La mayor refinería de África entró en funcionamiento en Nigeria. Su puesta en marcha supone una mejoría para el empobrecido país petrolero. Pero en medio de una grave crisis, el pueblo nigeriano no se hace mayores ilusiones. Hasta ahora las prioridades de la dirigencia política del país ha desatendido sus necesidades. En el reciente presupuesto se da prioridad a la compra de un yate para el presidente y SUV para los congresistas.
El país más poblado de África es uno de los principales productores mundiales tanto de petróleo como de gas. El 90% de sus ingresos brutos provienen de los hidrocarburos. Pero Nigeria se encuentra en una crisis crónica. Todos sus ingresos se destinan a pagar una deuda nacional de casi 200.000 millones de dólares. Y requiere más endeudamiento para financiar el gasto diario.
Nigeria es un ejemplo clásico de la llamada “maldición de los recursos”. Se estableció en la década de los setenta cuando la bonanza petrolera lo convirtió en un estado rentista con grupos étnicos y religiosos luchando por el control de la distribución de los ingresos petroleros. La producción ha disminuido en los últimos años. Se ha impuesto la corrupción, el robo y los sabotajes de los oleoductos. La economía nigeriana es muy vulnerable a las fluctuaciones del mercado internacional del petróleo, mientras que la corrupción ha afectado la gestión de las refinerías estatales. Ahora atraviesa una crisis energética.
La más grande de África
La refinería Dangote Petroleum, una instalación de 19.000 millones de dólares con una capacidad de producción de 650.000 barriles por día comenzó a producir diesel y combustible de aviación. Es la primera refinería de petróleo privada de Nigeria. El proyecto representa un hito significativo. Es propiedad del hombre más rico de África, el industrial nigeriano Aliko Dangote. Está situada en las afueras de Lagos, el centro económico de Nigeria.
La refinería Dangote, aunque no es una solución definitiva para la crisis energética, es un paso importante para revitalizar el sector. Hasta ahora, la planta ha recibido alrededor de 6 millones de barriles de crudo de la empresa petrolera estatal de Nigeria, NNPC Limited, para iniciar su operación. Sin embargo, podría pasar meses antes de que alcance su capacidad total.
Se espera que satisfaga el 100% de las necesidades de Nigeria de gasolina, diesel, queroseno y combustible de aviación a plena capacidad de producción. Además, al menos el 40% de los productos petroleros fabricados allí estarán disponibles para la exportación. Pese a ser un importante productor de petróleo, Nigeria ha tenido que importar productos refinados para su consumo interno debido a que la mayoría de sus refinerías estatales operan muy por debajo de su capacidad debido a la falta de mantenimiento
Según Olufola Wusu, experto en petróleo y gas que participó en la revisión de la política nacional, la refinería ayudará al país a pasar de ser un importador neto de productos hidrocarburos refinados a ser autosuficiente en capacidad de refinación nacional. Los ciudadanos nigerianos esperan que la nueva planta ayude a reducir los precios del gas, que se han triplicado desde que el gobierno eliminó los subsidios hace un año.Sin embargo, los analistas señalan que cualquier impacto en los precios dependerá de factores de la industria. Como el costo del crudo, las intervenciones gubernamentales- como los subsidios- y la tasa de cambio de la moneda local con respecto al dólar.
Pobreza multidimensional
La inflación en Nigeria se sitúa en el 21%, en parte debido a la falta crónica de dólares. Agravada por el robo masivo de petróleo crudo. Presenta una tasa de desempleo del 33% y más de la mitad de los jóvenes nigerianos están sin trabajo. Además, tiene 20 millones de niños en edad escolar que no asisten a la escuela. De sus 219 millones de habitantes, 133 viven en condiciones de pobreza multidimensional. El gasto excesivo en subsidios a la importación de petróleo refinado impide al gobierno realizar las inversiones necesarias en educación y salud para lograr un crecimiento económico sostenible.
La raíz de los problemas económicos actuales de Nigeria se encuentra en una crisis de liderazgo que se remonta a décadas. La transición a la democracia después de casi cuatro décadas de dictadura militar llevó a una mayor fragmentación, ya que la corrupta élite política nigeriana explotó el crecimiento de la pobreza para comprar los votos del pueblo a través de diversos esquemas clientelistas.
