El destacado filósofo ateo y científico cognitivo Daniel C. Dennett (Boston, Massachusetts) ha dedicado su carrera a considerar los misterios más espinosos de la mente y del ser. En sus nuevas memorias, ‘He estado pensando’, ofrece una clase magistral sobre los temas dominantes de la filosofía y las ciencias cognitivas del siglo XX. Incluidos el lenguaje, la evolución, la lógica, la religión y la inteligencia artificial. Afirma, a sus 81 años, que “no hay misterios metafísicos en el corazón de la existencia humana, ni magia. Ni Dios que nos hace quienes somos”.
Aunque sus temas son intensamente reflexivos y la forma de abordarlos genialmente impecables, podrían acorralar a quienes difieren en su forma de percibir e interpretarla vida y sus entresijos, pero Dennett es muy respetuoso. Actualmente dirige el Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad de Tufts, donde es catedrático de filosofía. Su obra amplia, volcada en libros y conferencias, es una demostración magnífica de hasta qué punto el pensamiento y la ciencia se requieren mutuamente.
La incesante curiosidad de Dennett lo ha llevado desde una infancia en Beirut y las aulas de Harvard, Oxford y Tufts, hasta «cruceros cognitivos» en veleros, en los campos y huertos de Maine. Y a laboratorios y centros de estudios de todo el mundo. La clave de este largo viaje (‘He estado pensando’) son los interlocutores de Dennett: Douglas Hofstadter, Marvin Minsky, Willard Van Orman Quine. Así como Gilbert Ryle, Richard Rorty, Thomas Nagel, John Searle, Gerald Edelman, Stephen Jay Gould, Jerry Fodor, Rodney Brooks y más. Cuyas ideas, incluso cuando no estaba de acuerdo con ellas, ayudaron a formar sus convicciones sobre la mente y la conciencia. Repleta de fotografías y contada con la calidez característica de su talento, señala la editorial británica Penguin.
Los misterios de la vida vistos por un filósofo ateo
En ‘He estado pensando’ también inculca el valor de la vida más allá de la universidad. Enriquecida por la escultura, la música, la agricultura y una profunda conexión con la familia. Dennett nos obliga a considerar: ¿Qué pienso realmente? ¿Y si me equivoco? Estas memorias de una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo se dirigirán a cualquiera que busque equilibrar la vida mental con la aventura y la creatividad.
Para la eminencia de Dennett, quizás más conocida como uno de los “cuatro jinetes” del ateísmo moderno junto a Christopher Hitchens, Richard Dawkins y Sam Harris, no hay misterios metafísicos en el corazón de la existencia humana, ni magia. Ni Dios que nos hace quienes somos. En cambio, es ciencia y evolución darwiniana hasta el final, señala el pensador en entrevista a The New York Times.
Dennett, autor de múltiples libros para audiencias populares, rastrea en su último título el desarrollo de su visión del mundo. Desea mostrar que no está menos llena de asombro o gratitud que la de aquellos más inclinados a lo sobrenatural. «Quiero que la gente vea la vida feliz y significativa que he tenido con estas creencias», dice el filósofo. «No necesito misterio».
Al filósofo ateo se le ha oído decir y escribir que “tenemos alma, pero está hecha de pequeños robots” y también que “no hay Dios”. ¿Cómo no sentirse a la deriva?, pregunta Nytimes. “Algunas personas no quieren que les expliquen los trucos de magia”, responde. “Yo no soy esa persona. Cuando veo un truco de magia, quiero ver cómo se hace. La gente quiere que el libre albedrío o la conciencia, la vida misma, sea verdadera magia”.
Entender el mundo tal como es
Prosigue Dennett resaltando que “lo que quiero mostrarle a la gente es, miren, la magia de la vida evolucionada, la magia del cerebro evolucionando entre nuestros propios oídos, ¡eso es emocionante! No necesitas milagros. Sólo necesitas entender el mundo tal como es realmente, y es increíblemente maravilloso. ¡Tenemos tanta suerte de estar vivos!. La ansiedad que siente la gente por renunciar a las opciones mágicas tradicionales, la tomo muy en serio. Puedo sentir esa ansiedad. Pero cuanto más entendía las cosas que no entendía, más disminuía la ansiedad. Cuanto mayor era la alegría, más volvía la maravilla. Tengo a mi pequeño ‘Himno a la vida y al universo’. Ese es mi Dios, más maravilloso que cualquier cosa que pudiera imaginar en detalle, pero no mágico”.
El escritor y filósofo ateo tiene una hermana mayor, que según comenta entre risas, “es la oveja blanca de la familia. Fue al seminario y fue ordenada en una etapa avanzada de su vida. Sigue viva. Se crió en la Iglesia Congregacional, que pasó a formar parte de lo que ahora es la Iglesia Unida de Cristo, que es una religión ligera. Si toda religión fuera así, toda religión sería fantástica”.
Dennett asegura que “no hay problema”, para entender las creencias religiosas. “Deberíamos reconocerlo y reconocer que las personas que creen en Dios a veces son muy reacias a considerar que podrían estar equivocadas. ¿Qué pasa si me equivoco? Esa es una pregunta que me hago mucho. Esta gente no quiere hacer esa pregunta y entiendo por qué. Tienen miedo de lo que puedan descubrir. Quiero darles un ejemplo de alguien que hace la pregunta y no le cae un rayo”.
La confianza amenazada por la IA
Recuerda Dennett que “a menudo me citan diciendo: ‘No hay manera educada de decirle a la gente que han dedicado su vida a una ilusión’. Cuando en realidad, lo que dije fue: ‘No hay una manera educada de pedirle a la gente que considere si han dedicado su vida a una ilusión, pero a veces hay que preguntarlo».
También en las memorias el filósofo y científico ateo se refiere al fervor entorno a ChatGPT como una «burbuja». ¿Por qué es una burbuja? Hay una idea de la que quiero hablar: en el artículo que escribí para The Atlantic sobre personas falsificadas, mencioné que el gran peligro de GPT-3 y ChatGPT es que pueden reproducirse. Son memes. No es necesario estar vivo para evolucionar. Las cosas evolucionan porque pueden, y la evolución cultural (evolución memética) es un fenómeno potente. No queremos tener censura. Pero queremos tener algo como una cuarentena para evitar la propagación de variantes culturales que podrían destruir la cultura, destruir la democracia”.
El economista Paul Seabright escribe conmovedoramente sobre la confianza, sostiene Dennett. Y la confianza es un fenómeno social. La sociedad depende de la confianza. La confianza ahora está seriamente amenazada por el poder replicativo de la IA y las interacciones falsas. Este es un grave peligro. Existe una tendencia humana natural a pensar: si puedo hacerlo, lo haré, y no preocuparme por si debo hacerlo.
“La comunidad de IA tiene demasiadas personas que simplemente ven la potencialidad. Y no están dispuestas a pensar en riesgos y responsabilidades. Me gustaría arrojarles un balde de agua fría en la cabeza y decirles: ‘Espera un momento, no está bien crear dispositivos fácilmente copiables que manipulen a las personas de maneras que destruyan su confianza’”, argumenta Dennett.
Lee también en Cambio16.com: