Parásitos en el cerebro de un político parece una frase o metáfora sarcástica malintencionada. Pero fue exactamente lo que le pasó al candidato presidencial independiente Robert F. Kennedy Jr recientemente o al menos eso fue lo que él afirmó al diario The New York Times. En un primer momento sospechó que podía tratarse de un tumor cerebral porque había tenido pérdida de memoria y confusión mental. Sin embargo, estudios más profundos le revelaron que se trataba de un quiste que contenía restos de parásitos.
A pesar de los análisis, los especialistas no pudieron identificar los gusanos que tenía el descendiente del clan Kennedy en su cabeza ni él podía determinar dónde se habría contagiado, pues fueron muchos los viajes que hizo a África, América del Sur y Asia, lugares donde este tipo de afecciones son un problema de salud pública. La traumática experiencia del dirigente político la abordó Lauren J. Young en una nota publicada en la revista Scientific American. Indica que la Organización Mundial de la Salud calcula que hay entre 2,56 millones y 8,3 millones de personas en todo el mundo que viven con neurocisticercosis, una infección cerebral causada por la tenia del cerdo Taenia solium. En Estados Unidos los casos son poco comunes.
En el escrito, Young indaga con Shira Shafir, epidemióloga y profesora adjunta asociada de la Universidad de California en Los Ángeles, y Clinton White, parasitólogo y profesor de enfermedades infecciosas en la Rama Médica de la Universidad de Texas en Galveston, las características, sintomatología, causales y tratamientos que se aplican para restaurar la salud de las personas contagiadas. «La neurocisticercosis es una enfermedad grave y es curioso que la gente le presta poca atención», dice White.
Generalmente larvas
Shafir precisa que es raro que gusanos adultos terminen en el cerebro. Lo que sí llegan son parásitos en sus primeras etapas de desarrollo, como huevos o larvas o, lo que las personas llaman, lombrices. Asegura que las infecciones parasitarias que pueden afectar el cerebro son de patógenos en etapas tempranas de desarrollo que, en su mayor parte, llegan accidentalmente al cerebro.
Entre las infecciones parasitarias que afectan el sistema nervioso central la más común es la Taenia solium, la tenia del cerdo. Su ciclo de vida es muy complicado. Los individuos se infectan al consumir carne de cerdo infectada poco cocida. Sin embargo, no hay posibilidad de que, a través del consumo de carne de cerdo poco cocida, alguien pueda desarrollar neurocisticercosis. Dice que con otras especies como Baylisascaris procyonis (el gusano redondo del mapache) y Angiostrongylus cantonensis (el gusano pulmonar de la ratas) se pueden producir larvas que viajarán a través del cuerpo para tratar de encontrar el tejido que prefieren y accidentalmente puede terminar en el cerebro, donde en algunos casos provocan cambios neuropatológicos significativos.
Shafir explica que los cerdos son los huéspedes naturales. La tenia cuando llega al cerdo, penetra en la pared intestinal y pasa a la musculatura, que al final de cuentas es lo que la gente consume. Por tanto, si consumes carne de cerdo infectada cruda o poco cocida puedes contagiarte con la forma intestinal de la tenia. Luego expulsarás huevos en las heces, y si esos huevos son consumidos por los cerdos, los cerdos se infectan, y eso continúa, una y otra vez.
Más que carne contaminada
Lo peligroso del parásito es cuando accidentalmente o por mala higiene otro humano o el propio humano infectado entra en contacto con esa materia fecal y traga los huevos, los huevos eclosionarán, penetrarán la pared intestinal y circularán en el torrente sanguíneo hacia la musculatura. Luego pueden terminar en cualquier órgano del cuerpo, pero lo más común es que lleguen a los tejidos subcutáneos, así como al cerebro y a los ojos.
En pocas palabras, si una persona come carne de cerdo cruda, puede contraer tenia, pero hasta ahí es solo un problema intestinal. Si entras en contacto con materia fecal de una persona que tiene la tenia intestinal, se termina con una manifestación neurológica.
