Por Mario Villar (Efe)
Las potencias occidentales no esconden sus recelos sobre los objetivos que persigue Rusia con su intervención militar en Siria, pero aseguraron que están dispuestas a cooperar si el fin es realmente acabar con los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Mientras, el Ministerio de Defensa de Rusia ha informado que más de 50 aviones y helicópteros rusos participan en los bombardeos en Siria. Además, Moscú anunció que ha desplegado un batallón de infantes de marina para proteger la base aérea de Jmeimim, en la que se encuentran emplazados los aviones rusos en la zona de Latakia y el puerto de Tartus.
Por su parte, el senador estadounidense John McCain afirmó que algunos de los primeros bombardeos llevados a cabo por la aviación rusa en Siria han alcanzado a rebeldes opositores al Gobierno de Damasco entrenados por la CIA.
«Lo puedo confirmar absolutamente» porque «tenemos comunicación con personas allí», dijo el republicano McCain, presidente del Comité de Servicios Armados del Senado de EEUU, en declaraciones a la cadena de televisión CNN. Los primeros ataques rusos «fueron en contra de individuos y grupos que han sido financiados y entrenados por nuestra CIA (servicio de inteligencia estadounidense)», aseguró McCain, crítico con la estrategia del presidente de EEUU, Barack Obama, respecto a Siria, donde considera que no ha hecho lo suficiente para apoyar a los opositores al régimen de Damasco.
Las dudas
Después de que Rusia anunciara sus primeros bombardeos contra posiciones del EI, los titulares de Exteriores de los principales actores en el conflicto se vieron cara a cara en el Consejo de Seguridad de la ONU.
«Si las recientes acciones de Rusia (…) representan un compromiso genuino para derrotar a esa organización (el EI), entonces les damos la bienvenida», dijo el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
Kerry se mostró dispuesto a discutir con Rusia «cuanto antes» los detalles de las operaciones militares para garantizar que no entran en conflicto con las que realiza desde hace meses la coalición liderada por Estados Unidos.
La oferta cristalizó unas horas después en un acuerdo entre Washington y Moscú para mantener conversaciones militares este jueves y evitar así «incidentes indeseados», dijo el ministro ruso, Serguéi Lavrov, tras reunirse con Kerry.
Pese a esa coordinación, desde el primer momento, Estados Unidos y sus socios han mostrado dudas sobre el fin último que persigue en Siria el Kremlin, gran aliado del régimen de Bachar al Asad.
Las dudas
Según la opositora Coalición Nacional Siria (CNFROS), los bombardeos rusos cayeron en áreas «libres del EI y de Al Qaeda» y causaron la muerte de 36 civiles en el norte de la provincia de Homs.
El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, aseguró que hay «indicios» que apuntan a que, efectivamente, los ataques no habrían tenido como objetivo los intereses del grupo terrorista, una tesis en la que coincidió luego el Pentágono.
A la espera de confirmación, Kerry ya avisó de que sería muy preocupante que Rusia atacara zonas en las que no operan los yihadistas y que ello pondría en duda las «verdaderas intenciones» de Moscú en Siria.
Su homólogo británico, Philip Hammond, consideró que es «muy importante» que Rusia sea capaz de confirmar a la comunidad internacional que los bombardeos se dirigieron «únicamente contra el EI y no contra la oposición moderada al régimen de Al Asad».
La explicación de Moscú
Mientras tanto, el jefe de la diplomacia rusa defendió la intervención de su país contra los yihadistas, que se hace a petición de Siria, y animó al resto de la comunidad internacional a coordinar esfuerzos.
A corto plazo, Lavrov dijo que su país está «preparado para forjar canales de comunicación» con EEUU y otras naciones para asegurar «la máxima efectividad en la lucha contra los grupos terroristas».
A medio, Rusia quiere que la cooperación contra el EI quede oficializada en una resolución del Consejo de Seguridad, para lo que este jueves presentará a los miembros un borrador sobre el que trabajar «durante el próximo mes».
Países como España defendieron la importancia de que la comunidad internacional aparque sus diferencias y se una para derrotar a los terroristas.
«Si tenemos un enemigo común, hagamos un frente común y pospongamos cualquier otro objetivo, por legítimo que sea, al único objetivo que nos debe unir: la derrota cuanto antes del terror en los países donde se está extendiendo», dijo el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo.
El escollo
La principal fractura entre Occidente y Rusia sigue siendo el papel del régimen de Damasco, al que Moscú respalda y que para muchas capitales es el principal responsable de la tragedia en Siria.
Así, Lavrov reiteró el mensaje del presidente ruso, Vladímir Putin, abogando por coordinar la lucha antiterrorista con Al Asad, un llamamiento que reiteró el propio régimen a través de su ministro de Exteriores, Walid al Mualem.
«Quien quiera combatir al terrorismo en Siria debe respaldar al Gobierno sirio, que es quien está luchando contra estos grupos», dijo.
Kerry, mientras tanto, dejó claro que no se pueden «confundir» los esfuerzos contra el EI, el Frente al Nusra y otros grupos terroristas con un «apoyo a Al Asad».
En el encuentro que mantuvieron posteriormente, Lavrov y Kerry acordaron «algunos pasos» que pueden ser positivos para avanzar hacia el fin del conflicto y que serán objeto de discusiones próximamente, aunque no dieron detalles.
Francia, que ha sido uno de los países más claros en su oposición a Al Asad, puso una serie de condiciones para cooperar con Rusia en Siria, incluidas que no haya ataques contra la oposición moderada y que se negocie una transición para un futuro sin Al Asad.
«Rechazamos el consejo de aquellos que dicen que el veneno de Al Asad es la cura para el cáncer del Estado Islámico», resumió por su parte Hammond.