Nayib Bukele ganó el domingo la presidencia de El Salvador por un amplio margen. De esta manera puso fin a tres décadas de bipartidismo. Su oferta de combatir la corrupción, la violencia y la pobreza logró ganarse la simpatía de las mayorías. Se convierte así en el presidente más joven del país.
Más allá de la derrota de los partidos tradicionales, y de la juventud del nuevo mandatario, muchas interrogantes se abren ante este nuevo período presidencial.
Comenzó su carrera política en el ex guerrillero partido FMLN
Bukele se vinculó a la política por sus simpatías por el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Ese partido (exgrupo guerrillero) lo llevó a ser alcalde en dos ocasiones. Primero de Nuevo Cuscatlán (2012-2015) y posteriormente de San Salvador (2015-2018).
La familia Bukele simpatizaba con los principios de justicia social que enarbolaba la guerrilla del FMLN en los años ochenta. Su hogar llegó a brindar refugio a algunos de sus dirigentes, pese al riesgo de cárcel o hasta de muerte que representaba.
Fue así como heredó de su familia la simpatía por el movimiento guerrillero que, tras el fin de la guerra civil de 12 años, se convirtió en partido político, en 1992.
En 1999, desde una agencia de publicidad de su familia, Bukele trabajó en una campaña presidencial que el FMLN no pudo ganar. En ese momento el excomandante Facundo Guardado era el candidato.
Llegó a convertirse en alcalde en dos ocasiones
Fue en 2011 que se ofreció al FMLN para competir por la alcaldía de Nuevo Cuscatlán. Este municipio de 10.000 habitantes es vecino de la capital. Bukele ganó en la elección de marzo de 2012.
Ante su popularidad, el FMLN lo postuló para recuperar la alcaldía de San Salvador, que estaba en manos de la derecha. Bukele resultó electo para el período 2015-2018.
Como alcalde de San Salvador, sus proyectos emblema fueron la iluminación de toda la capital y la recuperación y remodelación de parte del centro histórico.
Expulsión y pase a la derecha
Las discrepancias de Bukele con la cúpula del FMLN llevaron a su expulsión en 2017. Ese año fundó Nuevas Ideas, movimiento que intentó legalizar como partido político. Sin embargo, no cumplía las exigencias de la Ley Electoral.
Tras ese intento frustrado, buscó la nominación del Centro Democrático (CD), para presentarse a las elecciones presidenciales. No obstante, el partido fue cancelado tras no alcanzar al menos 50.000 votos válidos en las legislativas de 2018.
En el último minuto, optó por la única posibilidad que le quedaba: tratar de buscar la presidencia de la mano de Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA). Es con esta tolda que logra llegar a la Casa Presidencial. El próximo 1° de junio será nombrado oficialmente presidente del Gobierno salvadoreño, para un período de cinco años.
GANA se define como un partido «conservador y de derecha popular«. No obstante, algunas de sus propuestas acompañan a la izquierda salvadoreña. En ocasiones, también han secundado propuestas de la derecha tradicional.
Esta ambigüedad en GANA y el pasado político de Bukele, abren algunas incógnitas acerca de cuál será la línea ideológica que marcará su administración. Bukele se define como «una persona de izquierda». No obstante, ha calificado a los izquierdistas líderes de Venezuela y Nicaragua como «dictadores».
Contra el bipartidismo
Durante su campaña, Bukele arremetió contra los 20 años de gobiernos de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y los casi 10 años del FMLN. Bukele había anticipado entonces que acabaría con el bipartidismo, para dejar «atrás la posguerra de una vez por todas».
Utilizó frases cortas que reclaman a los políticos que «devuelvan lo robado», o que «el dinero alcanza cuando nadie roba». Logró mucha empatía con los jóvenes, a quienes mantuvo conectados durante la campaña vía redes sociales. Solía presentar sus propuestas por Facebook Live.
«A partir de mañana nos toca a todos empezar a construir El Salvador que queremos. El Salvador que deseamos no depende de un grupo, de un presidente, sino que depende de cada uno de nosotros». Con estas palabras se dirigió a sus partidarios durante la celebración de su victoria en una plaza capitalina.
Grandes retos para Bukele
Durante su campaña electoral, Bukele prometió acabar con la impunidad a través de una comisión internacional contra la corrupción. Propuso impulsar proyectos de infraestructura con la esperanza de contener el éxodo de migrantes hacia Estados Unidos. En ese país vive uno de cada cuatro salvadoreños.
El nuevo presidente tendrá que hacer frente a las políticas antimigratorias del presidente estadounidense Donald Trump. Además, heredará un país con un menguante crecimiento económico. También cuenta con una de las tasas más altas de homicidios del planeta.
La dolarizada economía salvadoreña no ha logrado crecer más del tres por ciento anual desde hace una década. Por otro lado, el país se encuentra envuelto en una espiral de violencia, liderada por las temibles «maras». Estas organizaciones internacionales de pandillas criminales están dedicadas al tráfico de drogas y extorsión.
Millenials al poder
Una de las cosas que más llama la atención del recién electo presidente es su juventud. Con apenas 37 años, este empresario y ex alcalde está más cerca de los millenials que de las generaciones que hasta ahora han dominado la escena pública en el país centroamericano.
Bukele gusta usar jeans, medias de colores vivos y muchas veces una gorra con visera hacia atrás. Se presentó bajo la bandera de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana) de tendencia conservadora.
Nació el 24 de julio de 1981, hijo del empresario Armando Bukele. Este doctor en química industrial, ya fallecido, era un conocido representante de la comunidad salvadoreña de origen árabe-palestino.
Estudió derecho en la Universidad Centroamericana (UCA) de San Salvador. Sin embargo, no logró graduarse de esa alma mater jesuita. Bukele prefirió dedicarse, desde los 18 años, a trabajar en una empresa de su padre. El presidente electo está casado con Gabriela Rodríguez. La pareja espera un bebé.
Como alcalde de San Salvador, se identificó con los millennials. De hecho, llegó a proyectar en la plaza El Salvador del Mundo una película de la serie animé Dragon Ball. También solía participar en competencias de paintball o de juegos mecánicos extremos.
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