Odile Rodríguez: Un mundo sostenible es un derecho inalienable

En marzo se han cumplido 40 años del fallecimiento del ‘amigo de los animales’, Félix Rodríguez de la Fuente: un estandarte para las generaciones de su época en la divulgación y reivindicación de la biodiversidad. Odile, quien se define como “orgullosa hija de un visionario”, le rinde homenaje con la publicación de una obra que recoge las reflexiones, el carácter, la visión y filosofía de su padre.

Félix Rodríguez de la Fuente fue un pionero de la defensa del medio ambiente y los animales. Especialmente, del lobo ibérico. Dejó de lado su profesión médica para dedicarse de lleno a la divulgación científica a través de colaboraciones en revistas y programas televisivos que dieron la vuelta al mundo. Su serie-documental ‘El Hombre y la Tierra’, en la que mostraba al espectador los secretos más profundos de la naturaleza, fue la más exitosa.

Para su realización se desplazó desde España hasta Venezuela, pasando por Canadá y Alaska, donde falleció tras un accidente aéreo. Para evitar que su figura y reflexiones caigan en el olvido, su hija Odile lleva toda una vida difundiendo el legado de su padre. Un trabajo “arduo y agotador, pero tremendamente estimulante” que aglutina en su libro Félix. Un hombre en la Tierra. Como bióloga afirma que el mayor aprendizaje que le ha dejado Félix Rodríguez de la Fuente es que el ser humano “es una especie más”. Como su descendiente, que la vida es “un regalo maravilloso y efímero”.

Su padre fue referente de la divulgación ambientalista, ¿de dónde nace su pasión por la naturaleza y por la fauna ibérica?

Sin duda de su infancia. Como el mismo relata el haber pasado los primeros años de su vida en un pueblo de la provincia de Burgos, sin escolarizarse hasta los 10 años, le permitió adentrarse en la naturaleza y afianzar un vínculo con el que todos nacemos. Su escuela fue la naturaleza con sus infinitos estímulos. Ella fue la que forjó aquel carácter curioso y libre, conectado a la ‘Vida’ con mayúsculas.

Este mes se cumplen 40 años del fallecimiento de su progenitor y lanza el libro: Félix. Un hombre en la Tierra, ¿qué pretende transmitir en esta obra?

Es un libro estructurado en 10 capítulos que marcan los ejes de la arquitectura del carácter y visión de mi padre. En ellos he recogido sus reflexiones y filosofía. Este libro nos trae al Félix auténtico en toda su dimensión. También al más desconocido y necesario en estos tiempos, ya que no solo fue un hombre adelantado a su tiempo sino también al nuestro. Un agitador de conciencias que ilumina e inspira con sus palabras de profundo calado humanista.

Para la gran rueda de consumo

¿Qué supone para usted esta publicación?

Ha sido un proceso arduo y agotador, pero tremendamente estimulante. Me ha maravillado lo visionario que fue mi padre. Su sabiduría y sobre todo su capacidad para seducir y enamorar. Algo que creo hemos perdido en un momento de maximalismos, polarizaciones y politización de todo, incluidos los retos ecológicos.

¿Preveía Félix Rodríguez de la Fuente la gravedad que traería para la naturaleza y sus ecosistemas el cambio climático tal y como lo conocemos hoy?

Sí. Él ya hablaba de que lo que le tocó vivir en los 70 era solo un leve prólogo de lo que teníamos por delante. Nos habló de la falta de protagonismo y poder decisorio que tiene la ciencia y de la banalización y cosificación de todo, en un mundo que cada día rinde más culto a la economía, a expensas de la vida e incluso del bienestar humano.

Respecto al cambio climático y al calentamiento global, ¿cree que el coronavirus puede ser un punto de inflexión para que el ser humano frene estos fenómenos catastróficos para la naturaleza y los ecosistemas?

Eso espero. Que nos ayude a reflexionar. A darnos cuenta que sí se puede parar esta gran rueda de consumo y culto al crecimiento económico. Que lo más importante es y debería ser la vida y que el sistema socioeconómico debería estar al servicio de esta y no al revés. Que exigir un mundo sostenible que coloque a la naturaleza y el bienestar humano en el centro, es un derecho inalienable que hará a nuestras sociedades mejores, con ciudadanos más libres y empoderados. Espero que esta crisis les quite la venda de los ojos a muchos.

Como bióloga, ¿cuál es el mayor aprendizaje que ha dejado Félix Rodríguez de la Fuente?

Que el ser humano es solo una especie más. Grandiosa y única, eso sí. Pero, precisamente por ello, como un buen líder, ha de asumir este gran don de la conciencia como una enorme responsabilidad hacia las otras formas de vida con las que comparte el planeta y las futuras generaciones.

Y como hija, ¿cuál es el mayor aprendizaje que le ha transmitido su padre?

A no olvidar que la vida es un regalo maravilloso y efímero. A aprovecharla para cuestionarme las cosas, para tener mi propio criterio, para aspirar a ser feliz y vivir una vida plena e intensa. Que lo más maravilloso de nuestra especie es compartir estas sensaciones de libertad.

Seducir, no imponer

¿Qué pensaría y qué sentiría Félix Rodríguez de la Fuente ante el panorama medioambiental actual?

Le preocuparía sobre todo la polarización, politización y maximalismos presentes alrededor de los retos medioambientales. Tanto por su afán destructivo como proteccionista. Él nos llevó a otro lugar. Unificador, potenciador de lo mejor de la humanidad y pacífico. Creo que pensaría que tal y como muchos están afrontando estos complejos retos, desafortunadamente no seremos capaces de estar a la altura. El cambio necesario es global y debe ser afrontado desde la unidad y la conciencia de que implica una mejora en nuestra calidad de vida y empoderamiento individual. Significa liberarnos de manipulaciones y creencias autoimpuestas para construir una sociedad madura a la altura de todo su potencial.

Recientemente, una sentencia condenaba a la Junta de Castilla y León por amparar la caza ilegal de lobos. Félix Rodríguez de la Fuente fue un firme defensor del lobo ibérico, ¿qué le parece que sigan produciéndose este tipo de casos?

Otro ejemplo de lo nociva que es la polarización de posiciones que llevan a conflictos aparentemente irresolubles. Como digo, poco hemos avanzado en este frente y más teniendo como ejemplo todo lo que logró mi padre en apenas 20 años de trabajo y de forma individual. Ahora somos más, pero en muchos casos estamos afrontando erróneamente los retos que tenemos por delante. Se consigue mucho más seduciendo y empatizando que imponiendo y juzgando.

¿Cómo aproximaría la figura de Félix Rodríguez de la Fuente a las nuevas generaciones?

Creo que precisamente ellos, con una visión posmaterialista, globalizada y disruptiva, podrán apreciar y sintonizar con el mensaje profundo de mi padre. Creo que si exploran su figura y pensamiento encontrarán la inspiración y fuerza necesarias para afrontar este complejo momento que les ha tocado vivir.

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