El año 2021 fue el sexto más caluroso desde que comenzaron los registros en 1880, dice el informe anual de la NASA y la NOAA. De mantenerse esta tendencia, en 10 años se alcanzará el techo de calentamiento global que el Acuerdo de París fijó en un aumento máximo de 1,5 °C.
La agencia espacial y la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA en inglés) de Estados Unidos revelaron que los últimos siete años han experimentado las mayores temperaturas. Además, la temperatura promedio de la superficie terrestre y oceánica de la Tierra en 2021 fue de 1,51 grados F (0,84 grados C) por encima del promedio del siglo XX.
Mientras tanto, el contenido de calor del océano (OHC), que se refiere la cantidad de calor almacenado en los niveles superiores del océano, alcanzó un nivel récord en 2021. Los siete índices OHC más altos han ocurrido en los últimos siete años (2015-2021). El alto contenido de calor del océano puede contribuir al aumento del nivel del mar.
«Estamos alrededor de 0,8 o 0,9 °C (de aumento). Si se sigue el patrón actual en 10 años, más o menos 2031 o 2032, estaríamos llegando a ese punto (1,5 °C)», explicó a Efe Edil Sepúlveda, científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
La comunidad internacional acordó en 2015 medidas para evitar que el planeta alcance un aumento de 1,5 °C de calentamiento global en el Acuerdo de París. Sin embargo, los convenios alcanzados en la COP26 en Glasgow apuntan en forma dispersa a esa meta.
Sepúlveda agregó que superar ese punto «no significa que vaya a haber cataclismos» ese mismo día. Pero advirtió que habrá zonas del planeta donde será «muy difícil vivir».
El calentamiento global visto por la NASA y la NOAA
El año 2021 se caracterizó no solo por cumplirse el segundo año de la pandemia, sino por fenómenos naturales extremos. Olas de calor y profundas sequías, al igual que precipitaciones intensas unidas a terribles inundaciones.
El IPCC lo alertó en agosto. Si se quiere cumplir la meta de 1,5 °C habrá que disminuir las emisiones CO2 en un 45% para 2030. Y para 2050 las emisiones deben alcanzar el cero neto. Es decir, el CO2 emitido debe compensarse por mecanismos que absorban el gas, como la plantación de árboles, o tecnologías que capturen el gas y lo almacenen en forma subterránea. No obstante, contrariamente a lo requerido y según la ONU, las emisiones de gases de invernadero van camino a un incremento para fines de esta década de 16% respecto a 2010. Y los planes actuales de producción de petróleo, gas y carbón a nivel global exceden en más del doble el nivel necesario para no superar 1,5 °C.
En su informe la NASA y la NOAA precisan que hasta ahora, los dos años más cálidos han sido 2015 y 2020. Pero ello no significa que en 2021 se rompiera la tendencia al alza, sino al contrario. Destacan que el año pasado fue uno de los más calurosos a pesar de que se registró el fenómeno de la Niña, que implica un enfriamiento de las aguas del Pacífico y una bajada de las temperaturas.
«Aun con la Niña estar entre los años más caliente,s nos deja ver que 2021 ha seguido el patrón de la última década», señaló Sepúlveda.
El verano de 2021 fue el más caliente en el noroeste de Estados Unidos, y diciembre pasado fue el tercero más cálido de Suramérica desde que hay registros.
Año de fenómenos naturales extremos
El calentamiento global se produce por la emisión de gases a la atmósfera como dióxido de carbono que atrapan la radiación y generan el llamado efecto invernadero en la Tierra.
Las consecuencias de este calentamiento no son a futuro. «Ya se pueden percibir», expresó Sepúlveda. Según el científico, la subida de temperaturas es el «ingrediente principal» para olas de calor como las que vivió Estados Unidos en el verano pasado, incendios forestales y sequías. Las altas temperaturas también generan más vapor en la atmósfera que deriva en fuertes lluvias e inundaciones como las que sucedieron en Alemania. O un aumento del nivel del mar por el derretimiento de los polos.
Asimismo, una gran parte de los océanos se vio afectado por, al menos, una ola de calor marina “fuerte”. A excepción de la zona oriental del océano Pacífico ecuatorial (debido a la Niña) y la mayor parte del océano Austral. En el mar de Laptev y el mar de Beaufort, en el Ártico, se registraron olas de calor marinas “graves” y “extremas” entre enero y abril de 2021.
La NASA y la NOAA alertaron que la cantidad de calor almacenado en los niveles superiores del océano alcanzó una cifra récord en 2021, batiendo la marca de 2020.
En ese sentido, el secretario de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas, añadió que los fenómenos extremos son la nueva normalidad. «Existen cada vez más pruebas científicas que indican que algunos de estos fenómenos llevan el sello del cambio climático causado por las actividades humanas. Hay un consenso muy grande de que el calentamiento global está causado por los humanos y de eso no hay duda alguna», insistió.