Aunque la OMS calificó de “muy alto” el riesgo de la nueva variante del coronavirus, por su amplio número de mutaciones, algunas de ellas “preocupantes”, el creador de la vacuna de BioNtech tiene una opinión más tranquilizante. Ugur Sahin sostiene que “es poco probable que ómicron cause enfermedades graves en personas vacunadas”.
La Organización Mundial de la Salud se ha mostrado expectante ante la nueva cepa detectada en Sudáfrica. Estima que algunas de sus mutaciones, pueden asociarse a “una potencial fuga inmunológica” y a una “mayor transmisibilidad”. Por tanto, la crisis sanitaria mundial “aún no ha terminado”. La situación “sigue siendo peligrosa y precaria”.
Inclusive, advierte su director Tedros Adhanom Ghebreyesus, que “seguimos viviendo ciclos de pánico y olvido en los que avances conseguidos con gran esfuerzo, pueden perderse”.
Dice Sahin que si bien la nueva variante podría evadir los anticuerpos generados en reacción a la vacuna, el virus probablemente seguirá siendo vulnerable a las células inmunes que lo destruyen una vez que ingresa al cuerpo. “Nuestro mensaje es: no se asuste, el plan sigue siendo el mismo. Acelere la administración de una tercera dosis de refuerzo”, afirma.
Se están realizando pruebas de laboratorio en las próximas dos semanas para analizar la sangre de las personas que recibieron dos o tres dosis de la vacuna Comirnaty de BioNTech. Con el propósito de ver si los anticuerpos que se encuentran en esa sangre inactivan a ómicron, lo que arrojaría luz sobre si se necesitan nuevas vacunas.
Mientras tanto, ómicron se ha expandido velozmente por Europa y Asia. De Sudáfrica saltó a Bélgica, el Reino Unido, Alemania y Países Bajos. También a Dinamarca, Portugal, España, Botsuana, Israel, Australia, Hong Kong y China. En la República Checa tienen la sospecha de un caso.
Los gobiernos, en especial de Europa, han limitado el ingreso de viajeros procedentes del sur de África.
Ugur Sahin y los temores por la variante ómicron
El creador de la vacuna de BioNtech, espera que las pruebas de laboratorio muestren cierta pérdida de protección de la vacuna contra la enfermedad leve y moderada debido a ómicron. Pero el alcance de esa pérdida es difícil de predecir.
«En mi opinión”, comenta, “no hay razón para estar particularmente preocupado. Lo único que me preocupa en este momento es el hecho de que hay personas que no han sido vacunadas en absoluto».
La cautelosa confianza de BioNTech contrasta con una sensación de alarma transmitida por el director ejecutivo del fabricante rival de vacunas Moderna. Stephane Bancel ha planteado la posibilidad de una caída material en la protección contra el nuevo linaje de coronavirus de las vacunas actuales.
Ugur Sahin agrega que los anticuerpos provocados por la vacunación podrían tener dificultades para aferrarse al nuevo linaje del virus ómicron. Pero destaca que las células T, otra línea de defensa inmunológica, estaban configuradas para reconocer las vastas partes de la proteína de pico de ómicron que permanecen sin cambios.
Mientras los anticuerpos se unen directamente a los virus y previenen infecciones. Las células T de mayor duración atacan a las células que ya han sido secuestradas por el virus, evitando la replicación viral y enfermedades graves.
Pfizer y BioNTech han creado versiones de su vacuna basada en ARNm establecida, para atacar las denominadas variantes Alpha y Delta. Entretanto, los ensayos clínicos continúan.
Esos esfuerzos no están destinados a producir productos comerciales, sino a establecer una rutina con los reguladores que ayudarán a acelerar cualquier futuro relanzamiento de vacunas. Sahin insiste en que esa era la razón por la que es poco probable que los reguladores requieran pruebas en voluntarios humanos. Y un análisis de su reacción inmune para cualquier actualización de la vacuna específica de ómicron.
Científicos y laboratorios están muy activos
Los científicos, entre ellos Ugur Sahin, han reaccionado más rápidamente a ómicron que a cualquier otra variante. En solo 36 horas desde los primeros signos de problemas en Sudáfrica, los investigadores analizaron muestras de 100 pacientes infectados, cotejaron los datos y alertaron al mundo. Tulio de Oliveira, genetista de la Escuela de Medicina Nelson R. Mandela de Durban informó de esos trabajos.
Una hora después de la primera alarma, los científicos sudafricanos también se apresuraron a probar las vacunas contra la nueva variante del coronavirus. Ahora, decenas de equipos de todo el mundo, incluidos los investigadores de Pfizer-BioNTech y Moderna, se han unido a la carrera.
Ómicron presenta unas 50 mutaciones, entre ellas más de 30 en la espiga. Una proteína vírica en su superficie que el organismo vacunado está entrenado para reconocer y atacar.
Algunas de estas mutaciones ya se habían visto antes. Se cree que algunas de ellas han potenciado la capacidad de la variante beta para eludir las vacunas. Mientras que otras probablemente han potenciado la extrema contagiosidad de delta, reseña Nytimes.
Si las vacunas resultan ser mucho menos potentes contra ómicron, es posible que haya que ajustarlas para mejorar su eficacia. Preparándose para lo peor, Moderna, Pfizer-BioNTech y Johnson & Johnson están planeando probar una versión artificial de ómicron contra sus vacunas.
Las vacunas de ARNm en particular —la de Moderna y la de Pfizer-BioNTech— fueron hechas con una tecnología que debería permitir una rápida modificación. Los científicos de Pfizer “pueden adaptar la vacuna actual en seis semanas y enviar los lotes iniciales en 100 días en caso de una variante que escapa a la vacuna” que eluda el sistema inmunológico, dijo Jerica Pitts, una portavoz de Pfizer.