Un cazador furtivo, responsable de la muerte de más de 500 elefantes desde 2008, fue declarado culpable de tráfico de marfil e intento de asesinato. Mobanza Mobembo Gerard recibió una condena de 30 años de prisión con trabajos forzados en la República del Congo.
El caso se ha considerado un hito en la lucha para hacer que los criminales de la vida silvestre rindan cuentas. Su juicio y sentencia la semana pasada marcaron la primera condena penal de un traficante de vida silvestre en la República del Congo.
Crímenes crecientes
Mobanza Mobembo Gerard, conocido como Guyvanho, dirigió expediciones de caza furtiva que resultaron en la muerte de cientos de animales, de acuerdo con la Wildlife Conservation Society (WCS).
Los cargos de intento de asesinato en su contra estaban relacionados con un incidente de 2018. Su grupo de cazadores furtivos presuntamente disparó e hirió a miembros de una patrulla de guardabosques en el Parque Nacional Nouabale-Ndoki.
A principios de ese año, a Mobanza Mobembo Gerard y varios otros miembros de su equipo se les cercó en una operación dirigida por los guardabosques del Parque Nacional Nouabalé-Ndoki. Se produjo un tiroteo. Guyvanho logró escapar, pero las autoridades arrestaron a tres miembros de su equipo.
Sus declaraciones proporcionaron motivos suficientes para dictar una orden de detención en su contra. Además de la cantidad de elefantes muertos, este incidente demostró la voluntad de este grupo de responder con violencia cuando se le desafía. Este hecho fue indicativo de una tendencia al aumento del uso de la fuerza por parte de las bandas de caza furtiva de elefantes en el Parque y sus alrededores.
Cazador cazado
En mayo de 2018, Guyvanho fue arrestado y enviado a prisión en la ciudad provincial de Ouesso en espera de juicio. Sin embargo, el 2 de junio de 2018, 12 días antes del juicio, escapó de la cárcel. No obstante, el proceso siguió adelante. Se le condenó, en ausencia, a 5 años de prisión con una multa de 5 millones de francos centroafricanos (aproximadamente 7.600 euros).
Se emitió una nueva orden de arresto y se monitorearon los lugares que se sabía que Guyvanho usaba, pero no se avanzó en su captura. Sin embargo, fue identificado como participante en una serie de cacerías posteriores, cada una de las cuales incluyó intercambios de disparos con los guardaparques.
Una especie en peligro
El Parque Nacional Nouabalé-Ndoki cubre 4.000 kilómetros cuadrados en el norte del país. Su densa selva tropical de tierras bajas ha sido un refugio para los raros elefantes del bosque de la región. En 2010, a estos ejemplares se les declaró como una especie separada del elefante africano de la sabana.
En 1980, había más de un millón de elefantes en África. Pero ahora llegan apenas a 300.000. Además de ser víctimas de la demanda de marfil, principalmente de China, se les persigue cada vez más al entrar en contacto con poblaciones y asentamientos humanos en expansión.
Un trabajo conjunto
«La sentencia es la culminación de más de tres años de trabajo de la Unidad de Delitos contra la Vida Silvestre y el Departamento de Lucha contra la Caza Furtiva del Parque Nacional Nouabalé-Ndoki», declaró la WCS a través de un comunicado.
«Esta condena sin precedentes en el tribunal penal es un hito importante en la protección de la vida silvestre en la República del Congo», agrega la organización con sede en Nueva York.
Anteriormente, todos los delitos ambientales se juzgaban en los tribunales civiles donde la pena máxima bajo la ley de vida silvestre era de cinco años. «La sentencia de hoy envía un mensaje extremadamente fuerte de que no habrá tolerancia para los delitos contra la vida silvestre y se les procesará al más alto nivel».
Para WCS, «la sentencia de hoy servirá de disuasión para los posibles delincuentes, los que pasarán un mal rato si infringe las leyes sobre vida silvestre y pone en peligro a los guardaparques y la seguridad nacional del Congo».
Un funcionario del tribunal del distrito de Sangha declaró que este veredicto también confirma el hecho de que estos grupos de caza furtiva, son «bandas criminales bien organizadas que operan en nuestros bosques».
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