El colesterol alto, producto de comer demasiada grasa saturada o grasas trans, aumenta el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, entre otras patologías. Para frenar la escalada de sus efectos negativos en la salud, los médicos suelen recetar las estatinas que resultan muy eficaces. Dos nuevos estudios encontraron que las estatinas también protegen a los grupos de alto riesgo que aún no han tenido un ataque cardíaco o un derrame cerebral pero que podrían sufrir alguno.
El colesterol es una sustancia cerosa y parecida a la grasa que se encuentra en todas las células del cuerpo. Pero, en altos niveles puede producir una peligrosa acumulación en las paredes de las arterias (ateroesclerosis) y reducir el flujo sanguíneo a través de las arterias y provocar complicaciones cardiovasculares.
Aunque las estatinas son altamente efectivas y seguras para la mayoría de las personas, se han vinculado con el dolor muscular, los problemas digestivos y la confusión mental en algunos pacientes. En raras ocasiones, dice la Clínica Mayo, pueden causar daño hepático.
Según el Brigham and Women’s Hospital, afiliado a Harvard, los resultados de los estudios son positivos. Aportan un contexto adicional a un antiguo debate entre la comunidad médica sobre si es beneficioso iniciar el uso de estatinas en personas que aún no tienen el colesterol alto o una enfermedad cardiovascular. Los estudios se han publicado en JAMA Network Open y en Journal of the American Geriatrics Society.
Las estatinas para bloquear el colesterol
«Las estatinas son una clase de fármacos de primera línea que pueden reducir el colesterol y disminuir el riesgo de un segundo infarto de miocardio o ictus en personas que ya han sufrido uno, de eso no hay duda», afirma la autora Ariela Orkaby, de la División de Envejecimiento del Brigham. «Sin embargo, muchos médicos aún no se ponen de acuerdo sobre si las estatinas deben utilizarse como tratamiento preventivo en personas que aún no han sufrido un infarto de miocardio o un ictus. Pero que presentan un alto riesgo debido a la edad u otros factores».
La experta sostiene que «nuestros hallazgos demuestran que las estatinas tienen un efecto protector. Incluso en personas que no han tenido su primer episodio cardiaco grave. Esto significa que sigue siendo beneficioso recetar estos medicamentos para la prevención primaria de las enfermedades cardiacas», afirma.
Para la mayoría de las personas, las estatinas son bien toleradas y no tienen efectos secundarios importantes. Sin embargo, en los últimos años algunos médicos han pedido que se dejen de recetar estos medicamentos a determinadas personas. Incluidas aquellas con enfermedad renal crónica. En particular, la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte entre los adultos mayores con enfermedad renal.
«Se ha hablado de que las estatinas causan dolores musculares pero, para la gran mayoría de las personas, son medicamentos muy seguros y eficaces», advierte Orkaby, investigadora del Centro Clínico y Educativo de Investigación Geriátrica de Asuntos de Veteranos. “El problema es que todavía nos falta mucha evidencia clínica sobre su efectividad en ciertos grupos. Esto ha hecho que algunos médicos desprescriban las estatinas por precaución”, reseñó The Harvard Gazette.
Efectos secundarios
En el estudio de 14.828 personas con enfermedad renal crónica, los investigadores encontraron que comenzar a tomar estatinas se asoció con una reducción del 9% en la mortalidad. Y un 4% menos de riesgo de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.
El equipo también observó a un grupo mucho mayor de adultos mayores sin enfermedad renal, de los cuales el 12% eran frágiles. Entre este grupo de 710.313 personas, encontraron que la terapia con estatinas se asociaba con un 39% menos de riesgo de mortalidad y un 14% menos de riesgo de sufrir un primer ataque cardíaco o un derrame cerebral. Ambos estudios utilizaron datos del Sistema de Atención Médica de Asuntos de Veteranos.
Los investigadores encontraron que estas reducciones en la mortalidad y el riesgo de enfermedad eran independientes de la fragilidad. Y que los investigadores midieron mediante una puntuación que representaba docenas de afecciones de salud relacionadas con la edad.
«Cuando hablamos del análisis de riesgo-beneficio del uso de un determinado medicamento en poblaciones de mayor edad, debemos considerar la fragilidad porque los medicamentos pueden no funcionar tan bien. O pueden causar más efectos secundarios en personas más frágiles», dijo Orkaby. «Nuestros resultados sugieren que, con las estatinas, el estado de fragilidad no disminuye el beneficio, y pueden ser los adultos mayores más frágiles los que más se benefician».
Los investigadores advierten que sus conclusiones extraídas de datos de pacientes anteriores deben validarse en nuevos ensayos clínicos que aborden prospectivamente estas preguntas.
Orkaby manifestó que estos estudios “nos dicen que hasta que tengamos datos clínicos que sugieran lo contrario, las estatinas son seguras y efectivas para las personas mayores y las que padecen enfermedad renal crónica».
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