Mondrian y De Stijl es una exposición organizada por el Museo Reina Sofía y el Stichting Kunstmuseum den Haag, con la colaboración de la Comunidad de Madrid, que aborda la obra del artista holandés Piet Mondrian (1872, Amersfoort–1944, Nueva York) en el contexto De Stijl, un movimiento junto al que marcó el rumbo del arte abstracto geométrico desde los Países Bajos e imprimió un cambio drástico de la cultura visual después de la Primera Guerra Mundial
La concepción de la belleza de Mondrian, basada en la superficie, la estructura y la composición del color y las líneas, conformó un estilo novedoso e innovador que pretendía derribar las fronteras entre disciplinas y rebasar los límites tradicionales del espacio pictórico.
De Stijl (El Estilo), la revista homónima creada por el pintor y crítico Theo van Doesburg, fue la plataforma para difundir las ideas de esta nueva plástica y superar el tradicional provincialismo holandés. El primer número salió en 1917 y, hasta 1931, la publicación ofreció información sobre el desarrollo del arte abstracto a escala internacional. Piet Mondrian, que nació 15 años antes que el resto de los componentes de De Stijl, fue el patriarca de este movimiento.
Los integrantes de De Stijl perseguían un mundo que, gracias a la colaboración entre todas las disciplinas, pudiera abolir la jerarquía entre las artes.
Pretendían así que estas se liberaran, se mezclaran y pudieran dar lugar a algo nuevo, una realidad que se adaptara mejor a la tendencia que empezaba a vislumbrarse: la modernidad. Creadores internacionales adoptaron este enfoque multidisciplinar y desarrollaron un intenso trabajo conjunto. Se trataba de un proyecto en el que sus participantes se comunicaban a través de la revista y mediante cartas.
La muestra, que se enmarca dentro de la conmemoración del 30 aniversario del Museo Reina Sofía, revisa desde esta perspectiva la trayectoria y enorme influencia de Mondrian, considerado junto a Picasso como la gran figura de referencia de la modernidad. Una idea que corrobora en el catálogo de la exposición su comisario, Hans Janssen, al señalar que “existen razones de peso para afirmar que Piet Mondrian, un héroe en las artes visuales, es el artista moderno por antonomasia”.
Mondrian y sus compañeros de De Stijl operaban en un mundo en el que también se desarrollaban otras corrientes artísticas. De ahí que en cada una de las nueve salas de la exposición se ponga en diálogo la filosofía de este movimiento con otras iniciativas de la época que perseguían crear un arte genuinamente contemporáneo.
Así, el público que visite la exposición podrá contemplar 95 obras, 35 de Mondrian y 60 de artistas de De Stijl como Theo van Doesburg, Bart van der Leck, Georges Vantongerloo o Vilmos Huszár, entre otros, así como diversa documentación de la época (ejemplares de De Stijl, correspondencia, fotos, catálogos, etc.).
Los inicios de Mondrian
La exposición inicia su recorrido con una sala dedicada a los primeros pasos de Mondrian. El artista comenzó su carrera en 1892 como pintor de bodegones y paisajes holandeses, un género clásico que durante casi 20 años le permitió adquirir una increíble pericia pictórica.
Obras tempranas como Naturaleza muerta con naranjas (1900) o Tarde en el Weesperzijde (1901- 1902) que pueden verse aquí, son piezas de corte naturalista y simbolista en las que Mondrian se muestra como un pintor que poco a poco va incorporando influencias de corrientes artísticas emergentes, como el puntillismo, el fauvismo y el cubismo.
Para explicar el entorno en que se desenvolvía Mondrian y las influencias recibidas antes del desarrollo del movimiento De Stijl, en una segunda sala se aborda también la fuerte sensibilidad que existía en esta época en Holanda en relación a la función social del arte y, en particular, respecto a la disciplina de la arquitectura.
El artista comenzó su carrera en 1892 como pintor de bodegones y paisajes holandeses, un género clásico que durante casi 20 años le permitió adquirir una increíble pericia pictórica.
De Stijl (El Estilo), la revista homónima creada por el pintor y crítico Theo van Doesburg, fue la plataforma para difundir las ideas de esta nueva plástica y superar el tradicional provincialismo holandés.
De hecho, el ímpetu innovador de De Stijl en 1916 surge en gran medida de esta particular devoción por el espacio arquitectónico y de proyectos colectivos como el emprendido entre 1986 y 1903 por el arquitecto Hendrik Petrus Berlage para el nuevo edificio de la Bolsa de Ámsterdam, en el que consiguió implicar a pintores, escultores, poetas y escritores. Así, el espectador podrá observar aquí ejemplos de diversos diseños del propio Berlage y de otros autores como Karel Kerken realizados a principios del siglo XX para interiores, edificios o planes urbanísticos de ciudades como La Haya, Leipzig o Amsterdam.
