Conmovido por la tragedia que sufren los niños ucranianos por la guerra, el periodista ruso Dmitry Muratov decidió desprenderse de la medalla conferida como premio Nobel de la Paz 2021. La subastó en Nueva York en medio de grandes expectativas y recaudó la cifra récord de 103,5 millones de dólares, que irán a Unicef para ayudar a estos pequeños.
Hace menos de un año, Muratov recibió la alta distinción por investigar y difundir temas censurados por el régimen de Vladimir Putin. Ahora, en honor a su trayectoria en pro de los derechos humanos, de la paz, y las libertades, quiso obtener más frutos por la medalla de oro.
La puja, conducida por la casa de subastas Heritage, duró 20 minutos en los que el precio de la medalla subió de 787.000 dólares hasta los 15 millones. De pronto un comprador anónimo se comunicó por teléfono y anunció que pagaba 103,5 millones de dólares, poniendo fin a la venta. Este abultado monto se remitirá íntegramente a la Unicef como ayuda humanitaria a los niños ucranianos desplazados.
Mientras tanto, la casa Heritage renunció a cobrar las tasas y comisiones que se acostumbran en las subastas. El fundador y director del último periódico disidente ruso Novaya Gazeta -actualmente cerrado- fue invitado por Heritage a la puja en un acto donde fue vitoreado prácticamente como una estrella de rock. Pero el periodista trató de desmarcarse del ambiente. Dijo que para él «no se trataba de ninguna fiesta», sino que quería hablar «de la solidaridad humana y las dificultades».
Muratov ganó el año pasado el premio junto a la periodista Maria Ressa, de Filipinas. El Comité del Nobel los galardonó por «sus esfuerzos por salvaguardar la libertad de expresión» en sus respectivos países.
Nobel de la Paz ayuda a niños ucranianos
Muratov se mostró agradecido por el resultado la subasta. “Esperaba que hubiera una enorme cantidad de solidaridad. Pero no esperaba no una cantidad tan grande”.
Anteriormente, lo más pagado por una medalla del premio Nobel fue en 2014, cuando James Watson, cuyo co-descubrimiento de la estructura del ADN le valió un Nobel en 1962, vendió su medalla por 4,76 millones de dólares. Tres años más tarde, la familia de su co-beneficiario, Francis Crick, recibió 2,27 millones de dólares en una puja realizada por Heritage.
Antes de la subasta, el Nobel de la Paz señaló que de los 16 millones de refugiados ucranianos, un 40% son niños. O, que dos tercios de los niños ucranianos han tenido que dejar sus hogares. Algo que, según manifestó, nunca había sucedido en un conflicto armado en tan poco tiempo.
Comentó que un niño ucraniano que se encontró en Rusia, le pidió dinero «para poder recargar el teléfono y llamar a su mamá en Ucrania». Muratov pidió a la audiencia que se pusiera por un momento en su lugar.
«Han matado su pasado y ahora quieren destruir su futuro», subrayó. El periodista ruso dijo que esperaba que su gesto sirviera de inspiración. Y que otras personas se decidan a deshacerse de algunos bienes para ayudar a los menores ucranianos. Muratov sigue viviendo en Moscú, pese al acoso que sufre su periódico y él mismo. Recientemente fue atacado en un tren con pintura roja por su oposición a la guerra.
El jefe de estrategia de Heritage, Joshua Benesh, alabó el gesto de Muratov. Recordó que el danés Niels Bohr, ganador del Nobel de Física en 1922, vendió su medalla en 1940, durante la Segunda Guerra Mundial y lo recaudado lo dio al Auxilio Finlandés para ayudar a refugiados de guerra.
Represión a periodistas y medios
Después de la disolución de la Unión Soviética en 1991, Dmitry Muratov y otros periodistas cofundaron el periódico Novaya Gazeta, que pronto se convirtió en uno de los principales defensores de la democracia y la libertad de expresión en Rusia. El último líder de la Unión Soviética y premio Nobel de la Paz en 1990, Mikhail Gorbachev, apoyó financieramente al diario y se convirtió en copropietario en 2006. Muratov fue editor en jefe durante la mayoría de los años desde 1995.
Bajo el liderazgo de Muratov, Novaya Gazeta ha criticado a las autoridades rusas por corrupción, fraude electoral y violaciones de derechos humanos. Seis de los periodistas del diario han sido asesinados por escribir artículos críticos sobre las operaciones militares rusas en Chechenia y el Cáucaso. La más conocida de ellas es Anna Politkovskaya.
Los periodistas independientes en Rusia han estado bajo el escrutinio del Kremlin, si no han sido objetivos directos del gobierno. Desde que Putin llegó al poder hace más de dos décadas, casi dos docenas de periodistas han sido asesinados y cientos perseguidos. Y otros tantos, han cerrado sus puertas por las hostilidades y represiones.
Novaya Gazeta, uno de los últimos medios de comunicación independientes que quedaban en Rusia, informó en marzo que cesará sus operaciones hasta el final de la guerra en Ucrania. Mientras que otros medios como Echo of Moscow y TV Rain fueron prohibidos en Rusia, después de recibir una segunda advertencia del censor estatal por presuntamente violar la ley de «agente extranjero». Esa legislación establece cárcel a aquellos que critiquen la campaña militar del Kremlim.
La advertencia se produjo un día después de que Muratov, hablara con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy. En una entrevista grupal con periodistas rusos que fue prohibida por el regulador estatal de medios, Roskomnadzor.