En la cumbre mundial del clima en Egipto, la COP27, participó una nueva agrupación: Mujeres de la Alianza del Sur Global para la Propiedad y el Clima. Respaldada por un grupo de 41 organizaciones de mujeres de Asia, África y América Latina, la naciente alianza intenta asegurar la financiación directa de asuntos climáticos para mujeres indígenas, afrodescendientes y de comunidades locales.
En la ciudad de Sharm el Sheij, estas agrupaciones dijeron que la intención es “mejorar, presionar y asegurar la financiación directa, flexible y a largo plazo de las prioridades para las mujeres y las niñas”. También las agendas que incluyen la tenencia de tierras.
Archana Soreng, activista climática de la India y parte del consejo consultor de la juventud para el cambio climático de la ONU, dijo dijo que «las mujeres indígenas, afrondescendientes y de las comunidades locales deberían liderar la acción climática, no ser las víctimas como ha ocurrido. «La financiación no debe dejar atrás a estos grupos. Trabajamos en un tema global que necesita perspectivas globales», añadió.
El grupo reconoce que la promesa de 1.700 millones de dólares para apoyar a estos colectivos en la COP26 de Glasgow es un paso. «Este dinero debe reparar no solo la falta de financiación para los indígenas y las comunidades locales. También debe abordar los derechos de las mujeres y niñas dentro, cuyo acceso a la financiación directa ha sido limitado», dijo.
La voz de las Mujeres del Sur Global
La alianza Mujeres del Sur Global se propone que el liderazgo femenino, muchas veces invisibilizado o marginado, sea tomado en cuenta con apoyo financiero. «Incluso, cuando la financiación llega a las organizaciones de mujeres indígenas, afrodescendientes o de comunidades locales tiende a ser inadecuada y de corto plazo», dijo Omaira Bolaños, directora de la Iniciativa de Derechos y Recursos.
«Es un movimiento de base, una red de apoyo, que urge a donantes y gobiernos a rectificar su trato con las comunidades indígenas y permitir el acceso directo a la financiación climática para las mujeres y niñas. La alianza, que incluye grupos de mujeres de 21 países del Sur Global, hace visible el liderazgo de estas mujeres en la conservación y la acción climática durante siglos», añadió.
A propósito de la necesidad de recursos para ese segmento de la población y de esa zona geográfica, un grupo de líderes mundiales pide reformar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Aseguran que después de 80 años de vigencia, estas dos poderosas instituciones necesitan una revisión para manejar una nueva fuerza destructiva: el calentamiento global.
Existe un impulso creciente detrás de un conjunto de ideas que reformarían esas organizaciones multilaterales. Que, con frecuencia, prestan o otorgan dinero de las naciones ricas e industrializadas a los países en desarrollo. Las propuestas, reseñó The New York Times, están ganando terreno entre los jefes de Estado, los ministros de finanzas y hasta de los líderes del Banco Mundial y del FMI presentes en la COP27.
Tiempos de cambio financiero
El actual sistema financiero global fue diseñado para tratar de aliviar la pobreza a través de préstamos o subvenciones. Pero los préstamos se basaron en el riesgo. A las naciones más ricas se les cobraron tasas de interés más bajas y se les ofrecieron mejores condiciones que a los países pobres.
El cambio climático viene causando una cascada de huracanes, inundaciones, sequías e incendios. Las naciones pobres son víctimas no solo del clima extremo, sino también de las instituciones financieras. Fueron diseñadas para un momento diferente. Están desesperados por obtener fondos afrontar los desastres climáticos y prepararse para la próxima calamidad. Están cargados de deudas, pero necesitan invertir en una transición que los aleje de los combustibles fósiles y puedan ayudar a reducir las emisiones que calientan el planeta y causan tantos daños.
Si se implementan las reformas, habría más dinero a disposición de los países en desarrollo para mitigar los efectos del cambio climático. Asimismo, para desplegar los fondos más rápido, ofrecer tasas de interés más bajas y permitirles pausar los pagos después de grandes desastres.
Los partidarios dicen que los cambios les permitirían a las instituciones atraer billones de dólares en capital privado para ayudar a las naciones a prepararse para los desastres climáticos y la transición a la energía eólica, solar y otras energías limpias. Las comunidades indígenas y los grupos femeninos, como la alianza de Mujeres del Sur Global, podrían obtener ayudas crediticias e integrarse aún más en la lucha contra el cambio climático.