El siguiente espacio vuelve a retomar la obra de Mondrian mostrando trabajos como Noche de verano (1906-07) o Paisaje grande (1907-08), ambientes sosegados, depurados y de gran expresividad que señalan a un artista que cree en el progreso, en un mundo que puede ser mejorado a través del arte.
Se trata de obras que Mondrian tuvo la oportunidad de exhibir a modo de retrospectiva en el prestigioso Stedelijk Museum en Ámsterdam en 1909.
Para concluir este apartado dedicado a las distintas etapas de Mondrian previas a su vinculación con De Stijl, la muestra indaga en la búsqueda de la “belleza universal” que perseguía el holandés y que le motivó a viajar a París en 1911.
Composición no II (1913), exhibida en la cuarta sala de la exposición, es una de las primeras pinturas que le satisfizo en este sentido.
A este respecto Mondrian escribió: «En el arte plástico, la realidad solo puede expresarse a través del equilibrio del movimiento dinámico de la forma y el color, y los medios puros (limpios de funcionalidades de representación) ofrecen la forma más eficaz de conseguirlo».
Según el comisario de la muestra, Hans Janssen, “nació entonces un nuevo lenguaje plástico que, cuatro años después fue bautizado como Neo-Plasticismo, el arte de De Stijl”.
Propuestas rompedoras
Durante la Primera Guerra Mundial, Mondrian se siente parte de una multiplicidad de intentos de desarrollar un lenguaje plástico que sea al mismo tiempo sencillo y estructurado, y que haga patente el espacio ilusorio de la obra de arte como realidad accesible para cualquiera.
Como se puede apreciar en las tres siguientes salas de la exposición, centradas ya de lleno en el movimiento De Stijl, en aquel momento otros creadores como Gerrit Rietveld, Vilmos Huszár o Georges Vantongerloo coinciden con Mondrian en esta búsqueda de un nuevo arte completamente abstracto que apele directamente a las emociones.
Es entonces cuando Theo van Doesburg consigue aunar estas fuerzas en la revista De Stijl, nacida en 1917. Los comienzos del movimiento muestran la enorme diversidad en el afán experimental de los artistas del grupo, como el espectador puede observar en Composición 1917, no 2 (Carro de perro) (1917), de Bart van der Leck.
Para todos ellos, las formas de expresión tienen como único objetivo la modernidad. De esta manera, una maqueta de arquitectura, como las que se pueden contemplar en esta parte de la exposición de Theo van Doesburg y Cornelis van Eesteren, o incluso una silla, pueden convertirse en esculturas.
Este aspecto experimental y la diversidad de un trabajo colectivo realizado como si se tratase de un taller virtual de debate, fue la fuerza del movimiento, pero también, como se descubriría al poco tiempo, y como refleja la exposición, su debilidad.
De hecho, en la década de 1920, lo que inicialmente se podía entender como un unánime movimiento utópico hacia el proyecto común de un arte realmente abstracto, se convirtió en un crisol de opiniones y concepciones del arte en continuo combate. Lo que permaneció fue la imagen de un “estilo internacional” en el que la abstracción, la fuerte reducción de recursos plásticos y la geometría eran las características comunes, pero los caminos se diversificaron.
De Stijl (El Estilo), la revista homónima creada por el pintor y crítico Theo van Doesburg, que la plataforma para difundir las ideas de esta nueva plástica y superar el tradicional provincialismo holandés.
Van Doesburg, por ejemplo, lanzó en 1927 su propio estilo nuevo, el elementarismo, y en obras como Composición emanada de la hipérbole de equilibrio xy=k con acuerdo de vert et rouge (1929), de Georges Vantongerloo, el público puede apreciar en esta parte de la exposición cómo, a diferencia de Mondrian, que desarrolló sus pinturas de manera completamente intuitiva, este otro artista de De Stijl fue más sistemático en su enfoque, partiendo de una fórmula matemática para crear este cuadro.
Tras todos estos avatares, De Stijl entró en declive a mediados de los años treinta. Solo Mondrian siguió destacando en el panorama artístico internacional. Los demás creadores apenas tuvieron mayor reconocimiento, en parte porque el optimismo en relación con la idea de un nuevo mundo se había atenuado en la segunda mitad de los años veinte, y en parte porque las tendencias figurativas se habían vuelto a imponer.
