Por Paz Mata
23/09/2017
Cuando Naomi Watts (Kent, Reino Unido, 1968) luchaba por hacerse un hueco en el universo del cine, nunca se le pasó por la cabeza que entraría en Hollywood de la mano de David Lynch (Mullholland Drive). 16 años más tarde, la australiana de origen británico que vive en Nueva York y es madre de dos hijos ha conseguido ser una de las actrices más versátiles. Brilló en el cine de terror (The Ring), conmovió con su interpretación de una madre que pierde a su familia en el drama 21 Gramos e hizo reír en la comedia existencialista I love Huckabees. Quién no la recuerda conquistando el corazón del gorila más famoso de la historia del cine, en la versión de Peter Jackson de King Kong o en esa búsqueda desesperada de su familia en Lo Imposible.
A sus 49 años, la actriz está radiante incluso después de un largo día de entrevistas. Elegantemente vestida con blusa de crepe negro y falda blanca, Watts, que hizo su debut profesional con la serie Sonámbulos, recibe a Cambio16 en un hotel de Nueva York para hablar de su regreso a la pequeña pantalla por partida doble. Primero reuniéndose con David Lynch para interpretar el primer capítulo del remake de Twin Peaks y ahora con uno de los papeles más jugosos de su carrera hasta la fecha.
Se trata de Jean Holloway, una psicoterapeuta casada, con una hija, que trata de reavivar su rutinaria vida interfiriendo en la de sus pacientes. Para ello utiliza otra identidad para relacionarse íntimamente con personas cercanas a sus pacientes. La serie, que lleva por título el sugerente nombre de Gypsy, se ha convertido en la plataforma creativa de un grupo de extraordinarias mujeres, empezando por la propia Watts que es la protagonista y productora ejecutiva y siguiendo por Lisa Rubin, guionista y productora junto con Sam Taylor-Johnson (directora de Cincuenta sombras de Grey), que ha dirigido los dos primeros capítulos.
¿Cómo ha sido esta vuelta a la televisión, un medio que no visitaba desde hace 20 años?
Increíble. ¡Cómo pasa el tiempo! Es obvio que estamos asistiendo a un cambio a la hora de llevar una historia al espectador. Las plataformas digitales, la compañías de streaming y los canales de televisión que buscan producir contenidos de gran calidad han favorecido que los productores, guionistas y directores puedan llevar a cabo historias que a los estudios de Hollywood no les interesa producir. Solo quieren hacer películas de superhéroes, historias épicas y comedias a lo grande. La televisión permite poder interpretar a personajes complejos y muy humanos. En mi caso he tenido la suerte de encontrarme con este fascinante guion y un papel tan goloso como el de Jean Holloway, una mujer que busca reinventarse y vivir distintas vidas al margen de la suya real. La idea me pareció muy interesante.
Es fascinante ver a esta mujer que parece llevar una vida perfecta con marido e hija en una casa estupenda, con un buen trabajo y que sin embargo no es feliz. ¿Qué esta buscando?
Entiendo que toda esa rutina le aburra y que esté buscando algo que le estimule. Hay veces que la gente busca tener un affaire con alguien que no sea su pareja no porque no sea feliz con ella o eche en falta algo en su vida familiar, sino porque buscan pasarse de la raya y probar nuevas experiencias. Eso es lo que le ocurre a mi personaje. Es una mujer que ha reprimido muchas cosas en su vida y ahora decide vivir esas experiencias sin empujar a nadie al tren. Me atrajo porque es una historia con moraleja. Todos tenemos nuestras fantasías y deseamos otras cosas, pero eso no significa que las llevemos a cabo. Por suerte tenemos estos personajes a través de los cuales podemos vivir desde la seguridad del sofá de casa. Podemos seguir con nuestras fantasías y dejar que ellos hagan el trabajo por nosotros.
