La activista iraní por los derechos humanos Narges Mohammadi se reencontró con la libertad después de más de ocho años en la cárcel. Pagaba una condena de diez años, que casi había cumplido si se cuenta su detención durante el tiempo que duró el juicio, pero el régimen para aparentar bondad conmutó la pena y pudo salir unos días antes.
La Corte Revolucionaria de Teherán la acusó y condenó por «planear delitos para dañar la seguridad de Irán, difundir propaganda contra el Estado y reclamar la abolición de la pena de muerte». Todos delitos políticos intangibles. Pagó la pena en un penal de Zanjan, a 280 kilómetros de la capital.
Organizaciones e instituciones que defienden los derechos humanos llevaban pidiendo su liberación desde el día que la detuvieron. No solo abogaban por la libertad de la activista de 48 años de edad, también lo hacían por sus ideales.
Una lucha incansable por los derechos humanos
Narges Mohammadi nació en Zanján, Irán, el 21 de abril de 1972. Se licenció en Física en la Universidad Internacional Imam Jomeini, donde participó en la lucha por los derechos humanos y escribió sobre los derechos de la mujer en una publicación estudiantil. Fue en esa época en la que empezaron los primeros medidas represivas por defender lo que creía justo. La detuvieron dos veces en dos reuniones del grupo de estudiantes políticos Tashakkol Daanesshjuyi Roshangaraan (Grupo de estudiantes iluminadores).
Participó como periodista en varios diarios reformistas y publicó un libro de ensayos políticos Las reformas, la estrategia y las tácticas. Así se mantuvo hasta 2003, cuando se unió formalmente al Centro de Defensores de los Derechos Humanos, un grupo liderado por Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz. Fue vicepresidenta de la organización.
Conoció a Taghi Rahmani en su ámbito laboral. En 1999 se casó con él, pro-reformista y colega suyo, y tuvieron dos hijos: Ali y Kiana. Estuvieron juntos hasta que lo arrestaron por primera vez poco después. En 2012 Rahmani decidió partir a Francia después de que estuvo catorce años encarcelado. Mohammadi no quiso irse. Decidida se quedó en Irán para continuar defendiendo los derechos humanos.
Las constantes detenciones de Narges Mohammadi
Mohammadi conoce bien la prisión. Desde 1998 la han encarcelado en muchas ocasiones por su activismo a favor de los derechos humanos. También la han excarcelado. Tras pasar periodos hospitalizada o en libertad bajo fianza, el régimen dictatorial iraní ordenaban su regreso a prisión.
En junio de 2010 se la llevaron de su casa. Estando en prisión tuvo una crisis nerviosa que la enfermó gravemente. La dejaron en libertad provisional en julio; sin embargo, dos meses después la condenaron a once años de cárcel por los cargos de “reunión y conspiración contra la República Islamica” y “progaganda antigubernamental”.
El amargo camino de Mohammadi apenas comenzada. En marzo de 2011 redujeron su condena a seis años. En mayo la trasladaron de Teherán a la prisión de Zanjan. Entonces sufría afecciones y problemas del corazón. No aceptaban su hospitalización, pero terminaron autorizando su traslado al hospital de Vali Asar. Luego quedó libre hasta el año siguiente.
En abril de 2012 la detuvieron otra vez en su residencia de Zanjan y la enviaron a la cárcel de Evin. Allí estuvo tres meses hasta que salió en libertad para recibir tratamiento médico.
En noviembre de 2014 la volvieron a citar y la encarcelaron por difundir un video en el que denunciaba las torturas que terminaron en la muerte del periodista Satta Beheshti en 2012.
En mayo de 2015 la denunciaron ante un Tribunal Revolucionario de Teherán por “actividades contra la seguridad nacional y propaganda antigubernamental”. Le valieron seis años de condena. También la acusaron por participar en campañas contra la pena de muerte y contra la impunidad. En abril de 2016, estando en prisión, agregaron diez años más a la condena.
Mientras estuvo en prisión Narges no solo debió cargar con el peso del encierro. También tuvo que afrontar la distancia que la separaba de sus hijos, quienes se mudaron a París con su padre. Una separación que se hizo más grande cuando en la cárcel le impidieron comunicarse con ellos.
Luego de una huelga de hambre la dejaron llamar a sus gemelos por solo 30 minutos. Después de eso consiguió que el fiscal a cargo de su caso le otorgara un documento en el que se comprometía a permitirle comunicarse con ellos una vez por semana.
En el año 2018 fue galardonada con el Premio Andrei Sakharov, un reconocimiento al liderazo o logros científicos en la defensa de los derechos humanos.
Campaña por la libertad de Mohammadi
“¡Díganle a Irán que defender los derechos humanos no es un crimen”! se convirtió prácticamente en una consigna de lucha de quienes pedían la libertad de Narges Mohammadi. Un grito en pro de la justicia y la libertad que surgió por la Iniciativa de Mujeres Nobel, una campaña internacional en apoyo a Mohammadi.
Las ganadoras del Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi y Mairead Maguire llevaron adelante esta campaña, en conjunción con otras organizaciones del mundo. Unieron sus voces en una sola petición: la liberación de Narges Mohammadi.
Desde Amnistía Internacional también levantaron sus voces. Entre recolección de firmas y constantes denuncias se mantuvieron trabajando por su liberación. La exigían.
Expertos en derechos humanos de la Organización deNaciones Unidas también se incorporaron a la campaña. En julio exigieron su liberación inmediata porque creían que había contraído la COVID-19 en la prisión de Zanjan. Por sus enfermedades preexistentes temían que las consecuencias del contagio fueran fatales. Pero no solo era por el virus.
“Mohammadi no debería estar en prisión, en primer lugar”, expresaron. Detallaron que el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria demostró que su detención fue un error y una injusticia, por lo que solicitaron su liberación en 2007. Una petición que en ese momento fue ignorada y nunca atendida por el régimen iraní.
“No solo la mantienen en prisión, sino que también el año pasado le negaron el contacto con su familia y buscan enjuiciarla por otros cargos para continuar su encarcelamiento ilegal”, denunciaron.
La libertad de Nager Mohammadi llega después de sinnúmero de exigencias. Una bocanada de aire en medio de un mar de injustas acusaciones que se fueron acumulando Una libertad que esperan sea permanente.
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