Después de que los talibanes cerraron el acceso de las mujeres a las escuelas secundarias, un grupo de afganas se confabularon para crear una biblioteca clandestina con el fin de educarse y educar. En desafío al partido que gobierna gran parte del territorio el grupo llenó un sótano con estanterías con libros, mesas y sillas para hacer valer su derecho a la educación.
El sótano de un edificio de la capital Kabul esconde el gran secreto. La Zan Library (que significa «Biblioteca de mujeres») la visitan afganas que buscan educarse, una opción que les niega el islamismo talibán. Con la toma violenta del poder por los talibanes al poder, los nuevos gobernantes, contrario a lo que habían prometido, cerraron todas las escuelas secundarias para niñas. La educación de miles quedó en pausa. «Decidimos hacer algo nosotras mismas y no esperar que la comunidad internacional hiciera algo por nuestros derechos», dijo la líder del Movimiento Espontáneo de Mujeres de Afganistán, Zholia Parsi.
Un nuevo acto de rebeldía
Más de 2.000 libros llenan las estanterías del sótano del búnker de la resistencia. Llegaron ahí gracias a donaciones clandestinas de amigos, activistas, escritores, estudiantes y poetas. Sin embargo, nunca es suficiente cuando se trata de educación. Las mujeres continúan recibiendo donaciones para poder mantener la actividad y extenderla a otras provincias.
Para que los libros lleguen a la biblioteca, las mujeres deben esquivar los severos controles del gobierno de los talibanes. Parsi declaró que acceder al conocimiento «es el nuevo acto de rebeldía de las mujeres». «No vamos esperar sentadas que llegue la ayuda. Y trataremos de ayudar a todas en este momento difícil», expresó.
Acceder a los libros y al conocimiento es «una especie de protesta para mostrar a los talibanes y a la comunidad internacional que las niñas y mujeres en Afganistán tienen derecho a la educación y de participar en la vida pública».
Desde la llegada de los talibanes en 2021 las mujeres han sido las víctimas principales. Quedaron privadas del trabajo y la educación. «Desde hace meses las mujeres han sido «borradas de la vida pública», pero gracias a la biblioteca las niñas y mujeres que quieran estudiar pueden hacerlo», dijo Parsi.
El veto de los talibanes a la educación
El veto a las mujeres afganas por la corriente fundamentalista del islam se oficializó el 18 de septiembre de 2021. Después del parón escolar por la inestabilidad desencadenada por la victoria islamista y la retirada apresurada de las tropas estadounidenses, a miles de niñas y adolescentes se les prohibió regresar al colegio. A pesar de las represalias muchas protestaron la medida en las calles y no pocas quedaron detenidas, incomunicadas de sus familias y torturadas.
Aunque los talibanes han sostenido que la prohibición se debe a un «problema técnico» y que las clases se reanudarán una vez que se haya definido un programa basado en los preceptos islámicos, la prohibición continúa. Un grupo de mujeres ha buscado maneras más efectivas de manifestarse. Las afganas que forman parte de la resistencia femenina decidieron abrir un espacio con una mesa y estanterías llenas de libros para acceder a su educación, un derecho humano.. Sobre todo las niñas que cursaban la secundaria, a quienes se les prohibió asistir a la escuela.
En 2021, Pashtana Zalmai Khan Dorani, activista y maestra de secundaria, expresó que si les cerraban las escuelas de niñas daría clases por Facebook. «Y si nos quitan Internet enviaré los libros a sus casas”. La Biblioteca Zan es una muestra de que hay muchas mujeres afganas dispuestas a esquivar los canales regulares para ayudar a las nuevas generaciones a obtener la educación que les niegan los talibanes.
Mujeres afganas sin derecho a la educación y sin trabajo
Mantener la biblioteca clandestina es todo un desafío. Como todo espacio, cuenta con un alquiler mensual que por el momento tiene varios meses pagados por adelantado gracias a una organización amiga que se encargó. No obstante hay otros gastos que se deben cubrir para mantener y administrar el sitio correctamente.
Parsi también recuerda que hay muchas mujeres que estudiaron en su momento para convertirse en profesionales y en 2021 perdieron su trabajo por la llegada de los talibanes al poder. Cientos de ellas siguen a la espera de recuperar sus empleos. Mientras tanto tratan de pensar cómo pueden volver a sus puestos a través de la clandestinidad.
Otra activista llamada Laila dijo que el mundo ha caído en la trampa de los talibanes. «Engañaron a todos haciéndoles creer que no eran los mismos del primer régimen entre 1996 y 2001, cuando prohibieron la educación femenina y relegaron a las mujeres en el hogar. En el último año se ha demostrado que «los talibanes no cambian», siguen manteniendo los mismos dogmas. «Las mujeres afganas han perdido todos los logros de los últimos 20 años, y no hay futuro para ellas solo oscuridad bajo el gobierno de los talibanes», lamentó.
Desde hace un año, las niñas y mujeres afganas no tienen acceso al trabajo y a la educación. Cifras de Unicef estiman que alrededor de 3.000.000 de niñas no tienen acceso a la educación secundaria. Sin los talibanes escuchando al pueblo y sin ningún tipo de ayuda por parte de la comunidad internacional las mujeres afganas ven el futuro destruido y en tinieblas.