El Mundial de Fútbol es la gran fiesta deportiva que paraliza al globo y mueve gigantescos volúmenes de dinero. En inversiones y, a la vuelta, en esperadas y jugosas ganancias. Con una audiencia saturada en medios y plataformas digitales y publicidad desbordante. Es además, un factor multiplicador de negocios en todos los países del mundo. Pero, para cumplir con tal responsabilidad, la Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022 y la FIFA se comprometieron con reducir y compensar las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con el gran evento. Los analistas dudan de esos esfuerzos y desde avizoran un desmedido impacto ambiental.
El cambio climático está presente. En grandes encuentros deportivos los fenómenos meteorológicos extremos han influido en su desenvolvimiento. Qatar, por ejemplo, rodó la fecha de la Copa Mundial, para noviembre porque las altas temperaturas del verano (38 ºC hasta 45 ºC) habrían incidido en el rendimiento de los deportistas y los espectadores. Es la primera vez que ocurre en un mundial de fútbol.
Antes, y en otros torneos deportivos internacionales, la crisis climática se ha colados en lo planeado. Un tifón obligó a posponer varios partidos en la Copa Mundial de Rugby 2019, en Japón. El aire se volvió irrespirable durante el Abierto de Tenis de Australia 2020 debido a los incendios forestales. El maratón olímpico se reubicó más al norte para escapar del calor opresivo de Tokio. Y la situación es similar para los Juegos Olímpicos de Invierno, cuyo futuro es incierto. El mundial de fútbol no se salva.
Los ambientalistas observan minuciosos no solo las jugadas de los grandes futbolistas en el campo y sus históricos golazos, sino también la huella de carbono de ese espectáculo que, en su inauguración, captó la atención de 5.000 millones de personas.
Mundial de Fútbol, ¿logrará reducir las emisiones?
En 75 kilómetros a la redonda están situados los ocho estadios de categoría, diseñados y construidos para la Copa. En un alarde de modernidad e innovación, están conectados por la nueva red de metro que atraviesa Doha, explicó Fatma Al-Nuaimi, directora de comunicación del Comité Supremo. Siete de los estadios tienen un sistema de refrigeración que llevará los termómetros a 22 grados. En estas fechas del otoño, las temperaturas pueden superar los 30 grados. La promesa es emitir bajas emisiones de carbono.
Los organizadores afirman todos los estadios consiguieron cuatro o cinco estrellas del Sistema de Evaluación de Sostenibilidad Global. El Estadio de Lusail, por citar el más importante y que será la sede de la final del torneo el 18 de diciembre, prevé albergar a unas 200.000 personas. En su interior cuenta con palcos y un hotel para los espectadores. Todo el techo lo cubren paneles solares por lo que el estadio generará la electricidad que consume y también para zonas aledañas.
La parte central podrá abrirse y cerrarse cuando las condiciones climatológicas lo permitan. Luego de la Copa del Mundo lo convertirán en un centro comunitario de escuelas, tiendas, clínicas de salud e instalaciones deportivas bajo el techo del estadio.
El estadio Jor, donde tuvo lugar la ceremonia de apertura, tiene techo retráctil, que lo hace obra más increíble. Está rodeado por 400.000 metros cuadrados de zonas verdes y áreas de juego que dan un toque de sostenibilidad medioambiental.
Asimismo, cada uno del resto de estadios presenta formas arquitectónicas sobresalientes y descomunales que se irán viendo conforme transcurre el Mundial de Fútbol que promete mínimas emisiones de carbono. ¿Lo logrará?
Declaración de principios climáticos
Ante de que sonara el pito inicial de la Copa Mundial en Qatar, sus organizadores y la FIFA emitieron una declaración de principios sobre la crisis climática. Señalaron que “la crisis medioambiental afecta todo el planeta y todos, incluido el Mundial del Fútbol pueden medir, reducir y compensar las emisiones de carbono”.
En el comunicado también indican que todos podemos volar menos, usar el transporte público y circular en bicicleta. «Podemos comer menos carne y optar por una alimentación más vegetal. Podemos comprar productos locales y pasar a las energías renovables, entre muchas otras cosas”, agregan.
Recalan que hay un sinfín de proyectos y campañas en el mundo entero que pueden ayudar reducir nuestra huella de carbono e invitan a buscar organizaciones locales de acción por el clima y descubra cómo reducir sus emisiones para construir un futuro más esperanzador y sostenible para las generaciones venideras. Muy sencillo, ellos no son el problema. Somos nosotros, que no rechazamos la carne ni reciclamos todo el plástico que nos atosigan en el supermercado.
En adición, la FIFA presentó un documento llamado «Sustainability Strategy», en el que la organización global del fútbol se compromete a «ofrecer una Copa Mundial de Fútbol libre de emisiones de carbono y establecer un punto de referencia para la gestión ambiental».
Sobre la base de ese propósito, el Mundial aplica medidas medioambientales como el monitoreo de la calidad del aire para conocer las fuentes de contaminación y mitigarlas. Asimismo en los estadios se implementarán prácticas de gestión de residuos para garantizar la separación, clasificación y almacenamiento adecuados.
