Consumo de cafeína durante el embarazo. ¿Cuál es la cantidad segura? ¿Solo un poco? ¿La misma cantidad de siempre? ¿La mitad? La respuesta es cero. No debe ingerirla en absoluto. Se debe eliminar el café, el té, el chocolate, o cualquier otro producto que la contenga. Esa es la conclusión a la que llegó un estudio de la Universidad de Reykjavik, Islandia, que acaba de ser publicado.
Y se trata de un asunto muy serio. La investigación, realizada por Jack James, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Reykjavik, analizó datos de 37 estudios. En 32 de ellos se encontró que la ingesta de cafeína durante el embarazo aumenta significativamente el riesgo de problemas como muerte fetal, aborto espontáneo y bajo peso al nacer.
El hallazgo contrasta con las recomendaciones generalmente aceptadas, de que no es necesario eliminar el consumo de la cafeína durante el embarazo, aunque sí reducirlo a un nivel «aceptable».
Alarma excesiva
Sin embargo, algunos expertos no están de acuerdo con los hallazgos del profesor James. Consideran que no hay razón para que las mujeres que están consumiendo cafeína ocasionalmente durante el embarazo entren en pánico.
«Los hallazgos de este estudio se suman a la gran cantidad de evidencia que respalda la ingesta limitada de cafeína durante el embarazo, pero las mujeres embarazadas no necesitan eliminar por completo la cafeína, como sugiere este artículo», dijo Daghni Rajasingham, obstetra consultor y portavoz del Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos del Reino Unido.
«Otra investigación, potencialmente más confiable, ha encontrado que las mujeres embarazadas no necesitan eliminar la cafeína por completo porque estos riesgos son extremadamente pequeños, incluso si se exceden los límites recomendados de cafeína», explicó.
Andrew Shennan, profesor de obstetricia en el Kings College de Londres, señala que otros factores de riesgo pueden haberse pasado por alto en el estudio. Aseguró que, si bien «puede ser perjudicial consumir dosis altas de cafeína durante el embarazo, pequeñas cantidades deberían estar bien«.
El Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido afirma que consumir hasta 200 mg de cafeína (alrededor de dos tazas de café instantáneo) al día está completamente bien.
Es mejor prevenir
No obstante, el profesor James mantiene su posición y asegura que la evidencia contradice la recomendación del NHS. Aseguró que si cada mujer embarazada en Gran Bretaña consumiera 200 mg de cafeína al día, 70.000 bebés se verían perjudicados. Agrega que la cifra podría ser incluso mayor, porque muchas mujeres beben más del máximo recomendado.
Explicó que, por lo general, el cuerpo absorbe rápidamente la cafeína, y las concentraciones máximas se producen en una hora. Se necesitan alrededor de cinco horas para que los niveles de cafeína en la sangre se reduzcan a la mitad. El nivel disminuirá gradualmente a partir de entonces.
Pero, agregó, durante el embarazo el cuerpo tarda mucho más en deshacerse de la sustancia. En la semana 38 de embarazo, los niveles de cafeína podrían tardar 18 horas en reducirse a la mitad.
A su juicio, esto supone que un feto podría estar expuesto a la droga durante varias horas. Este hecho tendría un impacto profundo, como acelerar la frecuencia cardíaca del bebé y contraer los vasos sanguíneos del cerebro.
«De hecho, se ha informado que los bebés recién nacidos de madres consumidoras de cafeína experimentan síntomas de abstinencia de cafeína que incluyen trastornos del sueño, vómitos, aumento de la frecuencia de los latidos cardíacos y la respiración irregular y aumento de los temblores finos», escribió en su análisis.
Cuestión de interpretación
Los críticos de Jack James sostienen que en su investigación simplemente había reevaluado los datos existentes. Esa misma información se utilizó anteriormente para establecer de que una ingesta moderada es relativamente segura.
En general, una reducción del consumo de cafeína, en lugar de su eliminación total, parece ser la norma consensuada en buena parte de la comunidad médica. La Organización Mundial de la Salud señala que «en embarazadas con gran ingesta diaria de cafeína (más de 300 mg/día) se recomienda disminuir dicha ingesta durante el embarazo para reducir el riesgo de pérdida del embarazo y de bajo peso al nacer».
Pero la prohibición planteada por James no es la única. En 2018, el Instituto Noruego de Salud Pública publicó un estudio en el que también se recomendaba el cese completo del consumo de cafeína durante el embarazo.
En este caso, el informe destacaba que el consumo de cafeína durante el embarazo, incluso en los niveles considerados como aceptables, aumentaría la probabilidad de que los hijos no nacidos acaben sufriendo sobrepeso con tan solo tres años, un riesgo que iría aumentando peligrosamente durante el resto de la infancia.
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