Por Gonzalo Sánchez | Efe
05/09/2016
Cuando el luto lo cubría todo, el músico Nick Cave recorrió el sendero tenebroso trazado por la muerte de su hijo para grabar su último trabajo, Skeleton Tree, cuyo proceso creativo centra un sugestivo documental presentado este lunes en Venecia.
Cave se despierta cada día, se mira en el espejo y siente «que algo ha cambiado» en su interior, al tiempo que comprueba que el mundo que le rodea sigue su curso, más o menos ajeno a las penas que le atormentan desde hace más de un año.
En julio de 2015 su hijo Arthur, de 15 años, cayó por un acantilado de la ciudad inglesa de Brighton y murió pocas horas después en el hospital a causa de los graves traumatismos que sufría.
Por ello, «para explicar cómo están las cosas», Cave ha encargado al realizador estadounidense Andrew Dominik la elaboración de un documental sobre el que será su décimo sexto disco junto a The Bad Seeds, que saldrá a la venta en todo el mundo el próximo viernes.
El resultado es el documental One More Time With Feeling, grabado en 3D, realizado en blanco y negro y que ha sido estrenado este lunes en el Festival de Cine de Venecia, suscitando una buena acogida por parte de la crítica.
Se trata de una cinta sobrecogedora, envolvente e íntima en la que Cave va desvelando poco a poco los temas que compondrán este esperado trabajo de estudio y del que ya se conoce Jesus Alone.
«Con mi voz, te estoy llamando», canta el australiano, como si fuera un hombre abatido frente a un piano, acompañado por la música electrónica y por los violines, en una melodía hipnótica que va ganando intensidad y dramatismo en su desarrollo.
Cave se pone ante el micrófono con rostro sombrío y entona las melodías que componen su nuevo disco, como Girl in Amber o Anthrocene, con su particular lirismo pero, esta vez, empañadas por el desgarrador trauma que supone perder a un hijo.
Durante la grabación no cita expresamente este acontecimiento, pero el recuerdo, la tristeza y la melancolía lo impregnan todo, hasta el punto de que puede apreciarse incluso en el rostro tímido de su esposa, Susie Bick, o de su otro hijo, Earl.
Y así lo trasmite también Dominik, con un documental que rompe el alma, en el que la tridimensionalidad de las imágenes convierte a los protagonistas en una suerte de figuras teatrales.
El director ha explicado en Venecia que la pieza fue grabada a petición del propio Cave y que fue ideada como «un miniconcierto» y como «una experiencia teatral» intimista en la que «la música completa el espacio».
El realizador destacó su intención de mostrar en la pantalla las dos personalidades de Red Right Hand: «Nick es un Dios pero también una persona que siente miedo ante el micrófono. Ambas conductas son verdaderas y hay que mostrarlas», afirmó.
Por otro lado, manifestó ciertas dudas sobre si su última apuesta musical ayudará a sanar el dolor tras la muerte de su hijo y subrayó que «el documental no ha sido una terapia». «No sé si la música ayudará a su transformación. Nick trata todo en su vida a través del trabajo. Si su corazón se hace cachos, hace una canción. Como a todos, la música permite dar un significado a lo que sucede en la vida», opinó.
«Bajo mi punto de vista -continuó-, ni la música ni las canciones le ayudan con su sentimiento de luto. Quizá en algunos momentos, pero es algo que aún no comprende, ese luto y ese dolor. No ha logrado recomponer las emociones».
Dominik expresó su deseo de que el músico «continúe adelante» y en este sentido destacó que «la película trata de poner un pie delante del otro» para que siga con su carrera y su vida.
El director y el propio Cave habían acordado antes de grabar que, en caso de que las escenas tomadas no fueran de su agrado, se eliminarían en su fase de edición, y así fue, tal y como destacó Dominik.
«A veces es introvertido y quisquilloso (…) Cuando vio el filme tenía sentimientos encontrados, se preguntaba dónde estaba el confín entre el retrato legítimo de una persona que vive una experiencia y en qué momentos el luto resultaba excesivo. Cómo tratar la cuestión de la tragedia. Eso le preocupaba», confesó el director.