Por su “decisiva contribución a la lucha contra la hepatitis de transmisión sanguínea”, los científicos Michael Houghton (Reino Unido) y Harvey J. Alter y Charles M. Rice (Estados Unidos) fueron los galardonados con el Premio Nobel de Medicina 2020.
La Asamblea del Nobel del Instituto Karolinska, encargada de elegir al ganador del Nobel en el área médica, destacó la labor de los tres virólogos en descubrir la hepatitis C. “Enfermedad de salud global que causa cirrosis y cáncer de hígado en personas de todo el mundo».
Este importante problema de salud afecta cada año a 70 millones de personas y provoca 400.000 muertes. Además, es una de las principales causas de cáncer de hígado y de trasplante hepático.
Como es tradicional, el Nobel de Medicina se anunció el primer lunes de octubre. A pesar de la pandemia, el anuncio se realizó en forma presencial y ante una reducida audiencia. En la cita anual, la Academia consideró otorgar el galardón a ese trío de científicos porque con sus investigaciones “han salvado millones de vidas”.
La investigación consistió en “aislar e identificar el virus, permitiendo que los suministros de sangre en todo el mundo fueran examinados para detectar la hepatitis C. Y de esta manera, evitar la transmisión de la enfermedad”.
El trabajo científico conjunto ha hecho posible desarrollar fármacos antivirales. “Por primera vez en la historia permiten que la enfermedad se cure. Con ello, se abre la puerta a poder erradicar el virus de la hepatitis C del planeta”, dijo la Academia sueca durante el acto.
Nobel de Medicina, un premio a un gran logro
Harvey J. Alter, Michael Houghton y Charles M. Rice, a finales de los setenta, iniciaron sus investigaciones. Y consecuentes descubrimientos que llevaron a la identificación de un virus nuevo, el virus de la hepatitis C.
Existen tres virus que causan inflamación crónica del hígado o hepatitis, el virus de la hepatitis A, B y C. Estos son distintos y pertenecen a familias diferentes. El virus de la hepatitis A se transmite principalmente a través de agua o de comida contaminada. Causa una infección relativamente leve que se resuelve con medicación en unas dos semanas y confiere inmunidad de por vida.
Mientras que el virus de la hepatitis B tiene como vía principal de transmisión la sangre y otros fluidos corporales. Puede incluso, conducir a inflamación crónica del hígado, y derivar en cirrosis y cáncer hepático.
Con una década de antelación, en los sesenta, el investigador Baruch Blumberg descubrió que este virus estaba detrás de la categoría de hepatitis que desarrollaban muchos pacientes tras recibir una donación de sangre. Este descubrimiento le valió el Nobel de Medicina en 1976.
No obstante, quedaban por resolver casos de personas que también acababan desarrollando una hepatitis tras recibir una transfusión de sangre y en las que no se hallaba rastro del virus de la hepatitis B. Los médicos estaban desconcertados entonces y no sabían cuál era el motivo. Según el comité que decidió este Premio Nobel de Medicina, recibir una donación de sangre era una “ruleta rusa”.
Trabajo conjunto para un bienestar colectivo
Conocidos los legados de anteriores hombres de la ciencia médica, entran en acción los actuales ganadores del Nobel de Medicina de este año.
Harvey J Alter, investigador en los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, logró identificar una nueva enfermedad, misteriosa, que llamó ‘hepatitis no A y no B’. Y acabó demostrando que transfundir sangre de pacientes infectados a chimpancés hacía que los animales desarrollaran inflamación del hígado.
A este trabajo se unió el virólogo británico Michael Houghton, mientras trabajaba para la farmacéutica Chiron. Logró aislar la secuencia genética del virus y descubrió que es un tipo de flavivirus, al que llamó virus de la hepatitis C. El tercer científico que agregó sus conocimientos fue Charles M. Rice, investigador en la Universidad de Rockefeller en Nueva York. Especialista en virus de ARN.
Su contribución complementaria y decisiva permitió demostrar que este patógeno era el causante de los casos hasta aquel momento sin explicación de hepatitis provocada por trasfusiones de sangre. Lo hizo inyectando parte del código genético del virus en el hígado de chimpancés y mostrando que los animales desarrollaban hepatitis.
Thomas Perlmann, secretario general de la Asamblea de los Nobel, comentó que le costó comunicarse con los laureados. “Se han mostrado extremadamente sorprendidos y muy contentos. Casi se han quedado sin palabras, ha sido muy divertido hablar con ellos”.
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