Por Andrés Tovar
5/2/2018
La gira de Tillerson en América Latina no es una gira más. Ésta llega en un momento muy vertiginoso para la región. Latinoamérica está en la senda de un año electoral en sus principales regiones. Venezuela vive un estado crucial. China avanza en su influencia en la región y el tema migratorio y el narcotráfico hacia EEUU vuelven a la agenda. Por consiguiente, las relaciones entre EEUU y América Latina están en un estado de tensión que no se había vivido en años, por lo que el ajedrez diplomático es fundamental. Incluso para la «hoja de vida» de Tillerson: la gira además coincide con su primer año como secretario de Estado.
En su primer año la política exterior de los Estados Unidos tuvo gran enfoque en otras partes del mundo. Por ende la inestabilidad en América Latina había tenido una mirada parcial. Pero ahora la gira de Tillerson por América Latina anuncia nuevos fueros en la región. La intención no es de ninguna manera casual. El viaje de Tillerson se produje tras la renuncia de Thomas Shannon, por años el principal diplomático estadounidense para la región y que jugó un papel crucial en las conversaciones sobre Venezuela. La renuncia de Shannon se debió además a la partida de William Brownfield, otro veterano experto en América Latina y experto en lucha contra los narcóticos en la región.
¿Qué hay detrás de la gira de Tillerson en América Latina?
La ruta comenzó el jueves en México, estuvo este domingo en Argentina y pasará por Perú, Colombia y Jamaica. En las dos primeras paradas, Tillerson ha insistido en que Washington seguiría siendo el «socio más firme, fuerte y duradero de la región». Pero la oferta de amistad puede no ser suficiente. Una encuesta reciente de Gallup descubrió que las calificaciones de aprobación de los latinoamericanos sobre el liderazgo estadounidense cayeron del 49 por ciento en 2016 al 24 por ciento en 2017. Solo el 16 por ciento de la región aprueba el desempeño laboral de Trump.
Trump ha impulsado una constelación de políticas de línea dura hacia la región. Principalmente con su insistencia en el muro en la frontera sur y sus comentarios sobre la inmigración. Por consiguiente ha elevado la tensión en los hemisferios. La retirada de EEUU del acuerdo Trans-pacífico -que incluye a países de América del Sur- también cuenta en este particular.
Y, precisamente sobre el comercio, otro punto de interés es el enfoque económico de China hacia América Latina, que se centró en obtener acceso a productos básicos de países como Brasil, Venezuela, Argentina y Perú. Pero que ha dejado poco beneficio duradero para esos países, y mucha influencia de los asiáticos en la región. Quizá similar a la que ha tenido EEUU.
El viaje está en pleno desarrollo. Y son muchos los acuerdos que puede desencadenar para corto o mediano plazo. Por ello es bueno poner la lupa en las prioridades de la gira de Tillerson en América Latina. Leídas globalmente, son un abreboca de cómo se moverá la política en la región en los meses por venir.
Las prioridades de la gira de Tillerson en América Latina
Venezuela
Desde días antes de su salida, funcionarios del Departamento de Estado dejaron claro que Venezuela es una de las principales prioridades de la gira de Tillerson en América Latina. En su quinto año de crisis, Venezuela se tambalea al borde del colapso. Nicolás Maduro ha reprimido violentamente las protestas. Y ha trabajado para consolidar su poder antes de las inminentes elecciones presidenciales a medida que la economía del país entra en picada, lo que despierta las preocupaciones de un desastre humanitario.
Tillerson sugirió que Venezuela bajo Maduro podría enfrentar un golpe militar, aunque enfatizó que Washington prefiere las transiciones pacíficas. «Creo que habrá un cambio», dijo sobre Venezuela. Y apuntó que los militares «a menudo» manejan el cambio de régimen en América Latina. «Si ese será el caso aquí o no, no sé».
