Por Carlos Martínez, presidente de IMF Business School
Tras los datos comunicados por el Ministerio de Trabajo, el paro registrado disminuyó en más de 84 mil personas. Esta cifra mejora levemente los datos del mismo mes de 2018. Oficialmente hay inscritos en el SEPE 3.079.491 trabajadores. Los nuevos retos laborales obligan a evolucionar al mercado de trabajo.
Probablemente el dato más importante de los conocidos es el número de cotizantes a la Seguridad Social. Una cifra que ha aumentado en más de 211.000 afiliados. El número total de afiliados queda en 19,44 millones, rozando el máximo histórico.
Crecen todos los sectores productivos
Por sectores, y como suele ser habitual, el sector que mejor se ha comportado han sido el sector servicios. No obstante, en esta ocasión, todos los sectores productivos han acabado con saldo positivo en la creación de empleo.
Un año más, la temporada estival empuja con fuerza la contratación. Lo hace gracias en gran medida al mantenimiento del crecimiento de la economía. Un factor que, de momento, se está comportando mejor de lo esperado. También gracias a las mejores perspectivas de la economía mundial y de las políticas monetarias y fiscales más expansivas.
Los años más negros
Como muchos recordamos, los últimos meses del año 2008 y los primeros meses del año 2009 fueron probablemente los más negros, al menos en la historia reciente en nuestro mercado de trabajo.
Cada mes que pasaba, entre 100.000 y 200.000 personas se veían obligadas a pasar por las oficinas de empleo y registrarse como desempleados. Veníamos de una etapa de crecimiento continuo, donde el número de desempleados llegó a estar por debajo de los dos millones; estábamos casi en pleno empleo.
Recuperar el mercado laboral
Pues bien, 10 años después hemos recuperado gran parte del terreno perdido y nos encontramos con un número de parados similar al que teníamos entonces (en 2008) y sin grandes cambios en la estructura de nuestro mercado laboral y, a pesar de la reforma laboral, con unos datos de temporalidad inferiores a los del citado año.
Si analizamos la contratación indefinida en toda la serie histórica vemos que estamos en máximos en la contratación indefinida. Históricamente, la precariedad del mercado laboral en España ha sido algo recurrente. No es algo que haya sobrevenido especialmente con la crisis. Cuando analizamos las estadísticas observamos que sólo un 8% de media de las nuevas contrataciones han sido indefinidas.
Picos de actividad
Todo esto se produce fundamentalmente porque, por un lado, lo llevamos en nuestra cultura empresarial. Por otro, tenemos una economía basada fundamentalmente en el sector servicios. este sector copa el 75% de nuestro tejido productivo. Tiene muchos picos de actividad que hacen que las contrataciones estables e indefinidas sean algo complicadas.
Para seguir avanzado, y más en momentos donde el crecimiento económico parece que va a ralentizarse, el próximo gobierno debería seguir profundizando en las reformas. Hasta ahora ha dado buenos resultados, sobre todo en los últimos seis años.
Digitalización
Es evidente que los cambios tecnológicos y la digitalización están modificando nuestra economía y, con ello, el mercado laboral. España ocupa el primer lugar en la Unión Europea en volumen de empleo en plataformas tecnológicas. Alcanza un 17% de personas que trabajan para estas plataformas al menos una vez a la semana. Estamos asistiendo a la falta de criterio jurisprudencial unificado frente a los nuevos modelos económicos Glovo, Uber, Deliveroo, etc.
Frente a los nuevos retos, se necesitan nuevas soluciones que hagan de España un país competitivo y atractivo para la inversión. Para ello, es importante que las empresas tengan seguridad jurídica. También que tengan flexibilidad para adaptarse a los ciclos económicos.
Contrato único
Además, deberemos hacer algunos avances: implantar un contrato único flexible que acabe con la precariedad de los trabajadores. Hasta ahora, los trabajadores encadenan contratos temporales. Y si este paso es demasiado atrevido podemos mantener los modelos de contrato temporal e indefinido, pero aplicar a ambos la misma indemnización.
Igualmente, será importante implantar la mochila austriaca, como consecuencia de lo anterior. se trata de implementar un sistema mixto de indemnización creciente por despido en base a la antigüedad. Es vital que en los convenios de empresa, se negociasen las subidas de sueldo, no por el IPC sino por productividad. Asimismo, debemos apostar por una rebaja de las cotizaciones sociales que mejoren la contratación y la competitividad en relación a los países de nuestro entorno, aun a pesar de que las últimas reformas han ido en sentido contrario.
Edad de jubilación
De la misma manera, debemos mejorar la relación entre el sistema educativo y las empresas. El objetivo es aportar las competencias que realmente necesitan. Y, por supuesto, aunque nos incomode, debemos plantearnos seguir elevando las edades de jubilación para que nuestro sistema de bienestar no esté en riesgo.
Todo esto se resume en que debemos evolucionar hacia un mercado de trabajo adaptado a los tiempos. También a las necesidades de las empresas y no a la inversa. Es decir, que sea la legislación la que favorezca que las empresas puedan adaptarse con flexibilidad a los ciclos económicos y a los cambios tecnológicos.
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