Por Cambio16
15/02/2018
El fin de Maduro ha llegado pero el necio mandatario se niega a aceptarlo. Las pruebas son inequívocas. La presentación del duro informe de la CIDH sobre Venezuela y la apertura de una evaluación de la Corte Penal Internacional fueron apenas el comienzo. La comunidad internacional se ha manifestado. Catorce países de América Latina que conforman el Grupo de Lima condenaron las acciones del régimen. Asimismo, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea acrecientan sus condenas y sanciones en contra del régimen (siete nuevos países decidieron plegarse al régimen de sanciones de la UE). Y como colofón la Cumbre de las Américas, el principal evento diplomático de la región, rechaza categóricamente su presencia. Todo en tan sólo una semana.
Macedonia 🇲🇰, Montenegro 🇲🇪, Albania 🇦🇱, Bosnia y Herzegovina 🇧🇦, Islandia 🇮🇸, Liechtenstein 🇱🇮 y Noruega 🇳🇴 decidieron plegarse al régimen de sanciones contra altos funcionarios del régimen de #Venezuela de la Unión Europea 🇪🇺.
— Mariano de Alba (@marianodealba) February 15, 2018
Portavoz Nauert: Apoyamos la decisión de Perú, como anfitrión de la próxima Cumbre de las Américas, de retirar su invitación al presidente Maduro de Venezuela. https://t.co/Z86Lf8VVMl
— USA en Español (@USAenEspanol) February 15, 2018
Los escapes de Maduro, como ha sido su estilo, han estado inscritos en la «diplomacia» de las bravuconadas. «¿Me tienen miedo? ¿No quieren verme en Lima? Me van a ver. Llueva o truene, por aire, tierra o mar, asistiré a la Cumbre de las Américas», dijo Maduro a periodistas extranjeros en el palacio presidencial de Miraflores en Caracas.
El fin de Maduro se ve en Venezuela
Pero, a pesar de su altivez, el fin de Maduro avanza y lanza más manifestaciones. Y no hay que mirar fuera de las fronteras venezolanas. Las condiciones bajo el régimen represivo de Maduro están empeorando, en un momento en que parecía que las cosas no podían seguir empeorando. Los niños venezolanos están muriendo de hambre. La inflación galopa a pasos agigantados. La escasez de alimentos aumenta y mucho más la de las medicinas. Los servicios públicos fallan cada vez más día a día (la electricidad y las telecomunicaciones han colapsado en la última semana con constantes apagones) y la salud está en estado de colapso. Por consiguiente, cientos de miles de venezolanos han huido y siguen huyendo del país. Desde EEUU hasta Argentina, con mayor drama en las vecinas Colombia y Brasil, donde el éxodo ha tomado dimensiones de crisis humanitaria.
En estos dos últimos países la situación comienza a tornarse insostenible. Los venezolanos están trabajando en trabajos precarios, pidiendo dinero en las calles y durmiendo al aire libre porque no pueden pagar un alojamiento. Aun así, muchos dicen que están mejor que en Venezuela.
Y frente a ello, la ausencia de una justicia independiente, acompañada de altísimos niveles de corrupción, y condenó los esfuerzos que ha desarrollado el régimen chavista para restringir la libertad de expresión y acallar las críticas son la punta de lanza. Ahora el temor extendido es que el nuevo llamado a elecciones en Venezuela agrave este cuadro.
Más presión internacional
Las iniciativas internacionales han servido hasta ahora para condenar la gravedad de la situación en Venezuela y generar conciencia sobre el fin de Maduro y su gobierno. Informes como el de la CIDH y el Grupo de Lima son pruebas irrefutables de los esfuerzos jurídicos, políticos y diplomáticos para encontrar una solución a la crisis. Pero esto debe ser sólo el principio. La CPI debe materializar esa evaluación preliminar anunciada y pronunciarse contundentemente. Su respuesta sería un golpe para Maduro, que está tratando de ganar legitimidad con sus ilegales elecciones.
Es por eso que la CPI debe avanzar con una investigación. Es por eso que la comunidad internacional debe seguir con la presión, como lo ha hecho Perú. El fin de Maduro es un clamor no sólo venezolano. Es un clamor mundial.