Los científicos están cada vez más convencidos de que el SARS-CoV-2 ha llegado para quedarse. Las jornadas de vacunación avanzan en todo el mundo, sin embargo, muchas de las restricciones se han mantenido a lo largo de 16 meses. Una de ellas es el uso y la efectividad de las mascarillas o tapabocas como medida de bioseguridad para detener propagación de la COVID-19 al evitar transmitírsela a los demás.
Desde hace meses, muchos debaten sobre si son realmente necesarias las mascarillas una vez que todos estemos vacunados. Ciertas localidades han quitado la obligatoriedad, especialmente cuando se está al aire libre. Pero los científicos apoyan que se mantenga su uso como una forma de contener la propagación del virus, incluso en áreas donde las tasas de vacunación son altas.
Una medida económica y efectiva
Para determinar si las mascarillas siguen siendo efectivas tras la inmunización contra la COVID-19, la prestigiosa revista académica Proceedings Of The Royal Society a Mathematical, Physical and Engineering Sciences, publicó un estudio científico en el que utilizan moldeados matemáticos. Los autores concluyen que el “uso generalizado de mascarillas por parte de la población, en combinación con el distanciamiento físico o con periodos cortos de confinamiento, resulta un elemento válido para contener la pandemia de la COVID-19”.
Uno de los aspectos más sorprendentes del estudio es que incluso usando mascarillas defectuosas o mal puestas siguen manteniendo su eficacia en un 50%. El modelo matemático propuesto tiene en cuenta el sistema de transmisión del virus, que incluye a pacientes asintomáticos y una gran capacidad de dispersión en ciertas condiciones como son espacios cerrados y poco ventilados y personas sin protección respiratoria.
Los autores además destacan que el uso de las mascarillas es una de las medidas más económicas para frenar los contagios, por tanto pueden ser fácilmente utilizadas también en países de bajos y medios ingresos y por largos períodos de tiempo, pues no se sabe con exactitud cuándo acabe la pandemia.
Las mascarillas siguen siendo necesarias
En mayo pasado, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, dijo que el país había llegado al «gran día» de levantar la recomendación de las mascarillas para las personas totalmente vacunadas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) apoyaron la decisión, pero esto le dio la idea a la gente de que la pandemia estaba llegando a su fin. Poco después llegó la variante Delta al país, y trajo de nuevo la preocupación.
Ante el aumento de casos por la variante Delta en EE UU, los CDC recomendaron el uso las mascarillas. Especialmente en espacios cerrados y aún cuando estén todos vacunados. También recomendaron que los alumnos usen cubrebocas en su regreso a las escuelas.
Desde el comienzo de la pandemia, el uso de las mascarillas en los EE UU ha sido muy controvertido. Incluso ha llegado a ser un tema de debate en los juzgados. Tal es el caso de Tallahassee, capital política de Florida, donde actualmente se estudia la legalidad del mandato que limita el uso de mascarillas en escuelas públicas a la decisión de los padres.
Mientras tanto, el superintendente de Miami-Dade, Alberto Carvalho, ha dicho que la decisión se tomará en base a lo que recomiendan los médicos. Esto podría anticipar una decisión favorable al uso de mascarillas. Pero esto traerá cientos de acusaciones, demandas y amenazas por parte de algunos padres.
Fundamentales para el regreso a clases
El próximo 25 de agosto, el Ministerio de Educación español se reunirá con las comunidades autónomas para ajustar el protocolo anticovid en vigor durante el curso 2021-2022. Las medidas incluyen el uso generalizado de la mascarilla desde los 6 años y los grupos «burbuja» hasta los 12 años. Mientras que la distancia podrá pasar de 1,5 a 1,2 metros.
En cuanto a los recesos y actividades al aire libre, el alumnado debe respetar la distancia social. Sin embargo, podrán no usar la mascarilla, pero sujeto a su vez a la evolución de la situación. De todas formas, las medidas tendrán «un seguimiento constante desde el inicio de curso por si fuera necesario implementar nuevas», según fuentes ministeriales.
Mascarillas innovadoras para usarlas todo el tiempo
Una mascarilla quirúrgica tarda entre 300 y 400 años en degradarse. Por ello, la empresa española Mascarillas Béjar ha creado diseños que se descomponen en abono en un plazo de aproximadamente ocho semanas. También reducen un 62% las emisiones contra el cambio climático. Esta es la primera solución de este tipo ideada en Europa, y se consiguió utilizando PLA, un material biodegradable proveniente del maíz, la yuca o la patata.
A diferencia de las mascarillas FFP2 y mascarillas quirúrgicas tradicionales, las nuevas mascarillas ecológicas deben desecharse en contenedores orgánicos para que se puedan descomponer correctamente. Su precio es de entre 0,40 y 0,70 euros la unidad y se pueden conseguir fácilmente en su página web.
Por otro lado, un enfermero de Alicante ha creado una mascarilla con acceso para comer y beber sin necesidad de retirarla. Este nuevo invento tiene un compartimento que permite la entrada y salida de utensilios, incluidos en el mismo kit. Está hecha del mismo material de las mascarillas FFP2, pero tiene dos aberturas, una anterior y otra posterior, que disponen de una compuerta, quedando siempre una abierta y otra cerrada de forma alternativa, a través de un mecanismo manual.