Por Cambio16
26/10/2017
.
https://youtu.be/OvH-B6Ta76U
Las esperanzas de una posible solución a la crisis política de Cataluña se han desvanecido después de que el presidente regional, Carles Puigdemont, descartara las elecciones anticipadas porque, según explicó, el Gobierno español «no ofreció ninguna garantía» de que la cita con las urnas vaya a paralizar la aplicación del 155.
«Estaba listo para convocar una elección si se daban garantías. No hay garantía que justifique convocar a una elección hoy», dijo Puigdemont, dejando en manos del Parlamento catalán la respuesta a la activación de esa vía, una contestación que deberá llegar el viernes 27 dado que el sábado 28 ya podría estar habilitado el Gobierno para intervenir las instituciones catalanas.
Las medidas propuestas por el Gobierno para intervenir en Cataluña al amparo del artículo 155 de la Constitución han superado hoy el penúltimo trámite en el Senado, antes de que este viernes sea aprobado en pleno el dictamen final.
Ya en este escenario, y sea cual sea el destino, Cataluña, la región, es la gran afectada. Con cada día que pasa, los jefes políticos europeos están más claros que nunca de que el proyecto a favor de la independencia para restablecer el mapa medieval de la península ibérica va a afectarles negativamente. Y con razón: en el bloque sienten que Cataluña será el precursor de un movimiento divisivo, que va en contra de los esfuerzos de unificación que han garantizado el bienestar social y la paz en Europa.
Las fuerzas independentistas no deben sorprenderse si, en lugar de solidaridad, todo lo que generan en el resto de Europa es rechazo, ansiedad y preocupación.
Y más inestabilidad social, retroceso económico y falta de confianza en la región. Las pruebas son más que evidentes: tenga usted la posición que tenga, la crisis política ha dividido a Cataluña y ha causado un profundo resentimiento en otras partes del país. Y sin contar la fuga de negocios de la que mostraba con orgullo ser el enclave que más aportaba al PIB español.
Desde este viernes, puede pasar cualquier cosa. Pero, más allá de construir un relato y repartir las culpas, la postura obligante es pensar cuáles serán las mejores decisiones y hacer votos para recuperar a Cataluña y su potencial que hoy pende de un hilo. En beneficio de los catalanes y de toda España.
El país lo tiene todo para ser un país próspero. El llamado es a sumar, en vez de dividir.