Los alimentos que consumimos son fundamentales en el funcionamiento del sistema inmune. Mientras más sano comamos, menos propensos seremos a sufrir enfermedades. Hay varios ingredientes que son perjudiciales para nuestra salud, el azúcar y las harinas son dos de ellos. Pero hay un ingrediente que es considerado el más dañino para el sistema inmunológico y la salud en general: el aceite vegetal. Su nocividad se debe al ácido linoleico, un ácido graso presente en muchos alimentos procesados y en otros «más saludables» como el pollo, el cerdo y el aceite de oliva, pero en menores cantidades..
En las últimas décadas, el consumo excesivo de los aceites de semillas procesados industrialmente, denominados comúnmente «aceites vegetales», ha ocasionado las crecientes tasas de enfermedades cardíacas, cáncer, degeneración macular relacionada con la edad, diabetes, obesidad y demencia.
El nocivo ácido linoleico
En el centro de las reacciones bioquímicas nocivas, desencadenadas por los aceites de semillas, se encuentra el ácido linoleico. Una grasa omega-6 de 18 carbonos que no crea el organismo por sí solo y que tiene que ser adquirido a través de la dieta. Representa cerca del 80% de la composición de ácidos grasos de los aceites vegetales. Tiene múltiples utilidades y funciones. Se encuentra en vegetales como la soja, el girasol, la calabaza y el maíz. Se utiliza en las salsas y los aderezos para ensaladas, pero también en la manufactura de productos de limpieza, artículos químicos y componentes farmacéuticos. El ácido linoleico es nocivo para la salud.
El aceite vegetal o de semillas es peor que el azúcar. No solo se daña y oxida a través del procesamiento, sino que al consumirlo a temperatura ambiente, en lugar de calentarse, puede dañar prácticamente todos los tejidos del cuerpo. Aunque se ingiera en pequeñas cantidades.
El consumo de aceite vegetal potencia lo males crónicos
El Dr. Chris Knobbe, oftalmólogo, fundador y presidente de la Fundación Cure AMD, dice que la mayor parte del ácido linoleico, cuando se oxida, desarrolla hidroperóxidos lipídicos y que degeneran rápidamente en metabolitos de ácido linoleico oxidado. Los OXLAM (metabolitos del ácido linoleico oxidado) «crean una tormenta perfecta». Son citotóxicos, genotóxicos, mutagénicos, cancerígenos, aterogénicos y trombogénicos.
Afirma Knobbe que sus acciones ateroscleróticas y trombogénicas «son especialmente preocupantes». Pueden producir accidentes cerebrovasculares y coágulos. También inducen disfunciones metabólicas y son tóxicos para el hígado. Además, están asociados con inflamación, fibrosis y enfermedad del hígado graso en humanos.
El aceite vegetal es más nocivo para el sistema inmunológico que el azúcar porque está relacionado con la insulina. El ácido linoleico «afecta la sensibilidad a la insulina de las células grasas». Esencialmente las hace más sensibles a la insulina y, dado que las células grasas controlan la sensibilidad a la insulina del resto de tu cuerpo liberando ácidos grasos libres, la persona termina generando resistencia a la insulina.
También empeora la enfermedad por COVID-19
Los aceites de semillas se relacionan con enfermedades como el cáncer, la diabetes, obesidad, demencia y enfermedades cardíacas, pero además también impulsa la enfermedad que ocasiona el nuevo coronavirus.
Los datos indican que las tasas de mortalidad de COVID-19 están fuertemente influenciadas por la cantidad de grasas no saturadas consumidas. Así, la ingesta de grasas no saturadas se asocia con una mayor mortalidad por COVID-19. En tanto que la ingesta de grasas saturadas reduce el riesgo de muerte.
Las grasas no saturadas desencadenan pancreatitis aguda lipotóxica. En los casos graves de COVID-19 se observa sepsis e insuficiencia orgánica multisistémica, afecciones médicas muy similares. Los expertos señalan que las grasas no saturadas «causan lesiones y fallas en los órganos similares a las del COVID-19», dice Tucker Goodrich, que ha hecho sonar la alarma sobre los riesgos para la salud de los aceites de semillas durante más de una década.
Presente en alimentos «saludables» como el pollo y el cerdo
El ácido linoleico está presente también en alimentos considerados saludables como el pollo y el cerdo. Incluso en el aceite de oliva, que suele usarse como «reemplazo saludable» al aceite vegetal. El problema radica en que el pollo y el cerdo son alimentados con granos ricos en ácido linoleico, lo que hace que su carne también sea una fuente importante. A menudo pensamos que comerlos es más sano que consumir carne o harinas, pero es un engaño.
En cuanto al aceite de oliva, este contiene entre el 2% hasta el 22% de ácido linoleico. Sin embargo, también tiene la ventaja de contener ácido oleico beneficioso, que protege contra la oxidación de cardiolipina, un tipo de grasa ubicada en las mitocondrias. Además de proteger contra la oxidación de la cardiolipina, una reacción que controla la autofagia.
Los expertos insisten en que eliminar estos ingredientes de tu dieta es esencial para mejorar y mantener tu salud. Consideran que cualquier cantidad superior a 10 gramos al día es problemática. Aunque se desconoce el límite exacto, recomiendan mantener un rastreador de nutrición o de ingesta de alimentos.