POR ENERGIA16
24/11/2017
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El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, ha defendido que “es de interés general” que las centrales de carbón de Iberdrola, situadas en Lada (Asturias) y Velilla (Palencia), sigan abiertas porque, si dejaran de funcionar, la factura de la luz «se elevaría en 2,5 euros anuales para todas las familias españolas».
Así se expresó Nadal al término de la reunión mantenida con el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en la que estuvieron también los presidentes de Asturias y Castilla y León, Javier Fernández y Juan Vicente Herrera, que mostraron su apoyo al ministro.
Sánchez Galán dijo que la solicitud de cerrar de forma ordenada las centrales de carbón de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia) es «coherente» con la apuesta de la compañía por las energías limpias.
Asimismo, ha expuesto esta postura durante la reunión que ha mantenido en la tarde de este jueves con el ministro Nadal, y con los presidentes de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y Asturias, Javier Fernández, ha informado la empresa en un comunicado citado por EFE.
Centrales vendidas y no cerradas
El titular de Energía ha pedido a Iberdrola que si decide dejar de contar con estas centrales se plantee una alternativa al cierre, que sería tratar de venderlas a través de una subasta.
Galán ha subrayado el compromiso de la compañía con el medio ambiente, el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático, y ha defendido la «coherencia» de la iniciativa de Iberdrola de completar el proceso de cierre de todas sus centrales de carbón en el mundo, una fuente de energía que sólo representa actualmente el 1,8% de la capacidad del grupo.
La compañía recuerda, además, su intención de recolocar al cien por cien de la plantilla. Desde el año 2001, Iberdrola ha clausurado en todo el mundo centrales térmicas que suman casi 7.500 megavatios de capacidad instalada. Nadal ha denunciado la “falta de flexibilidad y de explicaciones” del presidente de Iberdrola, del que obtuvo únicamente el compromiso de que no se producirá el cierre antes de 2020 en lugar de 2018.
Asimismo, ha afirmado que “las decisiones empresariales deben encajar en los objetivos de política energética”, de la que apuntó tres objetivos: cumplir las exigencias medioambientales, atender la competitividad de las empresas y el poder adquisitivo de las familias, y garantizar la seguridad de suministro.
Centrales tienen efectos económicos
El ministro también se ha referido a los efectos que tendría el cierre en la economía local en términos de empleo, además de la actividad económica generada.
Estas plantas suman una potencia de 874 megavatios y en 2016 produjeron menos del 1% del total generado en España. Según Iberdrola, el cierre de estas dos centrales no afectará a la seguridad del suministro eléctrico ni al precio de la energía, al ser su producción inferior al 1% del total nacional.
Destacan los cierres, en 2013 y 2016, de las dos grandes centrales de carbón en Reino Unido, las de Cockenzie y Longannet, cuya potencia conjunta ascendía a 3.600 megavatios. En ese mismo periodo ha desmantelado también casi 3.200 megavatios de plantas de fuel.
En paralelo, destaca Iberdrola, se han puesto en marcha 34.000 megavatios renovables. Durante la reunión, Galán ha recordado que recientemente Iberdrola pidió, junto a otras grandes eléctricas europeas, a la Comisión Europea (CE) y al Parlamento Europeo que apruebe unos objetivos medioambientales más ambiciosos para 2030 y eleve hasta el 35 % la cuota de energías renovables.