Existe una historia científica y filosófica extensa sobre la tesis de que la realidad es una simulación. Los afectados por el simulante seríamos nosotros los humanos, quienes no estamos conscientes de vivir así. El argumento comenzó en 2003 con un artículo del filósofo sueco Nick Bostrom, quien considera que podríamos estamos viviendo en una simulación. Una teoría similar a la que aparece en películas de ciencia ficción como Star Trek, Matrix, Inception, The Truman Show, entre otras.
La nueva teoría propone que el universo es una simulación diseñada para engañar a nuestros sentidos. Nuestra consciencia sería una salida audiovisual integrada que otra inteligencia puede aprovechar. Según esta teoría, firmada por el editor Fouad Khan, y publicada como artículo de opinión en la revista Scientific American, realmente estamos viviendo en una simulación informática.
La velocidad de la luz es nuestra fuente
Khan basa su teoría en la de Bostrom. Sin embargo, el editor aporta algo relevante a este debate. Considera que si vivimos en una simulación el universo necesitaría una fuente o un procesador y que sería el que está fuera de esa simulación y único objeto real en el universo: la luz, y también la gravedad.
Según Khan, la velocidad de la luz podría procesar información en segundos y tendría una extensión de 300.000 kilómetros de largo, donde almacenaría toda la información relativa a la simulación. «La velocidad de la luz es un artefacto de hardware que muestra que vivimos en un universo simulado», afirma. Esta teoría confirmaría que el espacio es para nuestro universo lo que los números son para la realidad simulada en cualquier ordenador, añade.
Realidad subjetiva
Lo que los humanos percibimos como real tan solo es una proyección subjetiva de algunas de las variables dentro del programa informático en el que estamos, dice el editor senior de la revista Nature Energy. La proyección nos permite experimentar la sensación de que estamos viviendo, pero en realidad es un juego, una película regida por algoritmos.
Nuestra «película» que llamamos vida, modula las variables ambientales y el estado de los personajes. Es decir, de nosotros mismos, pero con una salvedad importante: todo lo que vivimos en esta simulación no es para nosotros sino para los espectadores. Somos los personajes que desenvuelven una trama para beneficio de alguien.
En cuanto a nuestra conciencia, Khan insiste que es una interfaz subjetiva integrada entre cada uno de nosotros y el resto del universo. La conciencia que tenemos de nuestra experiencia combina los cinco sentidos. Esa consciencia no está en el guión de la simulación, según Khan la explicación más acertada es que nuestra conciencia es de utilidad para los que están fuera de la simulación, los supuestos espectadores que están viendo la película de nuestra vida.
La gravedad tiene un papel fundamental en la simulación
Basándose en lo anterior, lo más probable es que esa conciencia esté viviendo una experiencia propia a través de la nuestra. Como cuando nosotros sentimos la gravedad a través de un personaje de videojuegos que monta una montaña rusa. Por eso el último sentido de la evolución que vivimos como especie humana es la creación de salidas audiovisuales integradas que otra inteligencia puede aprovechar.
Khan considera que gracias a la gravedad es que los humanos nos estamos dando cuenta de la gran conspiración en la que estamos. «Todo lo que podemos hacer es aceptar la realidad de la simulación y hacer de ella lo que podamos», escribe el editor en Scientific American.
La tecnología también sería fundamental en esta simulación que llamamos vida. Khan señala que ya disponemos de ordenadores que ejecutan todo tipo de simulaciones para inteligencias o algoritmos de nivel inferior, lo que considera una huella clara del espejismo en el que estamos.
No es la primera vez que se abre de nuevo el debate de la simulación, y no solo por Bostrom. Anteriormente, el fundador de Tesla, Elon Musk, también había planteado una teoría de que el universo es una simulación y nosotros vivimos dentro de ella. El astrofísico de la Universidad de Columbia David Kipping, también consideró en su momento que hay un 50% de posibilidad de que estamos en una simulación.
Científicos de la Universidad de Oxford argumentan que sería imposible que viviésemos en una simulación informática, porque según la teoría cuántica el gran ordenador que sostuviera al universo en toda su complejidad de manifestaciones jamás podrá ser construido.
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