La rotunda derrota de Theresa May, primera ministra británica, deja ahora un panorama aún más confuso para el destino del Brexit. A tan sólo 10 semanas para que Reino Unido salga de la Unión Europea, la gente se pregunta cómo se dará la separación e incluso si tendrá lugar el acuerdo.
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— UK Prime Minister (@10DowningStreet) January 15, 2019
Lo que sí es cierto es que May ahora debe trabajar con otros partidos en una nueva versión para ver si podrá haber consenso en el Parlamento, a menos que desee seguir por el peligroso Brexit sin acuerdo o la otra opción: convocar un nuevo referéndum sobre la permanencia en la UE.
La conservadora se debate entre esas tres opciones: un acuerdo de compromiso, un Brexit sin acuerdo o detenerlo por completo.
Brexit con muchas licencias
La primera opción, y hasta ahora la que perece más probable, es la de llevar a cabo una separación parcial con varios lazos que unan al Reino Unido con Europa. Tras la derrota, May se comprometió a hablar con parlamentarios de alto rango para llegar a un consenso.
Los laboristas estarían dispuestos a votar a favor de un Brexit con garantías de que se mantendrían lazos económicos con la UE. John McDonell, portavoz del jefe de política financiera del Partido Laborista, aseguró que el Partido Laborista apoyaría a May si aceptaba quedarse en una unión aduanera permanente con el bloque europeo.
La primera ministra podría estrechar lazos con los laboristas para lograr un Brexit blando. Sin embargo, tomaría un gran riesgo al alejarse del Partido Conservador, que se encuentra totamente dividido.
De esta manera, el partido de la oposición cuenta con una enorme influencia en el resultado final del Brexit. Será difícil que cualquier plan para el «divorcio» llegue a la Cámara de los Comunes sin el apoyo de alguno de los 256 diputados laboristas.
Todo indica que May, luego de superar la moción de censura, se verá obligada a entablar conversaciones con los laboristas y el partido norirlandés DUP.
Por otra parte, para muchos conservadores es absolutamente inviable celebrar comicios en un momento tan crucial, especialmente después de que May perdiera la mayoría absoluta en las elecciones de 2017. La propia primera ministra dijo el miércoles que celebrar nuevos comicios sería «lo peor que podríamos hacer».
Un «divorcio» sin acuerdo
Por defecto, si no se llega a un acuerdo en el Parlemento, la vía será un Brexit duro y sin acuerdo. Esta decisión es para muchos parlamentarios, tanto conservadores como laboristas, la más catastrófica y dañina.
Una separación sin acuerdo podría afectar gravemente la economía británica y europea. «No basta con que guste el acuerdo de May. Para evitar un Brexit sin acuerdo tiene que haber algo con qué reemplazarlo. De lo contrario, nos iremos sin acuerdo», aseguró un diputado británico en el debate.
Asimismo, un Brexit sin acuerdo también significa que no habría transición, así que la salida sería brusca: una pesadilla para las compañías internacionales; un sueño hecho realidad para los partidarios conservadores radicales, que quieren una ruptura total.
Reino Unido es miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), así que los aranceles y otros términos de su situación comercial con la UE deberían fijarse según la normativa de la OMC.
Los líderes empresariales están activando planes de contingencia para lidiar con los controles adiciones en la frontera entre Reino Unido y la UE después del Brexit. Temen que esos controles bloqueen los puertos, obstruyan las arterias comerciales y alteren las cadenas de suministro en Europa y otros lugares.
Los partidarios del Brexit dicen que habría interferencias a corto plazo, pero a largo plazo Reino Unido progresaría si se libera de lo que consideran un experimento europeo fallido en una zona dominada por Alemania, que está rezagándose respecto a China y Estados Unidos.
Parar por completo el Brexit
Los principales detractores del Brexit han apostado por presionar para un nuevo referéndum en donde prevén que gane la opción a favor de quedarse en la Unión Europea. Sin embargo, hoy esta opción es muy poco probable, ya que sólo seguiría adelante por votación de la mayoría en el Parlamento y esta opción no la tiene.
May ha reiterado en muchas oportunidades que una nueva elección socavaría las bases democráticas en el país. También afirma que sería un irrespeto para los 17,4 millones de británicos que votaron a favor del euroescepticismo en 2016.
Sin embargo, el Partido Laborista podría hacer cambiar esta tendencia. Si no llegaran a un acuerdo en los próximos días para un Brexit blando, considerarían pujar por la vía electoral. Bajo ninguna circunstancia aceptarían una separación sin acuerdo.
Este escenario también traería numerosas disputas en el laborismo, ya que una parte considerable del partido es euroescéptica y no aceptaría unos comicios, cuestión que también sucede en las filas conservadoras.
Dentro de los conservadores hay europeístas dispuestos a definir unos comicios, mientras que en el laborismo hay euroescépticos que se negarían complenatemnte a un nuevo referéndum.
Por ejemplo, el líder laborista Jeremy Corbyn es un veterano euroescéptico que se ha mostrado en contra de un segundo referéndum, mientras que el conservador europeísta Dominic Grieve, presentó el miércoles una ley que establece disposiciones para un segundo referéndum del Brexit.
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