En lo que sí fue enfático fue en su opinión sobre Maduro. «El régimen corrupto y hostil de Nicolás Maduro en Venezuela se aferra a un sueño falso y una visión anticuada de la región que ya ha fallado a sus ciudadanos».
El secretario de Estado está usando el viaje para articular una postura unificada en América Latina en torno al tema venezolano. Pero especialmente relevante fue la revelación que Tillerson realizó en Argentina este domingo. Washington se encuentra sopesando el impacto económico de potenciales nuevas sanciones contra Caracas. Ésto con miras a una posible restricción de la venta de petróleo venezolano.
Según Tillerson, EEUU se encuentra «estudiando opciones» para mitigar los impactos bilaterales y regionales de estas potenciales sanciones, que cortarían además la venta de derivados de petróleo estadounidenses a Caracas. El comercio de crudo venezolano con Washington registró en el 2017 su punto más bajo desde 1991.
Comercio de energía
Otra área importante de la gira de Tillerson en América Latina es lo referente a las asociaciones de energía. En medio de su auge energético, las exportaciones estadounidenses de petróleo crudo, gasolina y gas natural han aumentado. Los países de América Latina son clientes entusiastas de las exportaciones de EEUU. Mas notable cuando precisamente Venezuela, uno de los proveedores más importantes de la región, ha fracturado su industria petrolera mediante la pésima gestión.
Si alguien sabe de comercio de energía es Tillerson. El ex CEO de ExxonMobil es una autoridad en el tema. Por ende, es el hombre perfecto para establecer esos nuevos vínculos. Además, el auge del gas natural licuado (GNL) en Estados Unidos también está encontrando nuevos clientes en Latinoamérica. Al menos cinco países latinoamericanos recibirán GNL de EEUU en el segundo semestre de 2017. Eso representará un 36% del mercado, lo cual convertirá a América Latina en uno de los mayores mercados -sino el mayor- del gas estadounidense.
Drogas e Inmigración
Donald Trump ha argumentado la necesidad del muro en su frontera sur para dificultar la entrada de drogas a EEUU. Pero sería ingenuo sugerir que un muro fronterizo acabaría con el flujo de drogas a ese país. Por ende se necesita un esfuerzo complejo y múltiple en cooperación con las naciones latinoamericanas para tener un impacto importante.
El tráfico ilícito de drogas hacia los Estados Unidos desde América Latina está fuera de lo común. La producción de coca en Colombia es el doble que hace dos años. México es el canal principal para el fentanilo chino en EEUU. Y no son pocos los indicios que señalan a la Venezuela colapsada haciendo mano del narcotráfico para obtener dinero.
Ya a mediados de la década de 1990, Estados Unidos estaba sumido en una crisis de drogas, fundamentalmente desde Colombia. Una resolución bipartidista estadounidense ayudó a la región. Y un compromiso fundamental del pueblo colombiano, personificado por el entonces presidente Álvaro Uribe cambió el rumbo. Los secuestros y los abusos contra los derechos humanos en Colombia disminuyeron en más del 30 por ciento, año tras año, hasta que volvió la estabilidad. Los terroristas financiados con drogas se desmovilizaron.
Ahora, con Estados Unidos en lucha con otra desgarradora crisis de drogas, en parte impulsada por drogas extranjeras, repetir una alianza similar es fundamental.
China
La gira de Tillerson en América Latina tuvo además un comienzo particular. Antes de partir, el secretario de Estado habló en Texas sobre China. «Hoy China se está afianzando en América Latina. Utiliza el arte de gobernar económico para llevar la región a su órbita. La pregunta es: ¿a qué precio?».
Tillerson tuvo un objetivo particular en el enfoque económico de China hacia América Latina. «América Latina no necesita nuevos poderes imperiales que solo busquen beneficiar a su propia gente», dijo el principal diplomático encargado de implementar el enfoque America First del gobierno de Trump en el mundo. «El modelo de desarrollo liderado por el estado de China es una reminiscencia del pasado», dijo. «No tiene que ser el futuro de este hemisferio».