El calentamiento global es el aliado perfecto para los letales insectos: se reproducen más rápido y en mayor número con más lugares donde vivir
El cambio climático está creando condiciones favorables para que las poblaciones de mosquitos se propaguen con mayor rapidez. A medida que los veranos se alargan y se vuelven más húmedos, estos insectos se multiplican y expanden su alcance geográfico, lo que pone en riesgo a millones de personas.
Las olas de calor, las inundaciones y las sequías extremas, cada vez más comunes, están impulsando la reproducción de mosquitos. En Europa, los casos de malaria han aumentado un 62% y las enfermedades como dengue, zika y chikungunya han crecido en un 700%. Incluso en lugares como el sur de Australia, se están enfrentando a brotes importantes de enfermedades transmitidas por mosquitos, algo que antes era raro.
La OMS considera que el dengue es la enfermedad transmitida por mosquitos más crítica en el mundo. También la que se propaga con mayor rapidez. Ha incrementado su incidencia en 30 veces durante los últimos 50 años.
El aumento de las temperaturas globales no solo amplía las áreas donde los mosquitos pueden prosperar, sino que también prolonga la temporada en la que estos insectos están activos. Cada año hay más meses propicios para la transmisión de enfermedades en regiones ya vulnerables. De los cientos de variedades de mosquitos que existen, el Aedes aegypti es el principal transmisor de estas enfermedades.
Letales y a sus anchas
Las enfermedades transmitidas por mosquitos matan a más de un millón de personas e infectan hasta 700 millones cada año. A medida que el planeta se caliente y el cambio climático alargue la temporada de mosquitos, la criatura más mortal del mundo ampliará su radio de acción y emergerá en áreas donde su número había disminuido por décadas.
La crisis climática también aumenta el riesgo de maneras más solapadas y vinculadas con el quehacer humano. En respuesta a la sequía, muchas personas almacenan agua, lo que genera nuevos criaderos de mosquitos en sus hogares.
Además, el cambio en el uso del suelo y la migración a las ciudades están aumentando la exposición de poblaciones a brotes explosivos de enfermedades transmitidas por mosquitos.
Enfermedades que transmiten
Malaria: causada por parásitos del género Plasmodium, que se transmiten a los humanos a través de la picadura. Se presenta con fiebre, escalofríos, sudoración, anemia y malestar general.
Dengue: produce fiebre alta, dolor de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolor muscular y articular, y erupciones cutáneas.
Zika: generar fiebre, dolor de cabeza, dolor articular, y erupciones cutáneas. La infección durante el embarazo puede causar problemas de salud graves en el feto, como la microcefalia. Muchas personas no presentan síntomas.
Chikungunya: incluye fiebre alta, dolor articular intenso, dolor de cabeza, dolor muscular y erupciones cutáneas.
Fiebre amarilla: se caracteriza por fiebre alta, dolor de cabeza, dolor muscular, náuseas, vómitos, y ictericia.
Virus del Nilo Occidental: produce desde fiebre leve y dolor de cabeza hasta síndrome del Nilo Occidental grave, que puede causar inflamación del cerebro (encefalitis) y meningitis.
Encefalitis equina: los síntomas iniciales pueden incluir fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y vómitos, y pueden progresar a problemas neurológicos severos como confusión, convulsiones y coma.
Migración de mosquitos
El aumento de las temperaturas globales les está permitiendo desplazarse a áreas que antes eran demasiado frías. Esto incluye regiones de Europa y América del Norte, donde su proliferación causa preocupación entre los expertos en salud pública.
Las poblaciones con menos acceso a recursos y servicios de salud tienen mayores dificultades para protegerse y tratar las enfermedades transmitidas por estos insectos. Esto incluye a las comunidades rurales y a las personas que viven en zonas urbanas marginales.
La falta de infraestructura adecuada y el escaso acceso a agua potable y saneamiento agravan la situación. Además, las comunidades vulnerables a menudo carecen de acceso a medicamentos y tratamientos adecuados, lo que aumenta la mortalidad y morbilidad asociadas a las enfermedades transmitidas por mosquitos.
Abordar las necesidades de estas comunidades es esencial para reducir el impacto del cambio climático y las enfermedades transmitidas por mosquitos. Esto incluye mejorar el acceso a servicios de salud, implementar programas de prevención y educación, y promover la justicia social y ambiental.
Los mosquitos Aedes aegypti provienen del África, pero han proliferado por regiones tropicales y subtropicales en todo el mundo.
Amenaza en Estados Unidos
En Estados Unidos, la amenaza de enfermedades transmitidas por mosquitos ha ido en aumento. Las temperaturas más cálidas y los períodos de lluvia prolongados podrían extender la temporada de mosquitos en dos meses adicionales para 2050. Esto significa más meses de actividad de mosquitos, más áreas donde pueden vivir y más lugares para que se reproduzcan.
El virus del Nilo Occidental sigue siendo la enfermedad transmitida por mosquitos más común, con 880 casos reportados en 2024. La encefalitis equina del este, aunque rara, tiene una alta tasa de mortalidad, con 13 casos graves registrados en siete estados.