White expresa que la enfermedad en los tejidos se llama cisticercosis, y cuando infecta el cerebro, neurocisticercosis . En la mayoría del cuerpo las larvas no causan muchos problemas y terminan muriendo. Las que llegan al cerebro pueden sobrevivir unos años y, por lo general, no causan tantos problemas. Explica que los quistes, unas pequeñas estructuras redondas con forma de globo, tienen aproximadamente un centímetro de diámetro y son sacos transparentes llenos de líquido.
Memoria intacta
A veces, los quistes pueden volverse lo suficientemente grandes como para que, si ingresan al líquido cefalorraquídeo se atasquen en pequeñas aberturas del cerebro y bloqueen su flujo. Eso conduce a hidrocefalia, que puede ser fatal si el paciente no se somete a una cirugía de emergencia. Pero normalmente los quistes no causan muchos problemas; es la respuesta inflamatoria que se obtiene cuando las larvas comienzan a morir y mueren lo que puede causar problemas, en particular convulsiones.
Comentan que aunque puede alterar funciones cerebrales bastante importantes, por lo general no causa directamente pérdida de memoria. «Si realiza pruebas psicológicas cuidadosas, es posible que observe algunos problemas [de memoria] menores, pero [esto] no sería un síntoma común. Sin embargo, si alguien ha tenido convulsiones frecuentes, puede terminar con pérdida de memoria. La gente no describiría confusión mental o problemas de memoria. Además, estos son más típicos del envenenamiento por mercurio», explicó White.
Sharif sale al paso de una afirmación de Kennedy en el New York Times sobre que el gusano le comió una parte del cerebro. Asevera las infecciones parasitarias que impactan el cerebro no se comen el cerebro: «Es mejor dejar las discusiones sobre comer cerebros en las películas de zombis que en el discurso científico legítimo. Ahora bien, eso no significa que no puedan dañar el tejido cerebral. Pero ese tipo de lenguaje incendiario indica una falta de conocimientos científicos y es bastante preocupante».
OTROS PARÁSITOS EN LA CABEZA
.-Toxoplasma gondii
Síntomas: dolor de cabeza, confusión, fiebre, convulsiones, problemas de visión.
Contagio: ingerir alimentos contaminados con heces de gato infectadas.
.- Naegleria fowleri
Síntomas: dolor de cabeza severo, fiebre, náuseas, convulsiones, pérdida de conciencia.
Contagio: entrada de agua contaminada por la nariz, especialmente al nadar en aguas dulces.
.- Acanthamoeba
Síntomas: dolor de cabeza intenso, visión borrosa, sensibilidad a la luz, pérdida de la vista.
Contagio: contacto con agua contaminada, como lentes de contacto mal desinfectadas.
Tratar los síntomas
Para diagnosticar la infección se realizan estudios de imágenes del cerebro, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética. Sin embargo, algunos de los hallazgos de esas exploraciones pueden confundirse con otras cosas, por lo que existen pruebas de confirmación para buscar anticuerpos contra el parásito. Científicos desarrollaron recientemente una prueba de PCR y una de detección de antígenos, que son realmente útiles, especialmente en casos graves.
El tratamiento en principio ataca los síntomas. Si un paciente tiene convulsiones, debe darle medicamento anticonvulsivo. Si presenta hidrocefalia, es posible que requieran neurocirugía. Luego con esteroides antiinflamatorios y fármacos antiparasitarios se acelera la desaparición de los parásitos y su uso ayuda a disminuir las convulsiones. A veces se necesitan tratamientos repetidos para exterminarlos, pero siempre mueren. No viven para siempre incluso si no son tratados.
La cisticercosis y la neurocisticercosis son más comunes en países de bajos ingresos. Los especialistas trabajan con las comunidades para educarlas en cuanto a los peligros de consumir carne de cerdo cruda o poco cocida. En estados Unidos son muchos menos los casos debido a los estrictos procesos de inspección del Departamento de Agricultura. En el país se reportan alrededor de 1.000 hospitalizaciones cada año. Mayormente relacionadas con estados donde hay mayor cantidad de viajes internacionales, como Nueva York, California, Texas e Illinois.