Siguen surgiendo los negacionistas de la COVID-19. Nombres como Antonio Pappalardo, exgeneral de los carabineros, de Italia; Josep Pámies, defensor de las seudoterapias, y Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, dan cuenta de ello, pero son muchos más y por los más disímiles motivos.
Fueron noticia cuando el Ministerio de Sanidad de España anunció que este martes tampoco ha habido fallecidos, pero Brasil, por el contrario, se sitúa en el segundo lugar de los países con más casos confirmados.
Precisamente, este último fin de semana de mayo, Italia y Brasil también fueron epicentros de manifestaciones en contra del nuevo coronavirus. Con base en los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud en todo el mundo van 6.140.934 casos confirmados, 373.548 fallecidos y 118.619 casos nuevos .
Estados Unidos encabeza la lista con 1.757.522 casos confirmados. Le siguen en segundo lugar Brasil con 514.849 casos. En tercer lugar, Rusia, con 414.878 casos.
Italia: Antonio Pappalardo
Antonio Pappalardo fue noticia este fin de semana en los medios italianos. Exgeneral de los carabineros, de 73 años de edad, apareció dirigiendo un grupo de manifestantes opositores, los llamados chalecos naranjas, en contra del gobierno de Giuseppe Conte. Pedían su renuncia.
Los chalecos naranjas, que dicen ser los “primos” de los chalecos amarillos de Francia, rechazan la gravedad de la COVID-19.
Para demostrar su oposición, se reunieron en ciudades como Roma y Milán y violaron las normas contra las aglomeraciones y manifestaciones. No usaron mascarillas ni siguieron las recomendaciones de distanciamiento social para contener la propagación de la pandemia.
Afirman que el coronavirus es una invención de los políticos para encerrar a la ciudadanía en sus casas e instaurar un nuevo orden mundial contrario a los intereses de la mayoría: “Es evidente que el problema de nuestro planeta no es esta especie de estúpida gripe llamada coronavirus, utilizada por las grandes potencias para someternos. Son las radiaciones electromagnéticas, hay demasiados radares, demasiadas antenas”.
En una entrevista que publicó Corriere della Sera, Pappalardo, general en situación de retiro y admirador de Donald Trump, manifestó que las mascarillas son dañinas y que las vacunas son un veneno. “¡Contra este coronavirus es mejor un buen antibiótico, un buen antiinflamatorio!”, exclamó.
Pappalardo ha participado en varias causas. Entre ellas, el movimiento antivacunas y el antieuro. Ahora militar activamente contra la “dictadura sanitaria”. Reclama la instauración de un gobierno de unidad nacional y volver a la lira como la moneda de Italia.
Brasil: Jair Bolsonaro
El primer mandatario de Brasil también ha sido noticia desde que empezó la pandemia. Se ha opuesto a las medidas de aislamiento social y ha pretendido dar preferencia a la economía. Se ha enfrentado con alcaldes y gobernadores. Este fin de semana hubo enfrentamientos entre simpatizantes y detractores en ciudades como São Paulo, pero en Brasilia el primer mandatario tuvo un encuentro con sus seguidores.
Los detractores, que se hacen llamar prodemócratas, criticaron el manejo de la pandemia por Bolsonaro. Alrededor de 500 manifestantes, en su mayoría vestidos de negro y con máscaras faciales, marcharon con pancartas que rezaban: ‘Estamos a favor de la democracia’.
La marcha la organizaron grupos de fanáticos de clubes de fútbol, principalmente del Corinthians, equipo que durante los últimos años del período de dictadura militar de Brasil, y liderado por el futbolista Sócrates, se mantuvo activo en la defensa de los derechos civiles. Pero también participaron seguidores de Palmeiras, Sao Paulo y Santos.
En Brasilia, Bolsonaro arengó —sin mascarillas y violando las medidas de distanciamiento social— a un grupo de seguidores en la plaza de los Tres Poderes, frente a la Presidencia. Los simpatizantes gritaban “mito, mito, mito”, para hacer alusión a la poca gravedad del coronavirus. Bolsonaro evitó tocar a los asistentes. Recorrió varios metros rodeado de sus guardaespaldas, cargó en hombros a dos niños. Al final cabalgó un rato un caballo de la policía montada.
No obstante, el jefe de Estado de Brasil recibió ayuda de Estados Unidos para hacerle frente a la COVID-19: 1.000 ventiladores y 2 millones de dosis de hidroxicloroquina.
España: Josep Pámies
El 30 de mayo, los seguidores de la Dolça Revolució, de Josep Pámies, conocido por su defensa de las seudoterapias, se reunieron en Balaguer.(Lérida). Protestaron contra «el engaño de la pandemia».
El centenar de personas que acudió al evento protestó con besos, abrazos y un almuerzo grupal, sin distanciamiento social y con invitados de diferentes lugares de España. Sin mascarillas ni nada que pudiera evitar un eventual contagio. La única ‘protección’ eran unos vaporizadores de clorito sódico (considerado un compuesto tóxico para su consumo), sin eficacia terapéutica demostrada y prohibido para su consumo humano desde el 2010 por la Agencia Española de Medicamentos.
La promesa de los organizadores era que en caso de que alguien se infectara de un virus que ‘no está claro que existe’, podría curarse con este símil de la lejía promocionado como Solución Mineral Milagrosa (o MMS, por sus siglas en inglés), o con las plantas silvestres que crecen a las orillas del río Segre, donde se celebró el encuentro. Pámies ha sido blanco de multas cuantiosas y denuncias.
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