La profesora Monica Gandhi, de la Universidad de California, San Francisco (UCSF), hizo un estudio en el que formuló la pregunta: «¿Puede ser el uso de la mascarilla una vacuna rudimentaria hasta que tengamos una vacuna real?». Alegó que el beneficio de la mascarilla sería que nos expone al virus.
La investigadora explicó su teoría sobre la contención de la COVID-19 diciendo que “el uso de la mascarilla reduce la carga viral, pero permite que el nuevo coronavirus se propague, aumentando, así, las infecciones sin síntomas”. “Las infecciones asintomáticas generan células T (del sistema inmune) más fuertes, y durante cierto tiempo obtenemos inmunidad contra el coronavirus”, aseguró.
Se sabe que las vacunas tradicionales funcionan inyectando pequeñas cantidades del patógeno para inmunizar a los pacientes. Estas pequeñas cantidades del virus generan anticuerpos al causar una forma leve de la enfermedad.
Las mascarillas tienen el mismo efecto que la vacuna
Monica Gandhi cree que las mascarillas pueden contribuir a una forma de «variolización», una técnica anterior a las vacunas, que consistía en exponer al paciente sano al virus de la viruela de forma controlada, y han publicado su teoría en el New England Journal of Medicine.
Cualquier persona que lleve una mascarilla, ya sea para ir al mercado o caminar por la calle, y se cruce con una persona infectada por el SARS-CoV-2, se expone solamente a una pequeña cantidad de inóculo viral, es decir, solo una pequeña cantidad de virus, gracias al tapabocas.
Si se confirma la teoría de que las personas expuestas a una dosis viral menor, también enferman con menos gravedad, podría tener un efecto muy positivo. Una ligera reacción del sistema inmunitario o una enfermedad leve causaría la producción de anticuerpos contra el coronavirus. El mismo efecto que se espera de la vacuna.
Después de esa exposición al virus, la persona afectada sería inmune a la COVID-19, al menos por un cierto período de tiempo.
Gandhi explicó que el beneficio es doble si nos contagiamos cada vez más de forma asintomática. Se podrían reducir los casos graves y los fallecimientos y, además, contribuir a la inmunidad colectiva.
¿Teoría confirmada?
Monica Gandhi vio su teoría confirmada por los nuevos números de contagios elevados con baja mortalidad en España, donde el uso de la mascarilla obligatoria es universal desde hace meses. La científica de San Francisco asume que allí mucha gente ya tiene inmunidad frente al coronavirus.
Gandhi escribió: «En última instancia, la lucha contra la pandemia consiste en reducir tanto las tasas de transmisión como la gravedad de la enfermedad. Cada vez hay más pruebas que sugieren que el uso general de la mascarilla podría beneficiar a ambos objetivos».
La autora reconoció que de igual forma hacen falta más estudios que comparen la tasa de infección asintomática en regiones con y sin mascarilla universal.
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