No empuja a nadie al tren pero si manipula y miente a los que la rodean…
Aunque no lo condeno, creo que su comportamiento es muy destructivo. Su intención de ayudar a sus pacientes es buena pero está cansada de escuchar siempre las mismas historias y ver que no avanzan de la manera que ella quisiera. Es entonces cuando empieza a actuar de forma poco ortodoxa, relacionándose con esas personas que obsesionan a sus pacientes.
¿Ha conocido a alguien como ella?
Sí, por supuesto. Todos somos capaces de manipular a los demás, pero ella lo lleva muy lejos. No me gustaría que mi psicoterapeuta lo hiciera conmigo (ríe).
¿Qué le sugiere el título de Gypsy (Gitana)?
Fue idea de Lisa (la guionista), que es una gran fan de Fleetwood Mac y su canción Gypsy le iba muy bien a la historia, porque mi personaje es una mujer obsesionada con vivir otras vidas e ir de un sitio a otro. Yo me identifico mucho con ella en ese sentido. Soy una persona que se ha movido de un lugar a otro del mundo desde que era pequeña, llegué a estudiar en nueve escuelas y eso es algo que te marca el resto de tu vida.
¿Cómo está viviendo este momento profesional por el que está pasando?
Con mucha gratitud porque no cabe duda de que el trabajo que me han ofrecido en los últimos años es de gran calidad y estoy trabajando con grandes actores y directores. Gypsy es mi primer trabajo en televisión desde hace muchos años y no podía haber encontrado nada mejor. Por si fuera poco he vuelto al universo de David Lynch, así que no me puedo quejar.
¿Cómo fue su reunión con David Lynch?
¡Fantástica! Al principio no estaba segura de si iba a poder participar por motivos logísticos, porque se iba a llevar a rodar durante el calendario escolar vivo con mis hijos en Nueva York y la serie se realizaba en Los Ángeles. Pero por suerte conseguimos hacerlo. David sabe crear un ambiente mágico a tu alrededor, lleno de creatividad e ideas muy originales. Además, siempre te hace reír. Es una fantástica experiencia y me alegro de que la serie haya tenido una buena acogida. No me sorprende porque es un maestro, por muy extrañas parezcan sus historias, siempre están basadas en la verdad y por eso se puede conectar con ellas.
Ha habido veces en las que Naomi estuvo a punto de abandonar su sueño de convertirse en actriz de éxito y todavía le sorprende estar en Nueva York hablando del periodo más prolífico de su carrera con dos series de televisión y una película a punto de estrenar. Se trata de El Castillo de Cristal, basada en libro de la periodista Jeannette Walls, y acaba de rodar en Praga (Ofelia), la historia de Hamlet contada desde la perspectiva de Ofelia.
Para ella la actuación es una forma de expresión como puede ser una pintura o una canción. Lo importante es ayudar al espectador a sentir algo, a conocerse mejor, a sentirse menos solo o a percibir algo fuera de su propia forma de pensar. Eso es precisamente lo que le llevó a interpretar El Castillo de Cristal –que en España se estrena a finales de septiembre– una biografía que relata todos los detalles sobre la infancia de Walls, a la que da vida la oscarizada Brie Larson. Watts interpreta a su madre, Rosemary, una mujer de espíritu libre que se niega a contemplar la idea de asumir la responsabilidad del cuidado de sus cuatro hijos, cuando el padre (Woody Harrelson), hombre carismático y entusiasta a la vez que alcohólico, se transforma en una persona imprevisible y destructiva. Todo ello hará que la familia lleve una vida inestable y sin rumbo.
¿Cuál fue su reacción al leer El Castillo de Cristal y de qué forma se sintió identificada?
Me provocó todo tipo de emociones. Es una historia de supervivencia con la que me siento identificada plenamente, sobre todo porque la familia es el tema central del libro. Todos, en un momento u otro, hemos tenido conflictos familiares, es algo muy humano. Por eso me fascinó la historia, se trata de algo muy universal.
¿Ha influido la película en su forma de vivir y le ha inspirado quizá a simplificar las cosas?