Un arte siempre nuevo
La exposición se cierra con dos salas dedicadas a las últimas etapas de Mondrian quien, aunque en 1922 pensaba que el experimento abstracto había acabado ya, siguió trabajando con el reducido repertorio de recursos visuales que manejaba (líneas horizontales y verticales que delimitan planos de color blanco, rojo, amarillo o azul) para descubrir con asombro la infinitud de oportunidades compositivas ocultas que eran posibles.
Su gran habilidad consistió precisamente en el uso de estos recursos limitados. Así, al final de los años veinte le fascinó cada vez más engarzar formas, pero en la década de los treinta sustituyó el equilibrio más clásico de sus composiciones por un equilibrio dinámico, como puede advertirse en Composición C (no III) con rojo, amarillo y azul (1935).
Finalmente, en 1940 Mondrian emigró a los Estados Unidos, donde se llevó 17 pinturas que había realizado durante su estancia en París en los años anteriores en las que se superponían densas cuadrículas de líneas horizontales y verticales, como el espectador puede apreciar en Cuadro II (1936-43). Mondrian comenzó a cambiar estas pinturas y su lenguaje visual una vez más, introduciendo bloques de pintura de color que se movían libremente para complicar la estructura rítmica de su arte, algo que persiguió hasta el final de su vida.
Una trayectoria de experimentación continua
Piet Mondrian nace con el nombre de Pieter Cornelis Mondrian el 7 de marzo de 1872 en Amersfoort (Países Bajos). En mayo de 1892 participa en la exposición anual de la Genootschap Kunstliefde, sociedad artística de Utrecht. Ese mismo año comienza a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Amsterdam (Rijksakademie van Beeldende Kunsten), donde empieza a experimentar a partir de la tradición de la pintura paisajística holandesa y el simbolismo, y a ejercer como profesor.
Al final de los años veinte le fascinó cada vez más engarzar formas, pero en la década de los 30 sustituyó el equilibrio más clásico de sus composiciones por un equilibrio dinámico, como puede advertirse en Composición C (no III) con rojo, amarillo y azul (1935).
En 1907, el conocimiento de la obra de los pintores posimpresionistas cambia por completo sus antiguas nociones sobre el color, cuyo tratamiento aborda a partir de entonces de manera mucho más audaz. En enero de 1909, Mondrian tiene la oportunidad de exponer en el prestigioso Stedelijk Museum en Ámsterdam junto a Jan Sluijters y Cornelis Spoor, y ese mismo año se une a la Sociedad Teosófica. Entre 1909 y 1910 experimenta con las técnicas puntillistas antes de volcarse plenamente en el cubismo en 1911.
Impactado tras ver una exposición con obras de Braque y Picasso en el Moderne Kunstkring del Stedelijk Museum decide mudarse a París. Instalado en la capital francesa, su obra respeta en un principio los preceptos cubistas, aunque desde 1913 experimenta un claro avance hacia la abstracción. Mondrian se encontraba visitando los Países Bajos cuando estalla la Primera Guerra Mundial en 1914, lo que le impide volver a París.
Durante ese periodo en Holanda, restringe aún más el uso de colores y formas geométricas en su trabajo. Allí conoce a Theo van Doesburg, y junto a él y otros dos artistas (Van der Leck y Huszar) fundan en 1917 la revista y el movimiento De Stjil, pretendiendo un rechazo completo de la realidad circundante como referente de la obra y la reducción del lenguaje pictórico a sus elementos básicos, lo que el propio Mondrian bautizaría como neoplasticismo.
Los preceptos de De Stijl extendían también los principios de la abstracción de la pintura y la escultura a la arquitectura y el diseño gráfico e industrial. En julio de 1919 vuelve a mudarse a París, donde expone junto a De Stijl en 1923. Unas disputas artísticas con Van Doesburg lo llevan a abandonar el grupo en 1925 y posteriormente expone junto al movimiento Círculo y cuadrado (con artistas como Joaquín Torres García o Fernand Léger) en 1930 y se une a la asociación de artistas abstractos Abstraction-Création en 1931.
Unas disputas artísticas con Van Doesburg lo llevan a abandonar el grupo en 1925 y posteriormente expone junto al movimiento Círculo y cuadrado (con artistas como Joaquín Torres García o Fernand Léger)
La inminente Segunda Guerra Mundial obliga a Mondrian a huir de París a Londres en 1938, y tras una breve aunque fructífera estancia de dos años en la capital inglesa, se muda a Nueva York en 1940.
Allí se une a la asociación American Abstract Artists y sigue publicando textos sobre neoplasticismo. Su obra en esta última etapa se ve muy influida por el dinamismo de la vida urbana y los ritmos de la música estadounidense. En 1942 tiene lugar su primera exposición individual, en la Galería Valentine Dudensing de Nueva York. Mondrian muere en esa ciudad el 1 de febrero de 1944.
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