Emmanuel Macron se dio 100 días para armonizar el país y reiniciar su presidencia después de intensas semanas de manifestaciones contra las impopulares reformas de pensiones a principios del año. Ahora Francia se muestra sacudida, una vez más, por una ola de protestas, tras difundirse imágenes de un policía disparando a un joven de 17 años cerca de París. La sociedad, los organismos de seguridad y el gobierno están movilizados en una lucha de fuerzas por mantener la intranquilidad o recobrar la paz.
Escenas de personas prendiendo fuego a vehículos y trepando a edificios con ventanas rotas han surgido en varias ciudades, mientras que policías antidisturbios se enfrentaban ferozmente contra los manifestantes.
Todo empezó cuando un policía mató a tiros al adolescente Nahel Merzouk, de ascendencia argelina, durante una parada de tráfico en el suburbio parisino de Nanterre a principios de la semana pasada. Las imágenes del repudiado hecho, capturadas por un transeúnte, mostraban a dos agentes parados en el lado del conductor del automóvil. Uno de ellos disparó su arma contra el joven a pesar de que no parecía enfrentar resistencia.
El agente dijo que disparó su arma porque tenía miedo de que el joven atropellara a alguien con el auto, señaló el fiscal de Nanterre, Pascal Prache. Y dijo que cree que el agente actuó ilegalmente al usar su arma. Actualmente enfrenta una investigación formal por homicidio voluntario y ha sido puesto en detención preliminar.
La muerte de Nahel reavivó quejas de larga data sobre la policía y la discriminación racial en los suburbios multiétnicos y de bajos ingresos de Francia. En 2020 se produjeron altercados y tensiones con grupos islamistas.
Muerte Nahel desata protestas en Francia
Alrededor de 40.000 policías, junto con unidades de élite de Raid y GIGN, se desplegaron en varias ciudades durante la noche del 27 de junio. Con toques de queda emitidos en municipios alrededor de París y prohibiciones de reuniones públicas instaladas en Lille y Tourcoing en el norte del país. A pesar del despliegue masivo de seguridad, se reportaron daños en múltiples áreas y hechos de violencia.
A la par de esta efervescencia social surgen situaciones paralelas.
Mientras los autos se quemaban y se levantaban barricadas en algunos suburbios de París, el principal tribunal administrativo del país informó que las jóvenes no podían practicar el deporte más popular en Francia, el fútbol, mientras usaban su hiyab. El Conseil d’Etat confirmó la prohibición de la Federación Francesa de Fútbol de usar símbolos religiosos obvios, de acuerdo con el principio fundamental de laicidad o secularismo del país.
El momento del fallo y de los disturbios tras la muerte del joven Nahel fue pura coincidencia y, en muchos sentidos, los casos son diferentes. Uno involucró una parada de tráfico fatal que las autoridades francesas condenaron; el otro involucró un debate cargado sobre la visibilidad del Islam en la sociedad francesa. Pero ambos tocan temas de larga data sobre identidad e inclusión en Francia, reseñó The New York Times.
Aunque ciudadano francés, Nahel Merzouk era de ascendencia argelina y marroquí. Muchas minorías que viven en los suburbios más pobres del país creen que la policía nunca le habría disparado a un joven blanco que vive en un barrio próspero de París. Incluso si tuviera un historial de infracciones de tránsito menores, como lo hizo Merzouk.
“Somos doblemente juzgados”, dijo Kader Mahjoubi, de 47 años, quien estuvo en las protestas. “Siempre tienes que justificarte”.
Racismo y discriminación
Un funcionario de la oficina del presidente Emmanuel Macron rechazó la idea de que había dos tipos de franceses con diferentes condiciones y tratamientos. “Fue el acto de un solo hombre, y no la institución de la policía”, asentó.
Una investigación realizada por el Defensor de los Derechos Civiles de Francia, descubrió que “los hombres jóvenes percibidos como negros o árabes” tenían 20 veces más probabilidades de ser sometidos a controles de identidad policiales en comparación con el resto de la población.
La semana pasada, el portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió a Francia que “aborde con seriedad los problemas profundos del racismo y la discriminación en la aplicación de la ley”. El Ministerio de Asuntos Exteriores calificó la acusación de “totalmente infundada” y dijo que la policía francesa “lucha resueltamente contra el racismo y todas las formas de discriminación”.
Algunos expertos coinciden con la ONU. Crystal Fleming, profesora de sociología en la Universidad Stony Brook de Nueva York señaló que el detonante de todo «no es un misterio. Es racismo».
Fleming añadió que las protestas y disturbios que siguieron a los disparos mortales de la Policía fueron «una reacción al racismo francés vinculado al colonialismo». Ambos negados y borrados por las autoridades y políticos franceses, «a pesar de siglos de opresión racial de sus minorías y poblaciones colonizadas».
Las acusaciones de brutalidad han plagado durante mucho tiempo a la policía francesa. El Consejo de Europa criticó el “uso excesivo de la fuerza por parte de agentes estatales” durante las protestas contra las impopulares reformas de pensiones.
Asimismo, grupos de derechos, como Amnistía Internacional, acusan a la Policía francesa de elaborar perfiles étnicos. Y han recomendado una reforma sistémica profunda para abordar la discriminación.
No llamamos al odio ni a los disturbios
En medio de destrozos de edificios públicos, plazas y, entre otros de la quema de una biblioteca en Marsella, Francia reporta aún protestas, detenciones y una paralización subyacente de las actividades de masa previstas en estas fechas. Según Britain First, una organización política conservadora británica, el saldo aterrador de esta semana es de 3.500 detenidos, 11.113 incendios de basureros, 5.662 incendios de vehículos. Así como de 1.059 edificios quemados, 254 asaltos a comisarías, cuarteles de gendarmería y comisarías municipales y 722 policías y gendarmes heridos.
Un allegado del adolescente francés baleado por la policía, Nahel Merzouk, aseguró a la BBC que su familia no quería que la muerte del joven provocara disturbios. Pero insistió en que el uso de fuerza letal en los controles de tráfico debe cambiar.
“Nunca llamamos al odio ni a los disturbios”, afirmó el familiar. «No pedimos romper (cosas) ni robar. Nada de esto es por Nahel».
Y afirmó que convocaron a una «marcha blanca en la calle. Caminar en memoria de Nahel. Caminar, incluso estar enojado en la calle, manifestarse, pero sin exabruptos».
En lo que va del año, tres personas han muerto durante controles de tráfico de la policía y el año pasado 13 personas murieron en incidentes similares. Según Reuters, la mayoría de esas víctimas eran negras o de origen árabe.
Anais, amigo de la familia, dijo a la BBC que ser un joven negro en Francia significa «estar sujeto al racismo, la violencia y la discriminación racial a diario». Y resaltó que “¡ahora los matan! (La muerte de) Nahel fue cubierta por la prensa, pero no es la primera vez que esto sucede”, confió.
El pariente de Nahel indicó que, como resultado del caos en curso, la familia no ha tenido tiempo para sentarse y recordarlo.
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