Yo me identifico con Rosemary en su obsesión por no desperdiciar nada. Me crié con mi abuela que vivió una guerra y en su casa no se tiraba nada que pudiera ser útil y menos aún la comida. Todo se aprovechaba porque seguramente podría servir para algo más tarde.
Usted perdió a su padre siendo muy joven. ¿Cómo fue su relación con su madre?
Mi madre es bastante excéntrica, tiene mucho carácter y es muy creativa. Recuerdo que de pequeña soñaba con tener una madre normal, como la de las otras niñas, que me viniera a buscar al colegio vestida con trajes de chaqueta y bolso. La mía solía vestir con pantalones de cuero y botas con plataforma, y yo me moría de vergüenza (ríe). Ahora, sin embargo, aprecio mucho su personalidad, su estilo, los amigos tan fascinantes que tenía y todas las cosas que me enseñó a mí y a mi hermano que es un extraordinario fotógrafo.
¿A lo largo de su carrera ha interpretado a muchas madres. Le resulta más fácil ahora que tiene hijos?
Sin duda estoy mucho más informada ahora que tengo hijos, pero los actores en general tenemos que usar mucho la imaginación a la hora de interpretar a un personaje. He interpretado a madres antes de serlo en la vida real, incluso en películas como 21 Gramos, en la que daba vida a una madre que ha perdido a sus hijos y pude identificarme perfectamente con el sentimiento de una persona en esas circunstancias.
¿Cree que podría educar a sus hijos de la forma que lo hace su personaje?
Si estuviera en la piel de Rosemary y viviera sus mismas circunstancias, sin dinero, con un marido alcohólico y teniendo que cuidar de sus hijos lo mejor que sabe, es probable que hubiera hecho algo parecido. Mucha gente piensa que está loca, pero no es así. Se trata de una mujer bastante excéntrica y muy creativa que ama a sus hijos por encima de todo y a pesar de todos sus problemas consigue inculcarles valores muy importantes.
Ahora que es madre soltera, ¿cómo lleva este nuevo estatus en su vida?
Sin entrar demasiado en detalles es una nueva experiencia para mí. Acabo de regresar de un viaje a Kenia con mis hijos y ha sido maravilloso poder compartir con ellos ese sueño que tenían de viajar a un país donde puedan ver tantos animales en su hábitat natural. Pasamos el día entero juntos, sin internet, sin tableta, simplemente nosotros y toda la naturaleza que nos rodeaba. Fue fantástico ver a mis hijos como se adaptaban a ese nuevo ambiente para ellos y lo bien que se llevaron entre ellos compartiendo todas esa sensaciones y aprendiendo de otras culturas.
¿Además de viajar, que le gusta hacer cuando no trabaja?
Compartir el mayor tiempo posible con mis hijos, ayudarles con los deberes, llevarles a sus actividades extraescolares y cuando tengo un par de horas para mí sola me gusta hacer yoga. Me relaja mucho y me fascina ver cómo mi cuerpo consigue estirarse y moverse en diferentes direcciones al mismo tiempo. Me ayuda a concentrarme en una sola cosa y a calmar la mente.
El año que viene cumplirá cincuenta años. ¿Qué siente ante cuando le surge la idea de cumplir medio siglo?
Tengo bastantes amigos y amigas que ya los han cumplido y todos tienen cosas muy interesantes que contar, muchos recuerdos de las cosas que hemos vividos juntos, grandes experiencias y eso me hace sentirme muy positiva y sobre todo muy afortunada. Supongo que me tendré que ir acostumbrado a ver el paso de los años cuando me enfrento al espejo (ríe).
Muchas actrices de su edad se quejan de no encontrar buenos papeles después de los 40. No parece ser su caso…
La suerte juega un papel muy importante en la vida de un actor, pero también hay que ser tenaz y nunca dejarse vencer por los momentos bajos. Pero ahora estamos viendo que las cosas están cambiando. Nuestra generación ocupa un 50% de la población, tenemos cosas muy interesantes que contar, al igual que nuestros compañeros, los hombres. Yo me siento muy afortunada en ese sentido porque estoy encontrando muy buenos papeles.