Prioridad: yate para el presidente
Una muestra de esa distorsión es el reciente presupuesto suplementario aprobado por el presidente Bola Tinubu. Asigna 38 millones de dólares para la renovación de la flota aérea presidencial. Incluye fondos para un yate presidencial y vehículos utilitarios deportivos para su esposa y altos funcionarios del gobierno.
Bola Ahmed Tinubu, yoruba de 71 años, asumió la presidencia de Nigeria en mayo de 2023. Tinubu sucede a Muhammadu Buhari, miembro del mismo partido, el Congreso de Todos los Progresistas (APC), que gobernó durante dos mandatos con la promesa de luchar contra la corrupción y la inseguridad. También conocido como el “Padrino”, utilizó su experiencia como gobernador de Lagos, el motor económico del país, durante su campaña.
Gobernó el estado desde 1999 hasta 2007, un hecho que capitalizó durante su campaña. La ceremonia de investidura se llevó a cabo tres meses después de las elecciones. El resultado de las elecciones fue impugnado por los dos principales candidatos de la oposición, Atiku Abubakar y Peter Obi, quienes denunciaron un fraude masivo en el proceso.
Coches deportivos para legisladores
Ante la indignación generada por el anuncio entre los nigerianos, curiosamente, 6,1 millones de dólares que originalmente se habían presupuestado para el yate fueron reasignados a “préstamos estudiantiles” con la aprobación del senado. La marina del país confirmó la recepción del yate, aunque no se ha realizado el pago.
El portavoz presidencial Anjuri Ngelale justificó la compra del yate y renovación de la flota aéres del presidente. Dijo que era una medida para “fortalecer la arquitectura de seguridad de Nigeria y abordar el déficit crítico de infraestructura del país”. Según Ngelale, aproximadamente el 30% del dinero se destinará a la seguridad y otro 35% a “la provisión de infraestructura crítica”.
Las decisiones que provocaron indignación entre los ciudadanos comunes no se quedaron ahí. Recientemente, la asamblea nacional de 460 miembros del país confirmó que cada legislador recibirá un nuevo SUV, supuestamente a un costo de más de 150.000 dólares cada uno. Un SUV, que proviene del inglés “Sport Utility Vehicle”, es un tipo de vehículo que combina elementos de un todoterreno y de un turismo convencional. Los legisladores argumentaron que los vehículos les ayudarían a desempeñar mejor su trabajo.
Ciudadanos frustrados
La frustración de los ciudadanos comunes está aumentando a medida que ven a los políticos ganar salarios enormes, mientras que otros, como los profesionales, médicos y servidores públicos, a menudo tienen que hacer huelga para protestar por salarios insuficientes. Los sindicatos han luchado para que el gobierno aumente el salario mínimo para los funcionarios públicos a 67 dólares al mes. El último aumento salarial se produjo en 2019 luego de que los trabajadores organizaran varias protestas. Lo situación se ha agravado con el aumento récord en los precios de los alimentos.
A pesar de contar con un sector privado en auge, la falta de una filosofía de gobierno coherente impide que la economía nigeriana alcance su potencial. Debido a que el equilibrio entre el mercado y el Estado cambia de un gobierno a otro. En las últimas décadas, las disfunciones políticas han debilitado profundamente las instituciones del país. Socavando el crecimiento económico y la seguridad nacional. La ausencia de una sólida capacidad institucional ha debilitado tanto el enfoque estatista como el apoyo al sector privad. Lo que ha llevado al capitalismo de amigos y a la desigualdad. Ninguno de estos enfoques ha logrado crear prosperidad.
La apertura de la refinería más grande de África por parte de capital privado abre una rendija a la crisis energética. Los nigerianos esperan que, de alcanzarse el autoabastecimiento, bajen los precios de los hidrocarburos. Aspiran a que el gobierno, con los recursos liberados de los subsidios atienda sus necesidades, que son muchas, no que compre yates, o carros para los políticos.