Expertos están vigilando dos especies invasoras que ya se han establecido en el sureste de la nación y están comenzando a extenderse hacia el norte. Aedes aegypti y Aedes albopictus pueden transmitir varias enfermedades virales, como el Nilo Occidental y encefalitis equina. Pero a diferencia de los mosquitos que actualmente propagan esas enfermedades, ambos prefieren a los humanos. El Aedes aegypti es más eficiente en la propagación de enfermedades, pero el albopictus preocupa porque es más resistente.
A la par de estás amenazas está la posibilidad de que pueda reaparecer la malaria. En 2023 hubo brotes en Florida, Texas y Maryland que no se pudieron rastrear hasta alguien que llegaba de un país donde la enfermedad es endémica. La malaria circuló ampliamente en Estados Unidos hasta que fue erradicada en 1951. Pero si resurge tiene una ventaja a favor de su propagación: los mosquitos Anopheles que albergan el parásito ya están muy extendidos en el territorio.
Comportamiento alterado
El panorama climático extremo en el planeta está alterando significativamente su ciclo de vida, los patrones de alimentación y los hábitos de reproducción. Se están reproduciendo más rápidamente y en mayor número. Si el ciclo biológico del mosquito: huevo, larva, pupa y adulto era de 13 a 15 días, ahora se ha acortado a 5-7 días. Además, los cambios en las precipitaciones y la humedad contribuyen con la reproducción y a que aumente la cantidad de mosquitos. Estos insectos se están adaptando a nuevas fuentes de agua y a diferentes horarios de alimentación, lo que dificulta su control.
Entender estos cambios en el comportamiento de los mosquitos permitirá desarrollar estrategias de control más eficaces y adaptarse a las nuevas realidades climáticas. Las enfermedades transmitidas por mosquitos no solo ponen en riesgo la vida de las personas, sino que también imponen una carga económica significativa a los sistemas de salud.
Los costos de tratamiento y prevención de estas enfermedades son altos, y las comunidades más pobres son las más afectadas. La falta de acceso a servicios de salud adecuados y a medidas preventivas, como mosquiteros y repelentes, agrava la situación. Además, los brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos pueden colapsar los sistemas de salud, especialmente en regiones ya sobrecargadas por otras enfermedades.
Medidas de control
La investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y métodos para combatir las enfermedades transmitidas no se detienen. Se están poniendo en práctica nuevos insecticidas y mosquiteros tratados con insecticida, así como técnicas de modificación genética para reducir las poblaciones evitar que la cantidad de mosquitos aumente. La innovación en el campo de la biotecnología ofrece nuevas herramientas para enfrentar este desafío global.
Existen alrededor de 3.700 especies y más de 40 géneros de mosquitos, pero menos del 10% son responsables de transmitir patógenos perjudiciales para la salud humana.
Además, la investigación sobre los patrones de comportamiento y reproducción de los mosquitos proporciona información necesaria para elaborar estrategias de control. La colaboración entre científicos y profesionales de la salud es fundamental para avanzar en el conocimiento y la implementación de nuevas soluciones. Las tecnologías innovadoras, como los mosquitos genéticamente modificados que son incapaces de reproducirse, también están mostrando resultados prometedores.
Igualmente se están trabajando métodos naturales y autosostenibles que disminuyen la capacidad de transmisión de enfermedades. Uno de ellos se basa en la bacteria wolbachi, presente en algunos insectos. No inhibe las poblaciones de mosquitos o emplea modificación genética, pues no se altera el material genético.
Disminuir su poder transmisor de manera sustentable
La wolbachi es una bacteria extremadamente común que se encuentra naturalmente en el 50% de las especies de insectos, incluidos algunos mosquitos, moscas de la fruta, polillas, libélulas y mariposas. Tiene la cualidad de que compite con otros virus como dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla. Esto dificulta la capacidad de reproducción de esos virus dentro de los mosquitos. Además, tienen menos probabilidad de transmitirlos de persona a persona.
La bacteria vive en las células de los insectos y pasa de una generación a la siguiente a través de los huevos. Los Aedes aegypti normalmente no la portan. Mosquitos que son tratados para que sean portadores de wolbachia son liberados en poblaciones vulnerables. Hasta ahora los resultados de los análisis han arrojado que es segura para las personas, los animales y el medio ambiente.
A pesar de los avances tecnológicos, es necesario mantener programas de concientización y educación para enseñar a las comunidades cómo protegerse de los mosquitos. Esto incluye la promoción de prácticas como el uso de mosquiteros, el desagüe de recipientes con agua estancada y el uso de repelentes. La cooperación internacional también es clave para compartir conocimientos y recursos que ayuden a controlar la propagación de estas enfermedades.
Organizaciones internacionales y gobiernos deben unir esfuerzos para implementar programas de prevención y control a gran escala. Esto incluye la financiación de investigaciones, el desarrollo de tecnologías para evitar que aumente el número de mosquitos y la promoción de políticas de salud pública. La colaboración también permite una respuesta más rápida y eficaz a los brotes, minimizando su impacto.