En los procesos de vacunación, suelen producirse algunas secuelas. Desde enrojecimiento, hinchazón alrededor del pinchazo, fatiga, dolor de cabeza y hasta fiebre. Pero con la vacuna de Moderna, que protege de la COVID-19, se han observado algunas reacciones en la piel.
Las manifestaciones aparecieron después de la primera dosis y generaron preocupación. Se llegó incluso a la prescripción de tratamientos como antibióticos y glucocorticoides. Un grupo de investigadores, liderado por Kimberly G. Blumenthal, publicó una carta en el New England Journal of Medicine en la que se describen doce casos de reacciones cutáneas adversas vinculadas a la vacuna de Moderna. Observadas a los ocho días o después de la inyección y que incluyeron eritema, induración y dolor a la palpación.
Explicaron que estas reacciones de la vacuna Moderna se dieron en 244 de los 30.420 participantes (0,8%) después de la primera dosis. Y en 68 (0,2%) luego de la segunda dosis.
De las doce reacciones descritas, cinco fueron placas de grado 3. Algunos pacientes presentaron efectos adversos sistémicos concurrentes y, de ellos, había dos con “hallazgos dermatológicos adicionales”.
La mayoría de los pacientes recibió hielo para reducir la hinchazón y antihistamínicos como tratamiento. Otros usaron glucocorticoides (oral, tópicos y ambos) y un paciente recibió antibióticos por presunta celulitis
Asocian reacciones cutáneas a vacuna de Moderna
Los investigadores detallaron en la citada publicación, las reacciones cutáneas asociadas a la vacuna de Moderna.
Creen que las reacciones cutáneas son secuelas de la hipersensibilidad retardada o mediada por las células T. Algo que fue apoyado experimentalmente con biopsias de la piel obtenidas de otro paciente fuera del estudio. Esas muestras presentaban infiltrados linfocíticos perivasculares y perifoliculares superficiales con eosinófilos raros y mastocitos dispersos.
Dado que estas reacciones de la vacuna de Moderna no son contraindicaciones para la vacunación. Se animó a los 12 pacientes a recibir la segunda dosis y de esta forma, completaron su ciclo con ARNm-1273. Aunque la mitad de los pacientes no tuvo una recurrencia de grandes reacciones locales, tres pacientes tuvieron reacciones recurrentes que fueron similares a las de la dosis inicial. Y otros tres pacientes tuvieron reacciones recurrentes de un grado más bajo que las posteriores a la dosis inicial. La media de aparición de los síntomas cutáneos después de la segunda dosis fue más temprana que después de la primera dosis.
“Es posible que los médicos no estén preparados para abordar las reacciones locales tardías a la vacuna mRNA-1273. Dada la ampliación de las campañas de vacunación en el mundo, es probable que estas reacciones generen preocupación en pacientes”, señalan los investigadores.
Consideran que estas reacciones no se han reconocido sistemáticamente, la orientación con respecto a la segunda dosis de vacuna ha variado y muchos pacientes han recibido antibióticos de forma innecesaria.
Por ello, esperan que esta carta fomente informes y comunicaciones adicionales con respecto a las características epidemiológicas, las causas y las implicaciones de estas reacciones cutáneas. Esta información podría disipar las preocupaciones de los pacientes, alentar la finalización de la vacunación y minimizar el uso innecesario de antibióticos.
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