La lluvia de los monzones puede ser una bendición para los campos de arroz. Pero con el cambio climático su intensidad pone en peligro la vida de de miles de personas en el mundo. Un estudio reciente encontró que en los niños son las principales víctimas de los cada vez más letales monzones.
El calentamiento global está intensificando las estaciones de lluvia en el sur de Asia. Provocando una irregularidad y una intensidad sin precedentes. La región ha sufrido inundaciones atípicas desde principios de año provocadas por los letales monzones. Un fenómeno que, según las investigaciones, se repetirá y se agravará con el aumento de las temperaturas globales. En líneas generales los efectos de los desastres naturales se miden por el nivel de destrucción, muertes ocasionadas y costos de reconstrucción.
Un nuevo estudio de Universidad de California amplió la perspectiva de sus análisis evaluando el impacto en los niños. Los resultados son aterradores. Los monzones en Bangladesh están cobrando un número alarmante de vidas. No solo durante las inundaciones, sino también en los meses posteriores. A pesar de los esfuerzos de las autoridades locales, las organizaciones de ayuda y la comunidad científica internacional, aún no se ha logrado comprender la verdadera magnitud de esta tragedia.
153.753 lactantes
En una investigación reciente, científicos de las Universidades de California en San Diego y San Francisco descubrieron que las inundaciones han sido un factor determinante en la muerte de 152.753 lactantes (niños menores de 11 meses) en Bangladesh. La investigación abarcó el período entre 1988 y 2017. Para recopilar datos, los investigadores utilizaron encuestas de salud realizadas por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional que abarcan más de 150.000 nacimientos en 30 años.
Al comparar estos datos con mapas de alta resolución de las principales inundaciones durante ese periodo, encontraron una diferencia significativa en el riesgo de mortalidad. Hubo 5,3 muertes infantiles adicionales por cada 1.000 nacimientos en áreas propensas a inundaciones en comparación con las que no lo eran.
A partir de este resultado, los autores calcularon el número total de muertes infantiles atribuibles a las inundaciones en Bangladesh durante el periodo estudiado. Los lactantes representan un grupo de población especialmente vulnerable. Los cambios en la salud infantil pueden ser un indicador de la prevalencia de problemas de salud en la población en general. La muerte es el resultado sanitario más grave.
Por ejemplo, en 2021, las lluvias monzónicas en Pakistán resultaron en la muerte de casi 1.700 personas, incluyendo a 630 niños y 340 mujeres. La temporada de monzones del 2023 en India, que se extiende de junio a septiembre, causó una devastación significativa: 428 personas han fallecido y los daños a la propiedad se estiman en 1.420 millones de dólares desde junio en Himachal Pradesh. Es probable que la mayoría de las muertes estén vinculadas a tres condiciones relacionadas con las inundaciones: enfermedades diarreicas, cólera y brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue.
Más allá de los monzones
El enfoque a corto plazo puede oscurecer la visión global. La mayoría de los eventos climáticos no son aislados. Es probable que afecten a las poblaciones vulnerables repetidamente a lo largo de años, décadas y generaciones. Las inundaciones transforman los campos agrícolas en pantanos. Pueden causar pérdidas masivas de cultivos, exacerbando la inseguridad alimentaria existente en Bangladesh.
Los bebés son particularmente susceptibles al hambre. The Lancet, la prestigiosa revista médica publica un análisis anual de los impactos del cambio climático en la salud humana a nivel mundial que identifica las enfermedades bacterianas y transmitidas por vectores, así como la malnutrición, como las principales preocupaciones. Paradójicamente, las lesiones y ahogamientos causados por las inundaciones representaron un pequeño porcentaje de las muertes.
Todos los riesgos para la salud planteados por las inundaciones, desde el primer ahogamiento hasta el último caso de dengue, se ven exacerbados por factores socioeconómicos como la seguridad alimentaria, los ingresos familiares, el historial de vacunación, el acceso a la atención médica y el estado de las infraestructuras locales, como los sistemas de alcantarillado y las instalaciones de tratamiento de agua potable. Los autores del estudio indicaron que sus hallazgos sugieren que los riesgos para la salud de los peligros ambientales están evolucionando a medida que el cambio climático se intensifica.
Cada vez más intensos
Los monzones, fenómenos climáticos que impactan a varias regiones del mundo, especialmente en el Sudeste Asiático, pueden causar daños humanitarios y económicos, afectar la agricultura y generar inundaciones en áreas bajas. En algunos casos, las temporadas de monzones se han extendido, dejando un alto número de víctimas y daños en varios países.
El cambio climático inducido está intensificando las lluvias en la región, y los científicos advierten que los estados del Himalaya deben prepararse para temporadas más intensas e impredecibles. El calentamiento global o está impulsando eventos climáticos extremos y se espera que tanto las sequías como las lluvias torrenciales se intensifiquen a medida que el planeta se calienta. Según Bernardo Gozzini, director del Consorcio Lamma-Cnr, los datos de Copérnico, “muestran señales claras de que el fenómeno está empeorando”.
El enfoque de los investigadores para evaluar el impacto de las inundaciones ocasionadas por los letales monzones en las comunidades de Bangladesh a lo largo de varios años tiene el potencial de ser utilizado para analizar los efectos a largo plazo de otras exposiciones climáticas.
El calor extremo, los huracanes y la sequía, entre otros desastres medioambientales exacerbados por el cambio climático, también pueden tener efectos perjudiciales para la salud que se manifiestan semanas, meses e incluso años después del evento. Si las futuras investigaciones logran determinar cómo y cuándo ocurren estos efectos, podrían contribuir a salvar vidas. Este enfoque es especialmente relevante para otras regiones del mundo que son vulnerables a riesgos climáticos cada vez más recurrentes.