También tratan de reutilizar el agua siempre que sea posible. Los controles inteligentes evitarán el uso excesivo de agua en las instalaciones. «Un elemento central de nuestra estrategia es el compromiso de demostrar responsabilidad en la gestión de la sustentabilidad más allá de nuestras operaciones directas», aseguró Fatma Samoura, secretaria de la FIFA.
Compensar, reducir o dejar de emitir emisiones
La Copa del Mundo en Qatar es un despliegue de derroche. En sus cachas y hoteles se dejan ver los divos del fútbol, presidentes, jefes de Estado, reyes. Líderes mundiales, de la moda, artistas, fashionistas, influencers. Además del colorido de las gradas y la emoción de los comentaristas, está el compromiso con el medio ambiente. El compromiso por reducir las emisiones en el Mundial de Fútbol está bajo escrutinio.
A partir de estas afirmaciones sobre el mínimo impacto ambiental del Mundial, varias organizaciones las calificaron de «publicidad engañosa» la supuesta compensación de la huella de carbono el evento.
«Es un gran greenwashing y nada más. Ahora es un elemento positivo participar en la discusión climática y dicen que el Mundial de Fútbol será neutral en carbono para quedar bien. La verdad es que se trata de un torneo muy intensivo en carbono», aseguró a Télam Marina Aizen, de Periodistas por el Planeta.
Agregó que «el Mundial de fútbol será un catalizador de emisiones que empeorarán el cambio climático». «Ya no basta con compensar, hay que dejar de emitir. La construcción de los estadios requirió mucha energía proveniente del petróleo y todos los estadios tienen aire acondicionado, que gasta muchísima energía», subrayó.
Organismos especializados, cuestionan la contabilidad de emisiones de la FIFA y Qatar. Carbon Market Watch asegura que no están basadas en ningún mecanismo probado o científico. «Nuestra investigación revela que los cálculos utilizados hacen que el evento aparezca como neutro en carbono porque se ignoran algunas de las principales fuentes de emisiones. Igualmente, los créditos que están comprando para compensarlos tienen un bajo nivel de integridad ambiental. Lo que significa que es muy poco probable que beneficien el clima», destacó.
Qatar segundo exportador mundial de gas
En una carta abierta a la FIFA, jugadores como el sueco Elin Landström del AS Roma y organizaciones deportivas como el Union Berlin denuncian que «las afirmaciones de neutralidad de carbono o cero emisiones de la FIFA con respecto al Mundial de Fútbol son engañosas. Carecen de integridad y se basan en cálculos de contabilidad de carbono defectuosos y mecanismos de compensación cuestionables».
Marina Aizen insistió en que «el debate por el cambio climático es clave en nuestro tiempo. «Compensar es algo que no está probado. No puedes compensar sólo plantando árboles, hay que reducir las emisiones. Seguimos en una ruta suicida y peligrosa, como lo dijo el secretario general de la ONU (António Guterres) hacia un ‘infierno climático», asentó.
Francisco del Pozo Campos, responsable de Gas Fósil de Greenpeace España fue más duro en su análisis. “La FIFA otorgó este escenario mundial a un país que vive de vender combustibles fósiles para lavarles la cara y meternos más en la crisis energética», manifestó.
Añadió que no es ningún secreto que la riqueza de Qatar, el país que paga el show, proviene en gran medida de los combustibles fósiles. «Es el segundo exportador del mundo de gas natural licuado o GNL (106,1 miles de millones de metros cúbicos en 2020). También es un secreto a voces que, en plena crisis energética sin precedentes, los gobiernos europeos han invitado al emir de Qatar, Tamin Bin Hamad Al Thani, a “té con pastas”. Con la intención de que les venda el gas que no les llega de Rusia. Pedro Sánchez, Emmanuel Macron, Olaf Scholz, entre otros”, dijo.
Promesas vacías y peligrosas
El vocero de Greenpeace España destacó que “quemar gas venga de donde venga y no escoger las energías renovables y autóctonas hunde más el planeta en la crisis climática y nos hace más vulnerables energéticamente”.
«La realidad incómoda de este tipo de eventos es que genera enormes emisiones. Por un lado implica gran cantidad de infraestructura nueva. Las afirmaciones de la FIFA sobre un evento neutral en carbono son cuestionables y podrían ser engañosas por varias razones. La más importante es que el enfoque contable subestima enormemente las emisiones de una fuente principal de emisiones, la infraestructura y la construcción de estadios. Por otro lado ocasiona muchísimos movimientos intercontinentales por avión. La FIFA alienta a los aficionados y participantes a compensar sus emisiones. La experiencia ha demostrado que un número muy bajo de pasajeros de vuelo compensa voluntariamente sus emisiones. Por regla general, las promesas de neutralidad de carbono con compensaciones son promesas vacías y una distracción peligrosa de la acción climática real. La única acción para un clima más seguro es dejar de quemar combustibles fósiles», argumentó .