Casi 2.000 niños yezidíes liberados del Estado Islámico en los últimos años todavía están atrapados por un trauma psicológico y físico. En un nuevo informe basado en docenas de entrevistas en el norte de Irak, Amnistía Internacional descubrió que los niños que enfrentaron tortura, reclutamiento forzado, violación y otros abusos no estaban recibiendo la atención que necesitaban.
En el informe, titulado Legacy of Terror: The Plight of Yezidi Child Survivors of ISIS, la ONG aborda la urgente necesidad de poner fin a la separación forzosa de mujeres y sus hijos nacidos de la violencia sexual por parte de miembros del Estado Islámico.
Entre 2014 y 2017, la organización terrorista cometió crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y lo que la ONU describe como genocidio contra la comunidad yezidí en Irak.
Heridas difíciles de curar
Cuando el Estado Islámico irrumpió en el corazón ancestral yazidí en el norte de Irak, sus habitantes huyeron al monte Sinjar. Muchos fueron asesinados y unas 7.000 mujeres y niñas fueron secuestradas y esclavizadas. La mayor parte de ellas fueron violadas.
El informe de 57 páginas revela los amplios desafíos que ahora enfrentan los 1.992 niños yezidíes que regresaron con sus familias después de sufrir secuestros, torturas, alistamiento forzoso, violaciones y numerosos otros horrendos abusos contra los derechos humanos cometidos por los propugnadores del califato islámico.
«Si bien la pesadilla de su pasado ha terminado, las dificultades siguen presentes para estos niños. Después de soportar los horrores de la guerra a una edad extremadamente joven, ahora necesitan el apoyo urgente de las autoridades nacionales en Irak y la comunidad internacional para construir su futuro», dijo Matt Wells, subdirector de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional.
«Sobrevivientes de crímenes horribles, estos niños ahora enfrentan un legado de terror. Su salud física y mental debe ser una prioridad en los años venideros si quieren reintegrarse completamente en sus familias y comunidad».
El regreso no borra los recuerdos
Muchos niños sobrevivientes han regresado del cautiverio del Estado Islámico con lesiones debilitantes a largo plazo, enfermedades o impedimentos físicos. Algunos niños perdieron extremidades en la batalla, mientras que algunas niñas violadas nunca podrían tener hijos.
Los niños yezidíes a menudo están aislados a su regreso. Se les hacer particularmente difícil resinsertarse en sus familias o grupos. A menudo han sido objeto de intensa propaganda, adoctrinamiento y entrenamiento militar, con la intención deliberada de borrar sus identidades, idiomas y nombres anteriores.
Las condiciones de salud mental más comunes que experimentan estos niños incluyen el estrés postraumático, la ansiedad y la depresión. Los síntomas y comportamientos que a menudo se muestran incluyen agresión, recuerdos, pesadillas, alejamiento de situaciones sociales y cambios de humor severos.
Falta de educación
Los niños yezidíes sobrevivientes fueron privados de educación formal durante sus años en cautiverio. Amnistía Internacional dijo que el acceso a la educación podría facilitar en el proceso de reinserción social. Pero decenas de miles de niños yezidíes aún viven en campamentos de desplazados donde la escolarización es irregular. Muchos se pierden los programas disponibles para el aprendizaje acelerado, sea porque no saben que existen o porque se desaniman por la burocracia excesiva. Como resultado, muchos niños sobrevivientes abandonan el sistema educativo por completo.
Numerosas familias yezidíes se endeudaron al pagar miles de dólares estadounidenses a los contrabandistas para liberar a los familiares que estaban en poder del Estado Islámico.
Madres forzosas
Muchas madres yezidíes se casaron por la fuerza con combatientes del califato islámico. Ahora luchan por sanar sus cicatrices psicológicas, mientras lidian con el estigma de tener hijos nacidos de padres yihadistas.
Amnistía Internacional está pidiendo que las mujeres yazidíes esclavizadas que tuvieron los bebés de los combatientes del Estado Islámico sean asentadas con sus hijos en el extranjero.
«Estas mujeres fueron esclavizadas, torturadas y sometidas a violencia sexual. No deberían sufrir más castigos», dijo Matt Wells, subdirector del equipo de respuesta a crisis de Amnistía Internacional.
Varias mujeres entrevistadas por Amnistía Internacional dijeron que las presionaron, coaccionado o incluso engañado para que dejaran a sus hijos atrás, causando angustia mental severa.
A estas mujeres también se les aseguró falsamente que podrían visitar o reunirse con sus hijos en una etapa posterior. Todas las mujeres entrevistadas separadas de sus hijos dijeron que no tenían contacto ni acceso a ellos. Amnistía Internacional dijo que las madres deben reunirse con sus hijos de forma permanente.
Para elaborar este informe, Amnistía Internacional visitó la región de Kurdistán en Irak del 17 al 27 de febrero de 2020. Entrevistó a 29 sobrevivientes tomados cautivos por el Estado Islámico cuando eran niños; 25 familiares que cuidan a niños sobrevivientes; y 68 expertos y funcionarios, incluidos médicos, psicoterapeutas, miembros del personal de ONG, personal de las Naciones Unidas y agentes gubernamentales.
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