Por Andrés Tovar
02/06/2017
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Había muchas cosas que se esperaban de Narendra Modi cuando asumió el cargo como el 14vo primer ministro de India en el verano de 2014. Algunos naturalmente pensaron que su gobierno viraría a la derecha, otros que apostaría a una política exterior muscular. Algunos previeron reformas económicas audaces, mientras que otros predijeron grandes relaciones públicas. Pero nunca se le señaló como un posible líder mundial del medio ambiente y el crecimiento económico sostenible, siendo India uno de los países con mayores emisores de gases de efecto invernadero, en su mayoría de su parque industrial.
Ahora, por esos avatares de la política internacional -o en específico, la salida de EEUU del acuerdo climático de París, Modi tiene una oportunidad de convertirse en más que eso: en un campeón climático global, capaz de poner en el carril a uno de los mayores emisores del planeta y que le muestra el resto de mundo cómo se hace.
Modi ha comenzado a dar pasos en ello, o que por lo menos hacen pensar que no le desagrada la idea: Desde 2014, ha habido un aumento del 91% en la capacidad de energía renovable conectada a la red eléctrica en India, un total de 22.6 gigavatios (GW), casi el doble de la capacidad añadida entre 2011 y 2014. Este auge de energía limpia se ha disparado en parte por un fuerte descenso en el costo de la creación de proyectos de energía solar. El gobierno de Modi ha apoyado a los desarrolladores de energías renovables privados a través de una serie de ajustes regulatorios.
Al mismo tiempo, el sector de la energía basada en el carbón de India ha estado en declive. Aparte del aumento de las energías renovables, la combinación de un marco regulatorio, la escasa demanda y los cambios inesperados en las leyes de otros países le dan dado un golpe al carbón en el país. La Autoridad Central eléctrica de India estima que el país no necesitará una nueva planta de energía a base de carbón en 2022.
Este alejamiento de carbón asegurará de que India, junto con China, será capaz de reducir las emisiones globales de carbono por entre dos y tres mil millones de toneladas en 2030, y efectivamente sobrepasar sus metas del acuerdo de París.
El gobierno de Modi también está considerando un ambicioso (demasiado ambicioso, algunos dirían) plan para convertir todos sus coches en los vehículos eléctricos en 2030. “La idea es que, en 2030, ni un solo coche de gasolina o diésel debe ser vendido en el país” dijo en abril el ministro de energía Piyush Goyal.
Como siempre, hay escépticos, entre ellos los líderes de la industria automotriz en India. Sin embargo, incluso si el gobierno es capaz de llegar a mitad de camino, la diferencia que estaría haciendo sería enorme.
Otra de las iniciativas es el esquema Ujala, que ha distribuido alrededor de 238 millones de bombillas LED en ese país, ayudando a mejorar la eficiencia energética en los hogares y reducir las toneladas de emisiones de carbono. En total, el gobierno ha tratado de marcar todas las casillas necesarias para dejar de depender de los combustibles fósiles, y trazar una trayectoria de crecimiento basada en la energía limpia.
A pesar de su buen trabajo, Modi no ha cimentado lo suficiente su posición de liderazgo en el movimiento climático global. A diferencia del presidente de China, Xi Jinping, quien se ha comprometido a proteger el acuerdo sobre el clima de París, el primer ministro de India aún no ha hecho una proclamación de sus intenciones. Hay alguna pista en la Alianza Internacional Solar, donde India está llevando la voz cantante ante 120 naciones para expandir el sector solar a nivel mundial. Pero si Modi realmente quiere ir adelante, él necesita lanzar su intensión a pleno pulmón.
Modi también tiene que mejorar su historial de uso de la tierra y la silvicultura. Para todos los avances que la India ha hecho en energías renovables, la capacidad del país para proteger y ampliar las áreas bajo cubierta forestal ha estado bajo escrutinio. En los dos primeros años de su mandato, por ejemplo, el gobierno fue acusado de hacerle el juego a la industria, en lugar de fortalecer las regulaciones ambientales. Y a medida que las empresas indias reclaman más recursos, la capacidad de la India para equilibrar con éxito el crecimiento industrial y la sostenibilidad será aún más crucial.
Lo cierto es que es en este momento en el el tren pasa para Narendra Modi. Si lo pierde, no habrá un coche eléctrico que venga pronto.