Muchos países han restringido el uso de bolsas de plástico, por su difícil degradación y lo contaminantes que son para mares y océanos. Entonces, ¿qué alternativas hay para ir de compras que tengan menor impacto ambiental? Surgen las de papel, las de tela y las bolsas reutilizables.
Un estudio del Ministerio de Medioambiente y Alimentación de Dinamarca afirma que fabricar una bolsa de papel contribuye más a la deforestación. Y utiliza más agua y más energía que una de plástico. Está bien.
Existen distintos tipos de materiales con los que se pueden fabricar bolsas. Pero uno de los resultados del informe danés indica, por ejemplo, que una bolsa de algodón orgánico debe utilizarse 20.000 veces para que tenga el mismo impacto medioambiental de una de plástico.
Señala también que el algodón orgánico es unas tres veces más dañino para el medioambiente que el algodón convencional. Hay que tener en cuenta, que el estudio parte de la premisa de que las bolsas de plástico se incineran al final de su vida, es decir, que no terminan en los océanos.
Estos resultados pueden ser contradictorios con las metas de resguardo medioambiental y el cambio climático. Uno de los motivos para justificar la diferencia ecológica entre el algodón orgánico y el tradicional es que, para producir algodón orgánico, no puede haber sido sometido a manipulación genética. Una práctica común para que la planta produzca más algodón que una natural. De ese modo, para fabricar la misma cantidad de algodón, se necesita plantar más semillas, lo cual requiere utilizar más tierra, más agua y más fertilizantes, entre otros recursos.
Bolsa reutilizable, ¿una verdadera solución?
Está claro que las bolsas de plástico traen una serie de problemas. El principal, que están hechas de un material eterno para una vida útil muy corta. De menos de 15 minutos en promedio y que muchísimas veces no se recicla ni se reutiliza ni se dispone de forma correcta.
Para resolver eso se impuso la salvadora “bolsa reutilizable”, más resistente y linda que no se tira y se puede volver a usar. Buena solución. Los supermercados empezaron a adoptar rápidamente la venta de bolsas reutilizables con diferentes diseños que “cuidan al planeta” y tal.
Entre regalos de los comercios y otras compradas, los hogares fueron acumulando bolsas reutilizables de diferentes tamaños, formas y colores. Y con la mejor de las intenciones, lamentablemente, empezamos a acumular una huella ambiental mucho mayor.
El ministerio del Ambiente danés analizó la huella ecológica por unidad de una bolsa de plástico descartable frente a una bolsa reutilizable. Encontró que quizás tener tantas no es tan buena idea.
La gran mayoría de las bolsas reutilizables, las más baratas, también son de plástico y usan muchísimo más plástico que las descartables. Así que en materia prima estamos igual y peor. Además se requiere más energía por unidad para coser o sellar la bolsa reutilizable que la que se requiere para fabricar una bolsita descartable, que salen de a miles por hora.
Las que no son de plástico, y especialmente si son de un tejido natural como el algodón, entonces hay que contar una enorme huella hídrica, por la cantidad de agua que requiere el cultivo. Más, si es algodón orgánico.
Ya sea de plástico o de tela, la bolsa reutilizable pesa mucho más por unidad que la bolsa descartable. Genera mayores emisiones de CO2 y más huella de carbono si son importadas.
Usos y prácticas de las bolsas
Sugiere el estudio que el aporte doméstico por evitar daños al medioambiente es reutilizar lo que tenemos a mano. Si amontonamos las bolsas de plástico, no debemos tirarlas para empezar a utilizar una de tela.
Recomienda reutilizar las de plástico tantas veces como sea posible y, en última instancia, emplearlas para la basura. Lo importante es que se reutilicen y no se incorporen bolsas nuevas a nuestra colección.
Más allá de las bolsas, hay otros muchos elementos de los que podemos o debemos prescindir, o que aunque los utilicemos debemos saber cómo desecharlos correctamente.
Cuando vayamos a la compra, no solo tenemos que preocuparnos de reutilizar nuestras bolsas, sean del material que sean. La mayoría de supermercados ofrecen la carne, el pescado, la fruta y la verdura envueltas en plásticos. Comprar en carnicerías, pescaderías y fruterías es una buena solución para evitar la sobrecarga de plásticos en los productos orgánicos. Por otro lado, hacer uso del comercio local, ir a pie o en bicicleta a la compra y no desperdiciar alimentos simplemente por tener un aspecto diferente, también es recomendable si queremos contribuir al planeta con una compra sostenible.
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