Por Juan Emilio Ballesteros
22/4/2018
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- Iván Duque: «El debate político en Latinoamérica east entre el populismo y la libertado económica»
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Camilo Rubiano Becerra es abogado, profesor, analista político y columnista. Es también autor del libro Un acuerdo inviable (Ediciones Nueva Jurídica), un enjundioso estudio que analiza las contradicciones e inviabilidades en materia jurídica y económica que se derivan del acuerdo firmado entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla más longeva de Latinoamérica, y el Gobierno de Colombia presidido por Juan Manuel Santos. Forma parte asimismo del equipo de campaña de Iván Duque, el candidato del Centro Democrático a la Presidencia en las elecciones presidenciales en Colombia del próximo 27 de mayo.
¿Qué se juega Colombia en las próximas elecciones presidenciales?
Estas elecciones presidenciales son las más importantes de los últimos 40 años. Nos jugamos el futuro institucional y democrático, económico y social del país. Colombia atraviesa una crisis muy aguda que afecta a todos los resortes del Estado y a la sociedad en su conjunto. Es preciso un cambio total y que sea además real. Un cambio que no nos lleve al populismo ni al continuismo. Esto es precisamente lo que estamos viendo en los otros dos candidatos –Gustavo Petro, candidato del movimiento Colombia Humana, y Germán Vargas Lleras, candidato del movimiento #MejorVargasLleras–. Necesitamos renovar la política. Darle un cambio al país, recuperar la confianza de los inversores, que por cierto fue uno de los pilares del Gobierno que presidió Álvaro Uribe. Tenemos asimismo unos acuerdos de paz que se están implementando, pero que requieren modificaciones porque contemplan inviabilidades jurídicas y económicas que hay que subsanar.
Elecciones presidenciales en Colombia
Las de Colombia son unas elecciones presidenciales que tienen una gran incidencia en toda Latinoamérica. ¿Es cierto que el debate político está polarizado entre el populismo y el liberalismo económico?
El continente latinoamericano ha sufrido las consecuencias de los gobiernos populistas. Un populismo que tiene su origen en la dictadura cubana, que emigra a Venezuela a través de Hugo Chávez. Y que empezó a permear otros países como Bolivia, Uruguay, Argentina, Ecuador… La mayoría de estos países que estuvieron gobernados por la izquierda populista hoy atraviesan una grave crisis económica, social e institucional. Es el mismo populismo que hoy pugna en Colombia de la mano de la candidatura de Gustavo Petro y que lo que más le gusta es exacerbar el odio de clases, la lucha frontal contra el sector privado y la inversión, contra el sector minero-enegético, por ejemplo, que genera empleo y desarrollo y grandes oportunidades. Esto es pan para hoy y hambre para mañana.
Cambio de ciclo
¿A tenor del cambio de presidente en Cuba con el relevo de los Castro y ante el retroceso del populismo en el área, se puede hablar de un cambio de ciclo?
En Cuba, preferiría esperar a ver qué pasa. El nuevo presidente no es de la familia Castro, pero sí fue puesto por los Castro. Vamos a ver cómo actúa. Es una oportunidad para Cuba de salir de esa triste noche que los ha arrastrado durante estos años por la dictadura. A ver si logran reivindicar los derechos democráticos y ciudadanos. Ya vimos cuando salió Fidel y Raúl se hizo con la presidencia que se habló de un gran cambio, pero no se dio. Todavía estamos esperándolo. Cuba tiene ahora una oportunidad, veremos qué pasa. Los populismos de izquierda están mandados a recoger. Los resultados son contundentes: no han generado ni desarrollo ni riqueza. Todo lo contrario, han generado pobreza.
Riesgo económico
La agencia de calificación Morgan Stanley dice que las elecciones presidenciales en Colombia son un factor de riesgo elevado para el país. ¿Hasta qué punto?
El debate electoral en la elecciones presidenciales en Colombia se centra en dos grandes temas. Por un lado, el modelo económico y las consecuencias del acuerdo de paz. El país está en una situación compleja debido a la mala gestión de Juan Manuel Santos. Hoy tenemos un país cuyo crecimiento está por debajo de la media de Latinoamérica. El año pasado crecimos un 1,8% cuando el gobierno había calculado el 2,5. La deuda externa se ha triplicado en los últimos cuatros años y supera los 140.000 millones de dólares y pesa cerca del 50% del PIB.
El desempleo también se dispara hasta el punto de que la tasa el pasado año alcanzó el 9,6% y hoy está rondando el 10,8%. Uno de cada cinco jóvenes está desempleado, casi el 20%. La carga tributaria de las empresas se acerca al 70%. Los hogares y los consumidores han soportado una reforma tributaria con el incremento de tres puntos en el IVA.
