El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos denegó el permiso de operación para la mina Pebble, de oro y cobre. La decisión asesta un golpe letal al controvertido proyecto en la bahía de Bristol de Alaska, cerca de la cabecera de la pesquería de salmón rojo más grande del mundo. Una victoria para los ambientalistas, los grupos nativos americanos y la industria pesquera comercial del estado, todos se opusieron al proyecto.
La decisión se produjo en medio de mensajes contradictorios de la administración Trump. El presidente se había comprometido a analizar «ambos lados» del problema. Poco antes, su hijo, Donald Trump Jr., se había pronunciado en contra del proyecto.
El informe señala que «el plan del solicitante para la descarga de material de relleno no cumple con las pautas de la Ley de Agua Limpia» y «concluye que el proyecto propuesto es contrario al interés público».
Quienes se oponen al proyecto habían argumentado que la mina a cielo abierto filtraría sedimentos en aguas cercanas. Esto dañaría a la población de salmones y dejaría cicatrices en la naturaleza virgen.
Un cambio de ruta
La decisión de denegar el permiso se aparta de algunos hallazgos anteriores. El Cuerpo concluyó en una evaluación de julio que el proyecto propuesto no afectaría las cosechas de salmón en el área. Un retroceso de la determinación de que lo haría que se había dicho antes.
La mina Pebble podría haber afectado negativamente la industria pesquera de 1.000 millones de dólares del estado. El Cuerpo de Ingenieros anunció en agosto que el proyecto no podía permitirse “como se proponía». Requirió que Pebble Limited Partnership creara un nuevo plan de mitigación compensatoria. Desde entonces, los expertos técnicos concluyeron que sería casi imposible para la empresa cumplir con los estándares de mitigación.
The Pebble Partnership, la empresa que desarrolla la mina, dijo que planea apelar la decisión. «Obviamente estamos consternados», afirmó el director ejecutivo de la empresa, John Shively. Recordó que una Declaración de Impacto Ambiental del Cuerpo de Ingenieros, en julio, «indicaba claramente que el proyecto podría coexistir con éxito con la pesquería». Aseguró que habría proporcionado un beneficio económico sustancial a las comunidades más cercanas. «Una de las verdaderas tragedias de esta decisión es la pérdida de oportunidades económicas para las personas que viven en el área», esbozó.
Celebran los opositores al proyecto de la mina de oro y cobre
“A veces un proyecto es tan malo, tan indefendible, que la política se cae en el camino y tomamos la decisión correcta. Eso fue lo que sucedió”, dijo Tim Bristol, director ejecutivo de SalmonState, que promueve la industria del salmón de Alaska.
La denegación del permiso para la mina Pebble «es una victoria para el sentido común», dijo Chris Wood, presidente y director ejecutivo de Trout Unlimited. «La bahía de Bristol es el lugar equivocado para la minería a escala industrial y esperamos trabajar con la gente de la región de la bahía de Bristol, la delegación del Congreso de Alaska, el estado y otros socios para proteger permanentemente la bahía de Bristol y sus pesquerías de clase mundial».
Los dos senadores republicanos de Alaska, que apoyan el desarrollo y la minería de petróleo y gas, elogiaron el rechazo del permiso de la mina Pebble. La legisladora Lisa Murkowski dijo que la decisión confirmó su posición de que es la mina incorrecta en el lugar equivocado.
«No hay forma de que este proyecto mal concebido pueda coexistir con el salmón de la bahía de Bristol», dijo Nelli Williams, directora de Trout Unlimited en Alaska.
Agregó que la denegación del permiso de Pebble es una victoria para los trabajos estadounidenses, las comunidades rurales y un paraíso de pesca y caza amenazado durante mucho tiempo por esta propuesta miope e imprudente.
Un valioso ecosistema y millones de salmones rojos
La región de la bahía de Bristol, en el suroeste de Alaska, cubre 40.000 millas cuadradas (104.000 km2). Es un territorio salvaje e inmaculado que se extiende a través de la tundra y los humedales, entrecruzados por ríos. Hasta 40 millones de salmones rojos regresan a esta cuenca cada año, lo que la convierte en la migración más grande de la especie en el mundo.
Además del salmón rojo, hay impresionantes comunidades de salmón rey, así como de trucha arcoíris. También hay una amplia representación de toda la variedad de vida silvestre del Ártico, que incluye osos pardos, lobos, alces, caribúes y aves acuáticas.
Las aguas puras, el hábitat saludable y el entorno natural de la bahía de Bristol generan miles de millones de dólares para la economía local, al sostener una próspera industria de pesca deportiva y comercial, una gran variedad de vida silvestre y el estilo de vida de subsistencia centenario de los nativos de Alaska.
Durante miles de años, los habitantes nativos de la bahía de Bristol (Yup’ik, Aleut y Athabaskan) han subsistido con los recursos naturales de la zona. Aproximadamente 7.500 personas viven en la región, el 66% de las cuales son nativas de Alaska. El salmón es el elemento vital de las economías y los modos de vida de las aldeas.
Además del salmón, las comunidades nativas de esta zona dependen de las bayas, el caribú, el alce, los mamíferos marinos, la perdiz blanca, los patos, los gansos y muchas plantas como sus principales fuentes de alimentación.
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