesinos con buenas redes sociales» que serán derrotados sin miedo. «Luchamos y los derrotamos. No cambiamos nuestras instituciones, nuestras culturas o nuestros valores por ellos», afirmó Obama en una rueda de prensa en Kuala Lumpur, donde asistió a la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
El objetivo de los mencionados encuentros, que celebrará en París con Cameron y Merkel, en Washington con Obama y en Moscú con Putin, busca dar forma a la cooperación bilateral contra el terrorismo y a la puesta en marcha de la gran y única coalición contra el EI en Siria e Irak.
Francia espera que la adopción de la resolución que impulsó en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el combate contra el EI movilice a todos los países y lleve a que se comprometan de forma concreta, sea en lo relativo a la acción militar, búsqueda de soluciones políticas o lucha contra su financiación.
Aumento de popularidad
La gestión de los ataques ha aumentado en ocho puntos la popularidad del presidente, François Hollande, con un respaldo del 33% pero apenas tres puntos superior al nivel más bajo alcanzado por su predecesor, el conservador Nicolas Sarkozy, en su mandato.
Nueve de cada diez franceses declaran confiar en las fuerzas del orden, el Ejército y los servicios de inteligencia, y los mismos creen que la respuesta a lo sucedido debe centrarse en la lucha contra la propaganda yihadista y la radicalización, la seguridad interior y el combate antiterrorista a nivel internacional.
Desde la puesta en marcha del estado de emergencia el pasado sábado, prolongado hasta febrero, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, ha indicado que se han efectuado 800 registros y 90 detenciones provisionales, que se han incautado 174 armas y que se ha puesto a 164 personas bajo residencia vigilada.
La Fiscalía informó de que han sido liberados siete detenidos en la operación policial del miércoles en Saint Denis, de los ocho arrestados en total -cinco en el apartamento en el que se atrincheraron los terroristas y otros tres en las inmediaciones-.
El único que aún está siendo interrogado es Jawad Bendaoud, el hombre que prestó su piso a los yihadistas y que el día del asalto policial aseguró a los medios que no conocía a quienes se alojaron y que solo le había hecho un favor a un amigo.
El asedio se enmarcó en una operación dirigida contra el belga Abdelhamid Abaaoud, presunto cerebro de los atentados de París, que resultó muerto, al igual que una supuesta pariente suya, Hasna Aitboulahcen, y una tercera persona de la que todavía no se ha identificado.
El más buscado
La investigación sigue intentando dar con el paradero de Salah Abdeslam, sospechoso de haber participado en los ataques, que huyó a Bélgica el día 13 por la noche y que parecía dispuesto a inmolarse, según Hamza Attou, presunto yihadista arrestado en ese país, que le condujo hasta Bruselas.
Las pesquisas se extienden al extranjero y resultaron el sábado en el arresto en Turquía de un ciudadano belga, identificado como Ahmed Dahmani, que supuestamente participó en la preparación de los atentados explorando los lugares donde se iban a cometer.
En París, los homenajes a las víctimas no dejan de sucederse, pero la Prefectura amplió hasta el 30 de noviembre la prohibición de manifestarse, dado que la amenaza sigue siendo elevada.
Los habitantes de la ciudad no han renunciado a salir a las calles y a los bares, pero los lugares de ocio han notado un descenso significativo en la afluencia de público.
La venta de entradas a conciertos ha caído un 80% respecto al mismo periodo del año anterior, los cines registran una afluencia un 30% menor que hace una semana y en museos como el de Orsay, uno de los más visitados por los turistas, las visitas se han reducido a la mitad, según cifras recogidas por Le Parisien.