Todo esto genera un apretón y estrés económico muy grande. Se requiere un cambio de política fiscal, monetaria y económica. Iván Duque lo expresa afirmando que debemos reducir el Estado y la burocracia del gobierno, que ha derrochado los recursos. Hay que ahorrar para poder bajar los impuestos al sector privado y se pueda generar empleo y calidad de vida. Así se dinamiza el ciclo económico. Tenemos el ejemplo del sector minero-energético, el petróleo, incluso el sector ganadero: hay candidatos que los satanizan como es el caso de Petro.
Un acuerdo inviable
El título de su libro –Un acuerdo inviable– es toda una declaración de intenciones. Está prologado por Álvaro Uribe que impulsó un referéndum que además ganó. ¿Por qué es tan crítico con el proceso de negociación y el acuerdo de paz?
Gran parte de la crisis que sufre el país en todos los ámbitos viene de este acuerdo. Santos redujo su agenda de gobierno a un solo punto: el acuerdo. Presenta inviabilidades tanto jurídicas como económicas. En las jurídicas parece claro que Colombia asumió unos compromisos –como los que se derivan del Estatuto de Roma, ratificado en 2002– cuyo objetivo es que no exista impunidad. Se establecen unos mínimos penales y cómo debe aplicarse la pena de forma proporcional a la gravedad del delito. El Estado colombiano no está cumpliendo con esos acuerdos. Decir la verdad, o sea, confesar sus asesinatos, ya los exonera de la cárcel. Esto es muy delicado.
Impunidad
También se les garantiza su participación en política sin tener en cuenta la pena simbólica que establezca la jurisdicción especial para sus delitos. Además, esa jurisdicción especial para la paz sustituye de manera absoluta a la justicia colombiana porque tiene facultades penales, civiles, disciplinarias y fiscales. Ataca la independencia judicial y genera inestabilidad institucional y constitucional. Es el caso, por ejemplo, del narcotráfico, que no puede ser considerado nunca un delito político por conexidad. No se puede validar el narcotráfico como factor que financia la rebelión. A través del narcotráfico cometieron crímenes de lesa humanidad.
Bueno, acaban de detener por narcotráfico a Jesús Santrich, que representó a las FARC en la mesa de negociación…
Ése es el caso. A la guerrilla se le dan todo tipo de concesiones para que pudiera participar y tuviese cinco curules en el Senado y cinco en la Cámara y los guerrilleros fuesen amnistiados. No han pagado ni un solo día de cárcel. ¿Qué han hecho? Nada. No han devuelto el dinero, no han desmontado la estructura del narcotráfico. Lo que vemos es que la guerrilla, los jefes de las FARC continúan delinquiendo y narcotraficando. Santrich estaba negociando diez toneladas de cocaína para enviarlas a México. El Gobierno nunca les exigió nada.
Venezuela
Colombia está siendo receptora de gran parte de la diáspora venezolana. ¿Cree que el país y, por extensión la Organización d eEstados Americanos (OEA), están suficientemente comprometidas con la libertad y la democracia en Venezuela y contra la dictadura de Maduro?
El Gobierno colombiano ha sido muy flojo frente a la dictadura de Maduro, ese sátrapa que hace y deshace y pisotea los derechos de los venezolanos. No ha tenido una posición firme. Solo recientemente he escuchado al presidente Santos criticar vehementemente la dictadura de Maduro. Pero durante la negociación de los acuerdos con La Habana, Maduro era uno de sus mejores amigos. El gobierno venezolano ha avalado todo el proceso. Colombia debería liderar ese bloque continental para solicitar medidas y no lo ha hecho. Organismos como la OEA se han quedado también bastante cortos y han permitido la continuidad de Maduro.
Bien situado
¿Cómo se presenta para Iván Duque el final de campaña? ¿Le siguen sonriendo las encuestas?
Frente a las encuestas los resultados deben tomarse con humildad. Una encuesta buena implica que hay que seguir trabajando y una mala también. Estamos trabajando todos los días. He sido testigo del amor, el compromiso y la dedicación de Iván Duque y de cómo ha elaborado su propuesta desde los inicios, oyendo a los colombianos, a partir de los foros Construyendo país donde escuchábamos a la comunidad, los problemas y las soluciones. Esas propuestas son hoy la base de su programa.
El posicionamiento de Iván Duque es consecuencia y reflejo de un trabajo diario durante estos cuatro años. Es sin duda el presidente que merece el país, cuenta con todos los requisitos para afrontarla actual coyuntura por la que atraviesa Colombia. Además de la preparación económica, hace política con mayúsculas. Con la p de principios y con la de propuestas, no con la de prebendas y la de politiquería. Es una persona limpia, que representa a la juventud y a la renovación política que el país necesita.