Las ballenas orcas residentes y las ballenas orcas transeúntes merecen estatus de especies diferenciadas propone la más reciente investigación publicada por el genetista de cetáceos, Phillip Morin, en la revista The Royal Society Publishing. El trabajo de Morin y un grupo de investigadores de la vida marina no presenta nuevos datos, sino que recopila décadas de observaciones y datos genéticos preexistentes sobre estos dos grupos de orcas -también conocidas como ballenas asesinas- que tienen su hábitat en el Pacífico Norte.
Los especímenes que durante años fueron observados y medidos como dos poblaciones de orcas, pertenecientes a una misma especie pero con ciertas características y conductas diferentes, deben ser reclasificadas como dos especies diferentes. La investigación de Morin identificó y agrupó patrones muy claros de conducta, alimentación y comunicación entre estos dos grupos de ballenas orcas.
Dos especies
El nombre científico de la ‘ballena asesina’ es orcinus orca, pero los investigadores proponen reclasificar este cetáceo en tres especies distintas: orcinus rectipinnus (orca residente), orcinus ater (orca transeúnte) y las orcas marítimas o de alta mar. La diferenciación permitirá describir con más exactitud estos mamíferos marinos, que tienen un papel central en la preservación de su ecosistema como fertilizadoras del océano, mitigadoras del cambio climático y promotoras de la biodiversidad.
Las orcas residentes se caracterizan por tener la punta de la aleta dorsal un poco más curva y la mantilla en el lomo tiende a ser más abierta y pigmentada. Se alimentan de pescado y viven en grupos matrilineales estables. La líder es la hembra más vieja y su descendencia de hembras. Las pertenecientes a una misma línea matricial forman grupos sociales más grandes llamados manadas que desarrollan un sistema de localización acústica propio. Son silbidos y sonidos comunes entre sus miembros. Casi un dialecto. Además utilizan la ecolocalización para ubicar a sus presas -por lo general salmón- en áreas cercanas a las costas en otoño y verano.
Orcas transeúntes
Este grupo ha visitado las costas del Pacífico Norte por décadas. Los observadores pensaban que se trataba de orcas residentes que por alguna razón se habían separado o habían sido expulsadas de sus manadas. Aunque su nombre científico es orca rectipinnus, también se le conoce como orca de Bigg, en memoria de Michael Bigg, el biólogo marino y estudioso de las ballenas. Coloquialmente las llaman “bichos raros”, porque emiten sonidos distintos y se alimentan de manera diferente a las residentes.
Una orca transeúnte es más grande que la orca residente, de color gris oscuro o negro con una franja blanca en el vientre y pigmentaciones blancas en el lomo y el contorno de los ojos. Igual que la residente, pero la punta de su aleta dorsal es un más puntiaguda y a mantilla en el lomo es cerrada.
En cuanto a la alimentación, la orca transeúnte come mamíferos marinos como las focas, las marsopas y los leones marinos. En ocasiones también aves. Otro dato diferenciador de las transeúntes es matan a otros animales grandes del océano y no es para alimentarse. Una conducta que no ha sido descrita en la residente.
La estructura social suele ser más pequeña. Aunque son matriarcales, no suelen ser matrilineales. Son lideradas por hembras, pero no emparentadas. Pueden generar alianzas con otras manadas y formar grupos temporales más grandes con fines de cacería. También comparten un repertorio de vocalizaciones, pero no llegan al punto de generar dialectos grupales distintivos de una manada. Son silenciosas y sigilosas al cazar, pero se pueden volver muy vocales durante un ataque y cuando consumen sus presas.
ADN diferenciado
La separación de estas dos especies de ballenas orcas debería discutirse antes del segundo semestre de 2024 cuenta con el apoyo de la comunidad de expertos y los hallazgos de la genetista Kim Parsons, que al analizar muestras de ADN de ejemplares que se comportan y comunican como orcas transeúntes encontró que son notablemente distintos” al de los agrupados como orcas residentes.
La diferencia provendría de evolución. Hace millones de años estas dos ballenas eran de la misma familia, pero las glaciaciones y deshielos obligaron a los grupos a separarse durante cientos de años, evolucionar y adaptarse. Al volver a encontrarse en aguas del Pacífico Norte no pudieron volver a juntarse porque han desarrollado conductas sociales muy divergentes, y hasta dialectos propios. “Este aspecto cultural ayuda a impulsar su divergencia, o al menos ayuda a mantenerla”, señala Morin.